Jungkook no era amante de las caminatas. Pero por Namjoon las daba todas..., agradecía no cansarse, no tener que tomar un respiro a cada tres segundos; el hecho de no tener que parpadear y poder perderse en las bonitas facciones de su menor.Iban juntos de aquí para allá, hablando de cosas vanas como infinitamente interesantes, gustos y disgustos, secretos y cosas menos confidenciales. Jungkook había conseguido tal grado de confianza que una semana después había conocido el agradable cuarto de su joven amigo, a sus padres, al pequeño cachorro que correteaba por el hogar de los Kim y por si fuera poco, habían tenido una pijamada. Pijamada que se convirtió en un desvelo, charlando, comiendo dulces y otro tipo de comida chatarra.
Ese cariño y sentido de protección que habían surgido en él años atrás, se sentía mas fuerte al lado del muchacho, agobiante en cierto punto, quizás llegaba hasta asustarle como en solo cuestión de una mirada se sentía débil, como si no fuera él un monstruo capaz de matar con solo una mordida. Pero, aun con el miedo y los agobios; le gustaba esa sensación de poco poderío, le hacia sentirse humano y le devolvía los recuerdos de lo que alguna vez sintió. Los latidos desenfrenados, la emoción de los momentos, la respiración arrítmica.
Namjoon le entregaba eso. Y él lo tomaba todo, porque él empezó a amar. Él ama.
No a todos. Solo a Namjoon.
Octubre 12 del 2018
—¡Vamos, Kookie! —pedía el menor jalando su mano, formando un puchero adorable en sus labios, pidiendo con sus bonitos ojos extrañamente claros que le acompañara. No recordaba una vez en todo el mes, (en el que habían planteado conorcerse) que hubiera dicho NO a (al menos) una petición que el moreno le hubiese ofrecido—. Di que sí, ¿si? Por favor..., aun no hemos ido juntos.
Juntos, juntos, juntos.
Esa palabra resuena en su cabeza de forma tan hermosa que quiere escucharla siempre.
Negó con su cabeza, sonriendo. Su mano libre tomó la mejilla y acarició la suave piel de esta.
—Está bien.
Namjoon aplaudía, saltando a su vez. Como cada vez que estaba emocionado.
Es adorable...
Escuchó decir, no exactamente a voz, pero aquel pensamiento estaba en lo correcto, él empezando a construir una altura prominente, no podía dejar de ser un niño.
—¡Entonces vamos! —vociferó, tomando su mano de nuevo y jalando de ella. Bajaron las escaleras que portaban la edificación del instituto de Namjoon. Escuchaba murmullos, escuchaba pensamientos, pero solo eran los de él los que le importaba.
Que divertido...Vamos a comer mucho... Una película divertida... Espero no dormirme... ¡Que emoción!
Sonrió—. ¿Quieres ir ahora? ¿Ya?
El castaño asintió.
Caminaron hasta el centro comercial. Tan exhortos en sus pensamientos o en los del contrario que no recordaban que sus manos seguían entrelazadas, con los dedos de Jeon acariciando la suave mano. Era terriblemente encantador tener a Namjoon a su lado, riendo y sonriendo a cada tanto por él y sus incontables estupideces.
—¿Cúal quieres ver? —preguntó el menor, mirándole desde abajo; Jungkook estaba feliz de aun tener esos centímetros de ventaja. Frunció su ceño divertido al escuchar aquello—. ¿Quieres ver Christopher Robin? —indagó entre risas, acariciando inconscientemente la mano entre la propia.
Namjoon arrugó su frente; mostrando confusión y buscando que la atención del mayor llegara a ello y no, al sonrojo que pintaba sus mejillas por la vergüenza—. Uh..., ¿cómo-
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𝗲𝘁𝗲𝗿𝗻𝗮𝗹 𝗹𝗼𝘃𝗲.
Fanfiction❝ 𝖩𝗎𝗇𝗀𝗄𝗈𝗈𝗄 𝗏𝗂𝗏𝗂𝗈́ 𝖾𝗇 𝗌𝗎 𝗉𝖺𝗌𝖺𝖽𝗈. 𝖣𝗂𝖾𝖼𝗂𝗇𝗎𝖾𝗏𝖾 𝖺𝗇̃𝗈𝗌 𝗅𝗈𝗌 𝗏𝗂𝗏𝗂𝗈́ 𝖼𝗈𝗆𝗈 𝗎𝗇𝖺 𝗉𝖾𝗋𝗌𝗈𝗇𝖺 𝗇𝗈𝗋𝗆𝖺𝗅, 𝖼𝗈𝗆𝗈 𝖺𝗅𝗀𝗎𝗂𝖾𝗇 𝗅𝗂𝖻𝗋𝖾. 𝖤𝗑𝗂𝗌𝗍𝗂𝗈́ 𝗅𝗈𝗌 𝖺𝗇̃𝗈𝗌 𝗌𝗂𝗀𝗎𝗂𝖾𝗇𝗍𝖾𝗌. 𝖵𝗈...