añadi2

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La relación que tenían Yuta y Taeyong no había acabado. En cambio, se había hecho más fuerte.

Taeyong era el doble de atento, el doble de cariñoso, y había prometido dejar de ser frío.

"Nunca más."

Taeyong cuidaba a Yuta, estaba en plena fase de recuperación por todo lo que había pasado.

Él se encargaba de darle de comer, de bañarlo, y como él se había convertido en su tutor también se encargó de avisar a la escuela que estaba enfermo.

-Bebé, te estás recuperando, no vamos a hacer el amor.

-Sólo quiero que entres conmigo a la bañera y me acaricies.

-Yo sé que mis caricias no es lo único que buscas de mí. Conozco todas tus expresiones, y la expresión con la que dijiste esas palabras de petición no eran del todo inocentes. —Yuta rió, su novio lo conocía muy bien.— pero mira, para tu deleite me voy a quitar la camiseta.

Taeyong hizo caso a sus propias palabras y levantó poco a poco la remera, hasta quedarse sin ella.

Las manos llenas de burbujas de Yuta tocaron el pecho de Taeyong, marcando la inicial de su nombre dándole a entender que es su dueño.

-Mira, tienes mi inicial, ahora me perteneces. —ambos rieron calmadamente.

-Yo siempre te pertenecí.

Taeyong mete las manos dentro de la bañera, buscando el torso de Yuta.
Y cuando lo encuentra masajea la zona con tranquilidad y estimo. Lo aprecia mucho.

Yuta volvió a poner la mano en su pecho y le pellizcó uno de los pezones.
Hizo que Taeyong medite su entrar con él a la bañera.

La mano juguetona de Yuta se dirigió a la mano masajista de su novio y la bajó un poco más.

Taeyong tragó con dificultad.

-En serio eres un travieso. —Taeyong se levantó y comenzó a sacarse la ropa.

Yuta rió, había logrado su cometido.

Ellos se conocían muy bien, vuelvo a decir que complementaban a la perfección.

Como así Taeyong sabía las expresiones de Yuta, Yuta sabía que Taeyong no era difícil de convencer.

Y más en esos casos.

Yuta se levantó de la bañera. Taeyong no entendía que tenía planeado su pequeño.

El menor de ambos pidió que Taeyong se lo llevara a la habitación a horcajadas. Y eso hizo.

Estando allí ambos se acariciaron con amor, y también con miedo.

Miedo a que a Yuta le agarren mareos en su plena sesión de mimos y besos.

Taeyong se preparó para colocar la pieza que le faltaba al rompecabezas que siempre fue Yuta.

Taeyong tenía la pieza que completaba a Yuta. Y cuando el rompecabezas se armó, fueron uno solo.

Los jadeos de Yuta se podían escuchar por toda la habitación. Los sonidos más lindos que Taeyong escuchó.

Los vaivenes no quedaron atrás, y Yuta sentía eso.

El rompecabezas se armaba y desarmaba por las embestidas del mayor. Sumándose a los jadeos.

A Taeyong le parece increíble que a pesar de las tantas veces que le profanó la inocencia a su Yuta, él seguía siendo estrecho.

Sin dudas tenía otra cualidad, aunque esta es un poco... Peculiar.

Yuta gritaba por más, gritaba para que su novio sea un poco más cruel y lo haga más fuerte.

Pero Taeyong no quería, tenía miedo de la salud de su bebé.

El mayor estalló de placer, rindiéndose arriba de su amado, acabando la gran hazaña con un largo y tierno beso.

-Bebé, tócame y haz florecer este sentimiento dentro de mí. —Susurraba Taeyong, con un poco de dificultad.

-¿Tú también lo sientes? —Yuta lo abrazó, como si fuera su último día.

Touch | YutaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora