Capítulo VII. Sin mirar atrás

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El autobús aguardaba a unos metros impaciente por Will. Las bicicletas de Mike y Nancy —habían tomado prestada la de la chica para llevarlo hasta allí y ella con gusto accedió— descansaban junto a la banqueta, y al contemplarlas de reojo despertaban en ambos jóvenes recuerdos de una mejor época. De aquella donde la palabra complicado solo tenía significado en las tardes de Dragones y Mazmorras.

Esa mañana en especial se sentía gélida, y la visión de Hawkins después de ser azotada en lluvia no ayudaba a mejorarla.

Will se había despedido durante el desayuno de la familia Wheeler, lo habían adelantado a las siete de la mañana para poder compartirlo con él; ahora, por más que lo intentaba, no lograba encontrar una sola excusa para hablarle al chico que le había obsequiado su primer beso. Ni siquiera podía mencionarle que le agradeciera a su familia por recibirlo, ya que él mismo lo había hecho antes de salir.

El silencio parecía ser una figura tangible entre ellos, alargada y robusta, impidiendo que se dirigieran la palabra.

Después de que Will abriera la boca y volviera a cerrarla varias veces seguidas sin alcanzar a emitir algún sonido comprensible, por fin el chofer anunció que ya podía abordar y desistió de continuar haciendo el ridículo. Como asegurándose de que su mochila era la auténtica, se la quitó y revisó el contenido, solo fue un pretexto que se inventó para estar con Mike hasta el último segundo.

No habían tenido la oportunidad de conversar sobre lo ocurrido, tampoco es que Byers esperara que lo hicieran; era consciente que aquello no debió pasar, pero igual le hubiese gustado que lo mencionara. 

Cuando se separaron y quedaron atrapados en medio de tinieblas, se vieron obligados a subir y permanecer en la sala, esperando que los rayos se alejaran y la lluvia disminuyera, pero el único que se debilitó fue Mike. 

Acostumbrando la vista a la oscuridad Will distinguió como el chico fue quedando dormido, hasta que por completo la consciencia le abandonó.

Y contrario a lo que creyó, no lo odió ni le tuvo envidia de que pudiese dormir después de aquello, tan solo permaneció sentado en el sillón frente a él, con las piernas frente a su pecho y la barbilla recargada en sus rodillas, con las mejillas ardiendo y la sensación extraña de estar encerrado en las mismas cuatro paredes con la persona que le gustaba. Porque al día siguiente sería diferente, no lo volvería a ver dentro de algún tiempo, quién sabe, igual pasaría mucho más tiempo de lo que podía imaginar.

La fila de pasajeros fue desapareciendo, pronto el último subió y Will entendió que había llegado la hora de marcharse.

Mike ni siquiera pareció notarlo, hasta que el otro avanzó en dirección al autobús fue cuando le prestó atención. Quería desearle buen viaje y decirle que volviera pronto, pero mientras más se alejaba más se le dificultaba hablar. Al final, lo vio subir sin mirar ni una sola vez atrás y elegir un asiento donde apenas lo pudo observar desde abajo.

Su mano quemó para que la elevara e hiciera el saludo universal de "adiós", pero el resultado fue el mismo, hasta que el autobús desapareció fue capaz de reaccionar.

Sentía como si acabara de despertar de un largo sueño, incluso sentía aquel letargo en sus pensamientos y movimientos.

En conclusión, seguía sin creer que Will lo hubiese besado, que él le hubiese correspondido y que al final lo dejara ir. Pero no sabía cómo detenerlo, ni siquiera sabía lo que él mismo ya debería saber. Estaba confundido, demasiado, y necesitaba olvidarlo todo, dejar de pensar y abandonarse a la ignorancia o al vacío, porque de seguir así no podría continuar.

¿Qué le había dicho Will antes del beso?

«No estoy preparado para su rechazo». «Tal vez le gusta alguien más». «En realidad hasta ahora solo me ha gustado un chico».

¿Se refería a él? ¿Era él esa persona de la que estuvo hablando todo el tiempo?

¿Y si solo lo besó para callarlo?

Pero lo sintió real, mucho más significativo que mil palabras juntas en la misma oración y un millón de explicaciones con lógica.

¿Qué debería hacer? ¿Qué debió haber hecho?

Solo lo había ignorado, y ni siquiera se despidieron con propiedad. No estaba listo, todavía, para actuar, si lo hacía seguro después se arrepentiría.

[...]

A un par de kilómetros de distancia, Will se hundió en el asiento, atrajo con fuerza el aire a sus pulmones y lo expulsó con suma lentitud.

Era curioso, pero no sabía que los sueños te pudiesen hacer llorar.

Había cumplido uno de sus más grandes sueños y estaba llorando por ello.

N/A: Aquí termina la primera parte, la segunda transcurrirá tiempo después, y aún está en proceso de creación, solo sé que no será larga, quizá dos o tres capítulos más

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N/A: Aquí termina la primera parte, la segunda transcurrirá tiempo después, y aún está en proceso de creación, solo sé que no será larga, quizá dos o tres capítulos más. 

Yo soy feliz escribiendo y me alegra enterarme cuando alguien más se anima a leer esta historia 

Dreams will make you cryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora