ARTÍCULOS (III):EL TIEMPO DE LOS CLIENTES....

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             EL TIEMPO DE LOS CLIENTES DE BANCAJA NO ES KANTIANO

            Artículo publicado el 16/VIII/1999 en el periódico Mediterráneo


Casi todos los días voy a la oficina de Bancaja, sita en la Calle Caballeros. En los últimos 15 días el tiempo medio de espera en la cola que he soportado ha sido de 10 minutos y 37 segundos. Aproximadamente la misma espera que soporta cada una de las personas que forman la cola. Hay en dicha oficina 6 ventanillas para atender al público pero únicamente están operativas 2 ó 3 de ellas, como máximo 4, alguna vez. Cuando todos los días te hacen esperar tanto te entra la sensación que eres un cliente pesado y molesto por más que cuando, por fin, alcanzas la ventanilla seas tratado amable y correctamente.

Bancaja debe creer que el tiempo de sus clientes carece de valor, que no es real, sino similar al concepto que del tiempo tenía S. Agustín, una pura extensión de la mente, o al de Kant, una de las formas a priori de nuestra sensibilidad pero le puedo asegurar a Bancaja que el tiempo de sus clientes o al menos del mio, es real pues lo  sienten las piernas y el ánimo y se parece más al tiempo psicológico de Bergson pues como te vas poniendo de mal humor la espera se hace más   larga de lo que en realidad es y el tiempo (valor relativo) se dilata o encoge como predijo Einstein al pasar de un sistema de coordenadas a otro. En mi caso, el sistema de coordenadas es el cansancio y la impaciencia. ¡Qué ideas le vienen a la cabeza a uno para entretener la espera!.

Tengo la impresión que Bancaja cerrando sucursales (antes iba a la Oficina Bancaria que Bancaja tenía en la calle Mayor nº 2) y reduciendo personal intenta incrementar sus beneficios a costa de la pérdida de tiempo que sufren sus clientes. Pero en las Cajas, creo, no hay reparto de dividendos y los beneficios generados se invierten en obras sociales, culturales y deportivas....Y digo, ¿qué mejor obra social que sacar a tres personas del desempleo, asegurar una vida digna a tres familias, ocupar las tres ventanillas fuera de servicio, acortar la espera de los clientes y mejorar su humor?. Hasta los mismos empleados actuales sentirían menos la presión de un público impaciente. Si tal ocurre prometo volver a la ortodoxia kantiana del tiempo y de las otras formas a priori de nuestra sensibilidad.

                                                        Pedro Monfort Monfort


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