• 𝚕𝚎𝚝𝚝𝚎𝚛𝚜•

1.1K 104 74
                                    

(◕▿◕✿)

Se inclinó sosteniendo en sus manos un carta decorada con corazoncitos y brillitos, realmente se había esforzado en escribirla.

El azabache lo observó de arriba abajo en silencio, y luego de procesar que no era otra de las bromas de su amigo, sonrió burlonamente.

—Emmil... —tomó la carta. El oji-verde se enderezó rápidamente, esperando la respuesta, estaba ilusionado, sus esmeraldas tenían un brillito especial junto a una sonrisa esperanzada— esto es repugnante —rompió la carta en trozos pequeñitos frente a sus ojos, ni siquiera se tomó la molestia de revisarla.

El menor se mantuvo en silencio con la cabeza gacha, mordiendo su labio inferior para reprimir sus ganas de llorar.

—Ya veo... —sus pupilas perdieron su brillo característico y su boca se deformó en una mueca triste, aunque eso no duró mucho, ya que en cuestión de segundos fue sustituida por una sonrisa radiante— Solo quería que lo supieras —las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, una a una iban cayendo cada vez más rápido.

Ni siquiera se fijó en que momento Ray había desaparecido.

Se arrodilló para recoger los pedazos de la carta que el azabache había roto minutos atrás, secó sus lágrimas con la manga de su abrigo, en vano, ya que seguían saliendo cada vez más.

[ . . . ]

Lunes por la mañana; un mes después de su confesión.

Emmil había llegado igual de temprano que siempre, entro al aula saludando a Gilda con una sonrisa. Minutos después entró Anna gritando un "Ohayo", la rubia estaba radiante, parecía haber tenido el mejor fin de semana de la historia. Llegó a sentarse junto a sus dos mejores amigos, los cuales la miraban con una sonrisa pícara.

—¡Me le declaré a Nat! —Los tres dieron un gritillo juntando sus manos, asustando a más de uno— ¡fue el mejor sábado de mi vida!

Anna siguió contando todo a detalles, hacía expresiones y mímicas con sus manos.

—¡Le entregué una carta! —Emmil no pudo evitar sorprenderse.

—¿Y, que hizo el con tu carta? —espera la respuesta, tal vez... ¿Era algo normal?

—Pues.... Solo la agarró y se la guardo en su bolsillo...

—Oh...

"¿Por qué es diferente?"

"Porque ella es una mujer..."

El timbre sonó, dando inicio a las clases. Fue un trayecto lento hasta llegar al receso, pero logró sobrevivir sin dormirse en alguna de las clases.

"¿Que tienen las mujeres que yo no tenga?" esa pregunta le estaba martillado la cabeza.

Sacó un cuaderno de su mochila y en una de las hojas de atrás escribió "Las mujeres - yo" junto a una carita triste.

Eliminando las cosas obvias, se dio cuenta de las diferencias que él tenía con una mujer, poniendo de ejemplo a sus dos amigas. No le sorprendía que Ray prefiriera a las mujeres, eran mucho mejor que él.

—¿Qué haces? —por el susto cerró su cuaderno.

—Oh, son ustedes —sonrió apenado.

—Te trajimos esta deliciosa hamburguesa —observó el alimento, su estómago se revolvió, de solo pensar en las calorías que solo un bocado de eso podía contener... empezó a dar arcadas, colocó una mano sobre su boca y corrió lo más rápido posible al baño.

❝𝐎𝐧𝐞-𝐒𝐡𝐨𝐭𝐬 ℛ𝒶𝓎ℰ𝓂𝓂𝒶❞ ❪𝑇𝘩𝑒 𝑃𝑟𝑜𝑚𝑖𝑠𝑒𝑑 𝑁𝑒𝑣𝑒𝑟𝑙𝑎𝑛𝑑❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora