I'ᴍ ᴀ ᴅᴇғᴇᴄᴛ, sᴜʀɢɪᴄᴀʟ ᴘʀᴏᴊᴇᴄᴛ

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En la escuela, al día siguiente, Bel me alcanzó como de costumbre. Me encontraba en los casilleros, recargado en el mío. Beelzebub había comenzado a hablar tan pronto había llegado, pero yo no le prestaba mucha atención.

Oye, Crow, no te imaginas lo bien que me la pasé anoche, ¿recuerdas a Gabriel? Bueno, él- ¡Crowley! ¿¡Me estás escuchando!?

Suspiré, apoyé mi cabeza en la puerta del casillero y murmuré.

—¿Puedes verlo, Bel?— mi tono delataba a mi encantado corazón.

El mencionado miró en mi dirección y se cruzó de brazos.

—¿Es en serio, Crowley? ¿Otra vez mirando a Aziraphale?— el más pequeño negó con la cabeza, aún cruzado de brazos y volteó a verme de nuevo, con el ceño fruncido.—Mira con cuántas chicas está, Crowley. ¿Ves a algún chico a su alrededor? Todas las que le rodean son chicas bonitas, populares. Está completamente fuera de tu alcance, ahora deja de ser un estúpido. Vamos a tú salón.

Las palabras de Bel habían alcanzado a lastimarme, porque era cierto. No estaba seguro de nada con Azira, lo quería, vaya que lo quería… Pero era un amor ciego. No lo conocía, a penas si lo conocía. Ni siquiera después de tres años observándolo podía conocerlo en su totalidad. ¿Y si lo de él era solo una apariencia externa?
Justo en ese momento, las chicas que lo rodeaban se despidieron amablemente de él y él de ellas. Caminó unos pasos y se detuvo.

Había una mariposa metida dentro de la escuela, se había caído del techo al piso.

Zira la levantó delicadamente, y se perdió entre los pasillos mientras le observaba murmurarle cosas lindas.

No había posibilidad de que fuera un chico malo. Era ingenuo, inocente, quizás hasta torpe. Todo aquello lo hacía adorable, lo hacía Aziraphale, lo hacía un ángel. Miré al suelo, quise ocultar mi pesar.

Crowley, ¿qué pasa?

No noté cuando Bel se acercó de nuevo a mí.

¿Crees que sí sea más lindo, pueda gustarle?

Bel parpadeó repetidas veces, mientras daba un intento de analizar palabras. Terminó por negar con desaprobación, tomándome del brazo, luciendo preocupado.

Esa misma tarde, saliendo de clases, nos dirigimos a mi casa.

Bel habló trivialidades, yo miraba al piso y fingía que le escuchaba; de vez en cuando mencionaba algo. Me sentía cansado y triste, ¿La razón? Aún no la tenía muy clara.

Sentados a la mesa, Bel devoró su plato de comida. Yo a penas si la había tocado.

¡Qué hambre que tenía! La comida de la cafetería es horrible, odio tener que aguantarme hasta llegar a mi casa o la tuya para comer. A partir de mañana comenzaré a llevar almuerzo propio, todo porque cambiaron a la antigua señora y ahora pusieron a este gorda horrible… hey, ¿Crowley?

Estaba tan perdido en mis pensamientos, reaccioné cuando el pequeño mencionó mi nombre. Me enderece en la silla y le miré.

—¿Qué pasa?

A penas y has tocado tu plato… ¿No tienes hambre?

Oh, no. Comí tarde, ya sabes… La comida no está tan mal una vez que ya te acostumbraste a la de secundaria. Tremenda porquería, una vez alguien dice que sirvieron una rata con el puré.

Bel rió junto conmigo y pareció olvidarse del asunto. Aunque era mentira. No había comido nada durante la semana, solía llenar el hambre con agua o cubos de hielo. Después de la cena, Bel se quedó unos minutos más antes de retirarse a su propio hogar; observé mi alrededor y caminé a mi habitación.


Soy un defecto, arreglenme, por favor.

Rogué con lágrimas en los ojos.

Por supuesto, joven, lo vamos a ayudar. ¿Cuál era su nombre? ¿Crawley?

Crowley, doctor.

Dije mientras observaba el monitor de la secretaría, que se encontraba junto al médico. Tecleaba rápidamente y el sonido me provocaba dolor de cabeza, pero debía aguantarlo. Me sentía desesperado, asustado.

El doctor entrecerró los ojos mirando la computadora de la secretaría, esta lo miró y asintió.

Está de suerte, tenemos desarrollando este proyecto quirúrgico nuevo que los especialistas están tratando. Quieren una nueva solución más rápida y efectiva para embellecerse.

Me interesa, ¡claro que me interesa!

No lo pensé dos veces, firmé todo el papeleo y caminé con el doctor. Era el único voluntario en aquella sala.

Los demás voluntarios se encuentran esperando su fecha, pero le aseguro que es real.

Sacó un papel de su carpeta, volteó la hoja, al parecer era una foto de un "antes y después" de una chica.

Nuestra voluntaria número 1. El resultado fue estupendo, una maravilla.— sonrió, mirando la foto. La volvió a guardar cuando alguien le llamó.— Ya está todo listo, chico. Puedes pasar.

Me adentré en la sala, me quité la ropa colocándome la bata y me acosté sin más en la camilla. Diversos doctores salieron de quién sabe dónde, pero todos lucían preparados, cubre bocas, guantes, batas, uniformes. Parecía que estaría en buenas manos.

Aplicaremos el sedante…

Murmuró uno. No pude ver su rostro con claridad, sentía que me comenzaba a dormir. Mi respiración se volvía más lenta, más suave. Cuando dejé de sentirme tranquilo. El oxígeno pareció perderse en una parte del proceso, comenzaba a ahogarme. Movía y jalaba todo lo que podía, haciendo ruido, desastre, me estaba costando respirar. La sensación de plástico encima de mis mejillas era lo único que reconocía. El resto del mundo comenzó a parpadear a mi alrededor.

Y finalmente, mi cuerpo cedió.

ᴘʀᴏᴍ ϙᴜᴇᴇɴ || ɢᴏᴏᴅ ᴏᴍᴇɴs || ғɪɴᴀʟɪᴢᴀᴅᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora