Capítulo 1

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Se encontraba cómodamente acostado en el sillón mientras miraba la televisión, atento a un programa en donde se juega con la mente de las personas a través de ilusiones, muy famoso por supuesto, por lo que a los sujetos les atrae mucho y uno de ellos, precisamente el fan número uno era Chittaphon, quien comía palomitas como si estuviera viendo una película en un cine.

- ¡Hijo!- Alguien gritó -Por favor ayúdame, tus tíos y tus primos están por llegar- La mujer exclamó casi histérica, tenía mucho que hacer y no sabía si el tiempo le alcanzaría.

- ¡Pero mamá, para eso están las empleadas! -Gritó, levantando la cabeza para meterse un montón de palomitas en la boca con ayuda de su mano, pero no resultando muy bien ya que solo consiguió escupir algunas porque la garganta le picó.

-Si- Ella respondió con un suspiró -Pero les di el día libre. Hoy será una comida familiar muy importante y no consideré correcto mantenerlas trabajando un día feriado cuando yo puedo hacer lo mismo, además que nadie puede...

- ¡Yah! Mamá, pero será tu culpa que yo ande triste por la vida- Se puso de pie, quitando las palomitas de su ropa -Ahora estaré de muy mal humor ya que no me dejaste ver mi programa favorito y sabes que no habrá repetición hasta el próximo mes. ¡Próximo mes! Será eterno- Exageró con sus manos.

Su madre solo se reía. Aún no podía creer que su hijo tuviera una cara tan tierna con una voz tan angelical y a la vez un carácter de los mil demonios -Aprovecha de hacer todo de buena manera, sino, ya sabes lo que pasara y sé que no te gustará- En ese instante a Chittaphon algo le hizo click. Nada bueno ocurría cuando su mamá se enojaba y menos cuando había visitas.

No faltó decir nada más. Chittaphon salió corriendo hacia la cocina, volviendo con muchos vasos y cubiertos desordenados en ellos, los cuales apenas alcanzaba a sujetar.

-Madre ¿Me ves? Estoy colocando todos los cubiertos y como bono para ti, también los vasos- Mostraba su más grande y brillante sonrisa -Soy un buen hijo, no puedes negarlo.

Chittaphon pensaba que su madre era la única a la que se le ocurría hacer este tipo de cosas que por poco recreaban una época antigua, con decoraciones poco vistas y pinturas valiosas. Cena familiar, mil traseros. En el siglo XXI eso ya ni se escuchaba. El solo quería comer y dormir, comer y ver televisión, comer e ir a jugar en el ps4 que hace poco había adquirido. Sabe que tiene diecinueve años pero aun así era lo que deseaba y le encantaba, no existía una mejor manera de vivir. Aunque ahora solo era un sirviente, un lacayo de su madre a pesar de encontrarse en vacaciones. En las cuales se supone debía descansar del estrés. Algo que claramente no estaba haciendo.

Gracias a dios, aún le quedaba dos meses para divertirse sin tener la necesidad de estar estudiando como un condenado.

-Anda a vestirte de manera más formal- Escuchó que su madre le gritó desde la cocina, cada vez sonaba más alterada.

- ¿Qué tiene recibirlos con pijama? Son familia ¿No?

-Sí, pero tú primo...

-Mamá- Chittaphon le interrumpió tiernamente e intentó convencerla, pero ella no lo tomó en cuenta.

-Nada de mamá. Chittaphon ¡Ve ahora! Ya eres lo suficientemente grande para que yo te tenga que estar diciendo todo lo que tienes que hacer, a veces me gustaría que me ayudaras sin que yo...

-Bien- Suspiró resignado y comenzó a subir las escaleras con desánimo. Abrió la puerta del closet para ver lo que se podía colocar sin que su mamá dijera que parece un vago o que parece salido de un prostíbulo barato. Terminó de revolver todo y al final se decidió por unas de las primeras prendas que sacó. Se miró en el espejo y lo que vio le encantó, ya que por supuesto, quien traía la ropa era él - ¡Soy perfecto! Hey tu guapo...- Se rió un poco de su propio ego, pero si así se sentía ¿Para qué ocultarlo?

-Chittaphon, baja rápido- Su madre gritó de nuevo. Y este aún no entendía porque estaba tan alterada con ese almuerzo.

***

Después de ser tratado como un sirviente, ahora solo le quedaba esperar a que esa familia llegara, su familia, a la cual no ha visto en cinco años - ¡Ah! Cómo pasa el tiempo- Murmuró. Se sentía nostálgico, como en las películas de navidad.

Cuando sintió que alguien se estacionaba cerca de la puerta, miró el reloj que le decía que eran las doce. Observó por la ventana, abriendo un poco la cortina para no ser visto, pero su madre lo empujó y obligó a salir de la casa para recibirlos y ayudarles con lo que fuera. Solo le avisó al oído -Se quedarán por dos semanas- Chittaphon le sonrió de acuerdo aunque por dentro se hacía una pregunta existencial ¿Acaso soy tan poco relevante que solo me avisan las cosas a última hora?

Abrió bien la puerta y puso su mejor sonrisa, mientras que ellos abrieron las puertas del auto al mismo tiempo.

Su tía se veía espectacular con la ropa que traía puesta, la observó de pies a cabeza ya que fue la primera que salió del auto a darle un gran abrazo, diciendo que estaba más alto y mucho más bello. Chittaphon le sonrió y le dijo que se veía hermosa.

A pesar de que ellos también eran personas de dinero y de una clase social bastante criticada por lo fría y calculadora, eran muy acogedores. Chittaphon los consideraba ricos, pero de una manera buena y con costumbres humildes, como su familia.

El segundo en salir fue su tío que lo saludó con un gran apretón de mano y una sonrisa sincera. Le dijo que estaba muy guapo y que seguramente las mujeres lo perseguían. Chittaphon rió, definitivamente eran personas muy simpáticas, aunque hablando en serio, él no los recordaba mucho. Aun así, sabía que le faltaba saludar a dos primos de los que siempre hablaba su mamá. Miró a través de los vidrios polarizados, pegándose un gran susto cuando uno salió del auto.

En el momento que su primo se asomó y lo miró, comenzó a dar saltitos pequeños, como si no pudiera contenerse más.

Chittaphon sonrió y se emocionó tanto o más que él, comenzando a hacer lo mismo - ¡Doyoung!- Al verlo todos sus recuerdos llegaron. Solía jugar mucho con él. También recordó que solía decirle Bunny porque lo cuidaba y defendía, era un año mayor. Se abrazaron hasta que la madre de Chittaphon le dijo que ayudara con lo último que hiciera falta y entrara a comer.

-Pero...- Miró a Doyoung que iba a su lado - ¿Falta alguien? ¿No?

-Sí. La jirafa andante, tuvo unos problemas pero llegará en un rato.

- ¿Jirafa andante?

-Johnny, tu otro primo, mi horrible hermano- Doyoung se rió -Tan despistado- Se apoyó en su hombro.

- ¿Por qué no vino con ustedes?

-Ay Chittaphon, parece que no recuerdas nada- Así era, pero no quería que el momento se tornara incómodo - ¿Siquiera sabes lo que hace él ahora?

-No. Mi mamá no me dice y no sé por qué- Le aclaró.

-Cuando lo veas, vas a entender- Bien, ahora sí que la curiosidad caló hondo en su interior. ¿Acaso su otro primo era algún tipo de narcotraficante vende drogas? ¿Prófugo de la justicia? ¿Actor porno?

Negó y decidió no darle mucha importancia al tema, porque si no, terminaría imaginando cosas que ni en la novelas de ficción serían posibles.

***

Al entrar, rápidamente se sentaron a la mesa como si fueran a posar para una foto familiar y mostrarla en algún comercial. Chittaphon observó hacia todas partes, a la familia reunida, no recordaba lo divertido que era cenar con más gente. Sus tíos eran muy divertidos y su primo también. Aunque se maldijo al no recordarlo antes, se consoló a sí mismo, diciendo que en ese tiempo era más pequeño y su memoria jamás ha sido perfecta.

Se encontraba satisfecho, hasta que sus sensores se alteraron en el momento en el que sintió como alguien entraba rápidamente por la puerta, cerrándola con fuerza.

Chittaphon se giró, no pudiendo apartar la mirada, observándolo de pies a cabeza, pelo castaño, ojos grandes y unos labios rojos. Un cuerpo bien tonificado. Un color de piel más oscura que la suya.

Estaba por preguntar para saber quién era, pero entonces su mamá se puso de pie -Johnny- Pronunció ella, abrazándolo con fuerza.

- ¿Johnny?- Susurró.

¿Él era su primo? ¿Su primo Johnny?

Mi primo... el idiota futbolista (JohnTen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora