❝𝐎𝐧𝐞-𝐒𝐡𝐨𝐭𝐬 ℛ𝒶𝓎ℰ𝓂𝓂𝒶❞ ❪𝑇𝘩𝑒 𝑃𝑟𝑜𝑚𝑖𝑠𝑒𝑑 𝑁𝑒𝑣𝑒𝑟𝑙𝑎𝑛𝑑❫

•𝙽𝚘 𝚏𝚞𝚎 𝚝𝚞 𝚌𝚞𝚕𝚙𝚊, 𝙴𝚖𝚖𝚊•

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— "Koi ja nai" dijo el Onodera, Emma — la pelirroja frunció el ceño, no era tiempo de bromear

— Gilda, no es hora de juegos — Gilda cerró los ojos y tomó las manos de Emma entre las suyas

— Escapa, Emma, yo te ayudaré — Emma quedó oji-platica— te ayudaré, no permitiré que él te siga dañando

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— Mátala

— No lo haré — Ray miró por la ventana, observó detenidamente como Emma caminaba hasta su residencia.

— Yuugo, mata a Gilda, es una orden

— No mataré a alguien que vi crecer. Ya sufro lo suficiente viendo como maltratas a Emma — eso ultimo lo dijo susurrando, para que su jefe no lo escuchara.

— Dile a Lucas que venga — Ray ojeo el papeleo que tenía sobre su escritorio

— Él tampoco lo hará — solo le quedaba una opción, aunque el tranquilamente podía hacer el trabajo sucio

— Llama a Andrew — Yuugo asintió y salió de la oficina de Ray

Cerró los ojos intentando calmarse, observó la pantalla de su celular, más en concreto el número de Gilda, dudando si llamarla o no, y aunque lo hiciera, su destino estaba sellado.

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¿Estás seguro de que ella te ama?

Ella me ama

¿Estás seguro?

Si, completamente

¿Entonces por qué pensó en escapar?

No fue ella, y lo sabes bien

¿Quién te dice que Yuugo no te mintió? Recuerda, él siempre quiso lo mejor para Emma, él haría lo que sea, para verla feliz

Y es feliz, ella es feliz conmigo

¿Lo es?

Ray llevó sus manos a sus oídos tapándolos, con la esperanza de que esa voz se callara. Emma es feliz con él ¿Quién no lo sería? La llena de lujos, dinero, regalos, ella no necesita a nadie más que a él.

Que ingenuo eres

Norman, ese era el nombre de la voz dentro de su cabeza, que lo incitaba a hacer las cosas más enfermizas posibles, asesinar, desmembrar, todos los delitos que implicaran humanos, Ray ya los había cometido, ¿Canibalismo? La poca cordura que tenía le impedía hacer algo tan atroz.

Pregúntaselo si estas tan seguro

— ¡Lo haré! — se puso de pie mientras golpeaba con fuerza su escritorio

— ¿Hará que, Señor? — Andrew estaba frente a él con su típica cara inexpresiva

— No, nada — acomodó su traje y devolvió su mirada hacia el de lentes — Necesito que me mates a un pequeño insecto verde

[. . .]

Emma abrazó con fuerza un peluche de conejo, estaba en una esquina de su cuarto tambaleándose, a la defensiva con cada sonido que escuchaba, Emma tenía miedo, Emma tenia miedo de ver el rostro de Ray, si, Emma le teme a Ray.

El cuarto de Emma era de color rosa pastel, con cortinas blancas y una cama de dos plazas; en total habían tres puertas, una era el baño, la otra el armario y la última era la salida al pasillo. Bueno no hay que olvidar la terraza, Ray se encargó de que sea dando al sol, para que Emma pudiera ver el amanecer si así lo desea.

El sonido de unos pasos la sorprendieron, sabía perfectamente de quien eran, solo esa persona tenía permitido entrar.

— Cariño — Emma se levantó y lo observó con una sonrisa

— Dime... — dudo unos segundos — cariño

Ray sonrió para sí mismo, eso molestó a Norman

— Quería preguntarte algo — Emma mantuvo su sonrisa — ¿No eres feliz?

— ¿Por qué preguntas eso? Claro que soy feliz, ya que estoy junto al hombre que... — tardó unos segundos en responder — junto al hombre que amo — lo abrazó, le dio un beso en los labios

— Yo también te amo — le devolvió el beso y luego se fue, dejando a Emma sola

Aunque no mentía, ella si lo amaba, lo amaba demasiado, ella sabio lo que él sufría, no podía hacer nada, Ray solo necesitaba ayuda

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Emma azotó con fuerza la puerta de la oficina de Ray, haciendo que este se sorprendiera, las lágrimas salían como cascadas de los ojos de Emma

— Dime que no es cierto, — la voz de Emma sonaba quebradiza, eso partía el corazón de Ray — dime que Gilda no está muerta

— Lo siento cariño, pero si dejaba que Gilda te metiera más ideas estúpidas, no podríamos ser felices — acarició su mejilla y limpio con sus pulgares las lágrimas de Emma — es por tu bien

Ray había cruzado la línea, recordó sus últimos momentos con Gilda, ella tenía esa alegría que le faltaba, la recordó, viva. Golpeó las manos de Ray, se alejó y corrió, el azabache no la siguió, se sentía culpable pero, eso era lo mejor.

Haz hecho lo correcto, Bob, digo Ray

Cállate, bastardo

¿Qué he hecho yo para ganarme este desprecio?

Tienes el descaro de preguntar

[. . .]

Emma ojeo su celular vacilando entre llamar a Don o no, sabía perfectamente que el debería estar destrozado. Después de unos minutos se decidió, y lo llamó.

— ¿Emma? — aunque Don intentara ocultarlo, era obvio que había llorado.

— Don yo... — la voz de Emma se quebró y un llanto se hizo presente — ¡Lo siento! ¡Lo siento de verdad! ¡Lo siento! — eso fue lo que Emma gritaba una y otra vez, Don también rompió a llorar junto a Emma, estuvieron así un rato hasta que el moreno se atrevió a hablar.

— No fue tu culpa, Emma, no fue tu culpa.

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¿𝑆𝑒𝑔𝑢𝑛𝑑𝑎 𝑝𝑎𝑟𝑡𝑒?