Capítulo II

1.3K 194 7
                                    

Se encontraba aburrido observando a los humanos mientras cumplía con su deber en una noche como cualquier otra, cuando de pronto escuchó los rezos de una joven que recitaba aquel conjuro que tanto le disgustaba pero que desde antaño era utilizado para clamar por la ayuda de la luna.

Con el pasar de los años el recibir oraciones se volvió algo bastante infrecuente, razón por la cual aquello llamó su atención, bajando a la tierra en la única forma que podía durante las noches, como un haz de luz.

La chica en cuestión buscaba amor, un deseo de los más comunes pero también uno de los que mayor costo tenían, razón por la cual muchos desistian, por ello se sintió sorprendido de que la chica accediera y, aunque nunca lo admitiría, algo molesto de que a pesar de su impacto inicial accediera con tal fervor a entregar a su primogénito a cambio del amor de un hombre, de uno en específico.

Aquello también despertó su curiosidad pues suponía que el hombre en cuestión debía ser alguien con al menos una cualidad excepcional como para que ella, una mujer hermosa y joven, estuviera dispuesta a tanto. Fue la intriga la que le llevó a visitar el pueblo con su forma humana, la que pocas veces utilizaba.

Cuando vio al hombre su presencia y obvio atractivo le embeleso por un instante, Steven Rogers era su nombre, hombre alto de cabellos como el sol que cada día iluminaba el bosque, con un físico bien proporcionado que evidentemente se debía al trabajo duro, pero no fue aquello lo que le había cautivado sino que fueron los amables y hermosos iris azules que atravesaron su alma cuando por un efímero momento sus miradas se encontraron.

A partir de entonces, comenzó a visitar cada cierto tiempo el bosque donde este vivía, siempre escondido entre los árboles que rodeaban la cabaña. Siempre observándole en la lejanía, en soledad.

Se descubrió a sí mismo admirando a aquel individuo durante sus actividades matutinas, ya sea al cortar la leña, al alimentar a sus animales o incluso mientras cuidaba su pequeño huerto.

Al principio Anthony se decía que era simple curiosidad, que solo lo hacía para apartar un poco el aburrimiento de sus días en soledad, sin embargo, pronto se dio cuenta de que lo deseaba pues este despertaba no solo a su aletargado corazón sino que también a su libido, anhelando que los besos y abrazos que le daba a la chica rubia fuesen dirigidos a él.

Sabía que sería imposible para él tener el más mínimo acercamiento con el ojiazul, puesto que gracias al deseo que le concedió a Sharon este la amaría a ella hasta el final de sus días, pero, ¿era tan malo tener aquellos sentimientos? una voz en su cabeza, quizás su conciencia , le decía que sí, que era una mala idea sobre todo cuando ambos pertenecían a mundos diferentes.

A pesar de sus crecientes sentimientos se mantuvo al margen durante aquellos meses, siendo sólo un observador a la distancia ; a veces con su forma humana, otras como un haz de luz y unas más admirandole desde lo alto del cielo.

Creyó, ingenuamente, que con el pasar de las semanas los sentimientos que tenía desaparecian pero, para su disgusto, estos parecían cobrar fuerza con el correr del tiempo, fue entonces, en lo que él mismo describiría como un acto de egoísmo puro, que tomó una decisión un tanto drástica y que, estaba seguro, le acarrearía problemas en un futuro próximo, usando su magia para obtener algo para sí mismo, algo que nunca había hecho puesto que sus poderes le fueron otorgados para realizar favores a las personas y no usarse en beneficio propio.

El momento de cobrar la deuda llegó meses más tarde, así que bajó a la tierra cuando los primeros rayos de sol despuntaban en el horizonte, aguardando entre los árboles mientras enviaba a uno de sus haces luminosos hacia la cabaña para estar al pendiente del nacimiento del primogénito de la rubia. Fue gracias al haz de luz que vio la situación en la que Sharon se encontraba, decidiendo entonces que podría esperar un poco más antes de tomar la ofrenda que su favor ameritaba.

Hijo de la luna (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora