ᴍᴀʏʙᴇ ɪ sʜᴏᴜʟᴅ ᴛʀʏ ʜᴀʀᴅᴇʀ

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Me desperté de aquella pesadilla llorando, sudando frío y el pánico invadía mi cuerpo de pies a cabeza. Intenté levantarme para ir a la cocina por agua, pero las piernas me fallaban y mis brazos temblaban como gelatinas. En lugar de eso, al único lugar al que pude llegar fue al baño; me recliné sobre la taza del baño, poniéndome de rodillas. Vomité, o algo parecido. No había comido nada en varias semanas, por lo que lo único que pudo salir fue saliva y agua.

Me levanté, temblando. Me sentía horrible, a penas podía ponerme de pie, las ojeras estaban bien marcadas bajo mis ojos, me hacían lucir como un mapache, estaba pálido, demasiado pálido. ¿Por qué simplemente no podía ser hermoso?

Mis temblorosas manos tocaron mi rostro, me toqué mis labios, partidos y secos, mi frente, con aquellas líneas de expresión definidas; me hacían lucir mayor. Finalmente toqué mis mejillas. Yo solo me metí una cachetada fuertemente.

—¡Esfuérzate más!

Me grité a mí mismo frente al espejo, con la poca energía que me quedaba.

—Quizás debería esforzarme más…

Murmuré, sintiendo como las lágrimas comenzaban a formarse en mis ojos, nublandome la vista. Aparté la mirada, las lágrimas comenzaron a hacerse innevitables, rompí en llanto y temblando, me derrumbé en el suelo del baño.

Me encontraba en posición fetal, recordaba las palabras de Bel de hacía unas semanas.

"Baja tus expectativas".

"Baja tus estándares de belleza, el tampoco es tan lindo".

No, no, no. Aziraphale no era lindo. Era hermoso, perfecto.

Por eso nunca podría amar a un ser tan horrible como yo.

¡¿Por qué no podía ser una Barbie?! ¡Una muñeca! A quién vistes a tu gusto, le das la personalidad que quieres, la apariencia que quieres; con el solo fin de satisfacerte. No era una Barbie de rizos rápidos.

Tampoco había sido elegido alguna vez como rey de un baile, menos había sido el primero de la clase. Nunca había hecho nada importante. Era un cualquiera, un debilucho, un idiota, un inútil. Aziraphale nunca podría quererme. Pero debía seguir esforzándome… Quizás debía esforzarme un poco más…

Me levanté a cómo pude, temblando, pálido, con dolores, caminé hacía mi cama. Estaba demasiado débil para ir a la escuela esa misma mañana. Decidí que tomaría una semana de descanso. Solo me preocupaba Bel, quién parecía ser el único que sabía de mi existencia. Le mandaría un mensaje de texto diciéndole que faltaría una semana a la escuela debido a que estaba muy enfermo y tampoco quería que el viniera o podría contagiarlo. Bel no era tan ingenuo, pero confiaría en mí.

Los siguientes días, no salí de mi cama.

ᴘʀᴏᴍ ϙᴜᴇᴇɴ || ɢᴏᴏᴅ ᴏᴍᴇɴs || ғɪɴᴀʟɪᴢᴀᴅᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora