Su hermana estaba loca, que él solo quería ayudarla y que no entrara en su habitación, que Luisita era muy metiche y podía encontrar lo que no debía encontrar nunca, sabía que estaba mal tener esa revista en su habitación pero mejor que la tuviese el que Jesús, sí, le había robado esa revista a Jesús porque lo que hacía era babear por Amelia, Jesús era buena gente pero muy raro el pobre chico.
Tomó la foto de él, con su padre y cuñada y sonrió, Amelia era tan guapa y bailaba y cantaba tan bien y era siempre muy buena con él y lo ayudaba a practicar con su guitarra, Luisita tenía mucha suerte al tener una novia como Amelia.
Nunca iba a olvidar la primera vez que la conoció, fue en la caminata de los reyes, había ido con Luisita a ayudarla a cuidarlos y mientras sus demás hermanos corrían y gritaban como poseídos, él la veía a ella, con esos rizos y esa sonrisa, pero Amelia solo tenía ojos para Luisita y vaya que su hermana se tardó bastante en estar con la morena.
Al principio no había sido nada fácil en su casa acostumbrarse a que Amelia era algo más que la mejor amiga de Luisita, su padre tardó bastante en aceptarlas pero ya luego de eso Amelia pasó a ser una más de la familia, a él nunca le había parecido nada extraño que su hermana tuviera novia en vez de novio, cuando reunieron a todos los hermanos pequeños para decirles ninguno se sorprendió, Ciriaco hasta dijo. -Yo sabía que eran novias, que uds dos se miran siempre como papá mira a mamá y como María mira a Ignacio.- Y así, tan fácil como eso el resto de los hermanos aceptaron que Amelia era la novia de Luisita.
Amelia era maravillosa y ojalá algún día él pudiese conseguir una novia como ella y que lo quisiera tanto como Amelia quería a Luisi, eran una de las parejas más bonitas que conocía, se querían mucho aunque a veces les diera la locura como cuando decidieron terminar porque cada una se había vuelto loca por su lado, menos mal se habían reconciliado porque no había nada peor que ver a su hermana llamar Amelia a cualquier morena con rizos que se pasaba por la plaza.
Luisita y Amelia eran increíblemente distintas pero a la vez se complementaban, eran como piezas de un rompecabezas que encajaban para crear una sola imagen perfecta, esas dos no podían vivir la una sin la otra y claro que tenían sus diferencias como cualquier pareja pero estaba seguro que sin importar lo que la vida les arrojara, ellas siempre iban a conseguir salir adelante juntas, porque Luisita y Amelia juntas era más fuertes y podían con todo.
Dejo la foto de nuevo en la mesa de noche y recordó que ese día fue cuando consiguieron todas las firmas del equipo, Amelia hasta amenazó a uno de los jugadores que no quería darles su autógrafo y después se preguntaban porque era su cuñada favorita.
A ver que Amelia también tenía mucha suerte de tener a Luisita como su novia, que si que Amelia era su cuñada preferida pero Luisi era su hermana preferida, Luisita era capaz de luchar con uñas y dientes por las personas que amaba y compartía su amor por la escritura, su hermana era una bola de energía que también desbordaba amor, una...
-Metiche, eso es lo que es- el joven había ido a guardar su entrada del juego y vio que el balón autografiado por el Atleti no estaba como lo había dejado antes de irse al estadio, Luisa lo iba a oír, sabía muy bien que estaba prohibido tocar ese balón.
Y así le había ido a reclamar a Luisita, esta le reclamó a él y todo bien hasta que sacó la revista de su bolso, revista que no tenía que haber encontrado nunca y que le lanzó a la cabeza y para dejar todo peor Luisita le había pegado la revista a su padre.
Ahora tenía que explicarle a Marcelino como es que había llegado esa revista a sus manos, se había escapado de nuevo a la habitación después de llevar las bolsas a la cocina y estaba en su cama intentando escribir una canción, cuando supo que ese día iba a ser el último de su vida, adiós al sueño de tener una novia como Amelia y una relación como la de su hermana y cuñada y lo supo cuando escuchó el grito de su madre preguntando que hacia esa revista en su bolso.
Estaba bastante seguro que era culpa de Amelia, que sí, que muy perfecta pero esa chica podía confundir el bolso de Benigna con el de la escuela de Marisol.
El joven dejó el cuaderno a un lado y salió corriendo a la sala nuevamente, encontrándose con sus padres, abuelo, hermana y cuñada viéndose las caras mientras Manolita sostenía la revista en sus manos.
-Les vuelvo a preguntar, qué hace esta revista en mi casa?- cuestiono Manolita.
-Eh, pues que fui yo que me he confundido y la he metido en tu bolso en lugar del mío.- contestó Amelia intentando tomar la revista de manos de su suegra pero Manolita fue más rápida y la tomó con la otra mano dejándola sobre su cintura.
-Ya que eso me quedo claro, pero qué hacías con esa revista aquí? Marce se los dijo la primera vez que no queríamos esta revista en la casa que la podían ver los niños, mira ya hasta Manolin está aquí.- Dijo tapándose los ojos con su mano libre.
-A ver mamá que no me parece que nos eches la culpa cuando...- Empezó a reclamar Luisita.
-Cuando la que traje la revista fui yo Manolita y lo siento, es que quería mostrarsela a mis compañeras de la revista con las que voy a verme esta tarde y como no sabía a qué hora nos íbamos de aquí pues la metí en mi bolso, no va a volver a pasar.- explicó Amelia mientras intentaba tomar nuevamente la revista sin éxito.
Luisita le lanzo una mirada a Manolin que el chico supo que lo iban a matar, no sabia quien la verdad pero de hoy no pasaba, o lo hacía su padre, o su madre, o su hermana, capaz hasta Amelia se vengaba luego de tener que echarse la culpa.
-Ya y si estaba en tu bolso como fue que fue a parar al mío?- Estaba bastante claro para todos que Manolita no creía esa historia de Amelia y sus amigas, que ella sabía muy bien que los domingos después del almuerzo familiar Luisita y Amelia no hacían ningún tipo de plan ya que sus tardes de domingo eran su tiempo de pareja sagrado, nadie podía ni llamarlas, ni ir al piso, nada, se caía el mundo afuera y ellas iban a estar en el sofá de su casa viendo televisión o leyendo un libro en su cama o simplemente limpiando su casa pero era el tiempo de disfrutar la compañía de la otra sin el trajín del trabajo o de las responsabilidades de cada una y eso no lo cambiaban por nada del mundo.
-A ver Manuela deja ya el interrogatorio con la niña, entregale la revista y ven a ayudarme con el almuerzo a la cocina mujer.- Marcelino logró quitarle la revista entregandosela finalmente a Amelia y la morena se fue a guardarla no sin antes chequear dos veces que ese bolso fuese el de ella, Marcelino se llevó a su mujer a la cocina mientras que Luisita no le quitaba la mirada asesina a su hermano de encima.
Amelia llegó a su lado y le dijo al oído.- Luisa Margarita Enriqueta Gomez, si sigues molestando al niño no solamente no tendrás premio cuando lleguemos a casa sino que te voy a castigar.- la morena le dio una pequeña palmada en el trasero sin que los demás se dieran cuenta y Luisita pasó por varios estados en ese momento, primero se molestó porque Amelia sabía muy bien que odiaba que la llamara por su nombre completo, luego un poco de miedo por perder su premio pero por último sonrió porque aún si perdía el premio, los castigos de Amelia le encantaban así que no importaba lo que hiciera en el almuerzo, Luisita Gomez iba a tener una muy buena tarde.