Hijo de la luna (Stony)

Epílogo

Esto es un capítulo especial, que en realidad no estaba planeado, pero es dedicado con mucho cariño para todas las bellas personitas que se tomaron el tiempo de leer esta historia.

Un agradecimiento especial a @hannaSweet19 quien me dio la idea en su comentario, espero no te moleste.

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Muchas cosas sucedieron desde el fatídico día en el que un buen hombre había perecido en manos de aquellos que alguna vez le conocieron, le vieron crecer y convertirse en una persona de bien, cuyo único error fue cruzarse en el camino de los guardianes del Sol y la Luna, algo que nunca esperó, que nunca quiso.

"Los guardianes no deben dañar a los humanos."

Era la regla más importante que Christine y Anthony debían seguir a pesar de todo, aquella que motivó a la chica a utilizar al pueblo para obtener su venganza, creyendo ingenuamente que al hacerlo quedaría impune.

Sin embargo, los dioses no vieron con buenos ojos su treta, tomándola como una burla y una ofensa hacia ellos por lo que decidieron castigarla. Le arrebataron su forma humana, evitando así que volviera a bajar a la tierra y manipular a alguien para satisfacer sus deseos egoístas.

Pero aquel no fue su único castigo, sino que también la reunión que se daba lugar cada cinco años entre ellos en la forma de un eclipse, se acabó, ya que de aquellos trágicos amantes no quedaba nada.

Dicha sanción no afectó únicamente a la rubia sino que también al pueblo, ya que a partir de entonces vivían en la incertidumbre porque dicho fenómeno era de suma importancia para ellos que confiaban ciegamente en sus leyendas y múltiples supersticiones. Siendo una disputa recurrente entre los que habían sido partícipes de la muerte de Steve y aquellos que no, reprochándose constantemente el haber confiado en una desconocida que bien podría haber mentido.

¿ Y si lo que hicieron enfureció más a los dioses?

La duda y el temor desencadenaron querellas que poco a poco tuvieron efectos negativos, siendo, de alguna forma, los causantes de sus propias desgracias y decadencia ante su ignorancia.

[...]

Hoy día, Anthony y su hijo vivían una existencia tranquila en una cabaña en medio de un bosque lejano, a una distancia prudente del resto de la civilización, evitando así ser molestados por ojos curiosos pero también lo suficientemente cerca de estas como para disfrutar de vez en cuando de los pequeños placeres que ofrecían.

¿Cuánto tiempo habían pasado juntos desde la muerte de Steve?

Veinticinco años para ser exactos.

Aunque el tiempo parecía haberse detenido para Luan quien conservaba la apariencia de un joven de no más de 18 años; alto y de sedosos cabellos castaños, ojos de un intenso azul que no tenían comparación pero sobre todo poseedor de una hermosa apariencia, siendo tan apuesto como Anthony pero con una musculosa contextura que se asemejaba tanto a la de su rubio padre.

Al principio Tony se había preocupado al ver como este parecía no envejecer después de llegar a la adolescencia ya que nunca pensó en los efectos que su intervención mágica podría tener en su hijo.

Un día, se armó de valor para contarle la verdad al ver que el muchacho no parecía presentar objeción alguna a su aparente juventud eterna.

— ¿Me odias?

Había preguntado Tony al revelarle todo acerca de su origen; el deseo de Sharon, el costo de este, así como el hecho de que él era hijo suyo y de Steve, y cómo el amor que sintió por el rubio había sido la causa de su trágica muerte.