ARTÍCULOS (IV): PAGAR A UNA CÁMARA...

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                         PAGAR A UNA CÁMARA DE COMERCIO QUE NO ME REPRESENTA

     Artículo publicado el 1/XI/1999 en los periódicos Mediterráneo y el Mundo de Castellón

Por estas fechas, todos los años, la Asociación de Empresarios que forman la Cámara de Comercio, me exige el pago del recibo por pertenecer a dicha Cámara. Naturalmente no quiero pertenecer a dicha Asociación de Empresarios, pues soy un trabajador autónomo tan insignificante que la dicha Cámara no puede hacer nada por mi diminuto negocio. Pero por lo visto, en este punto, no hay libertad de asociación y alguien que se llama "la ley" , que no yo, me abscribió a dicha Asociación de Empresarios  y de momento no hay fuerza humana, ni siquiera el Tribunal Constitucional que pueda romper los vínculos indisolubles que me unen a dicha Cámara.

De tal manera que para mí y para muchos, el recibo de la Cámara es un suceso inevitable, uno más de los muchos que te suceden en la vida, sin pedirte previamente tu consentimiento ni tu opinión. Es como el nacer o el morir. Pero al nacer, aunque no te pidan tu consentimiento, te regalan la vida y al morir, si cumples ciertas condiciones, la vida eterna. En la Cámara de Comercio no te regalan nada, ni te prestan ningún servicio. No es de extrañar que muchas empresas no paguen a la Cámara y entierren el recibo en la papelera, como Antígona enterró el cadáver de su hermano Polinice desafiando y desobedeciendo la injusta ley de su tío, el tirano Creonte.

Pero no soy tan valiente como Antigona o Ghandi, no soy tan valiente como para desafiar leyes injustas y aceptar las consecuencias de mi desobediencia civil. Así que tras pagar el recibo de la Cámara mi única satisfacción es pasear por la Avda. Hnos Bou y deleitarme en la contemplación del nuevo y bello edificio de la Cámara de Comercio erigido con las pequeñas aportaciones, entre otras, de millares de insignificantes trabajadores autónomos. Pero últimamente ni eso me consuela, será que me hago viejo y habré superado ya lo que KIERKEGAAD  llama "la etapa estética de la vida", pues al mirar el bello edificio sólo veo a sus paredes destilar opresión e injusticia. Veo el edificio de la Cámara como veía las pirámides el esclavo hebreo, etíope o nubio. No es la mía la mirada del Faraón. La prosperidad de la Cámara se funda en el esfuerzo obligado de un pequeño ejército de pequeños empresarios y autónomos, pues en el fondo de todo lo apolíneo hay algo dionisíaco. Cuando la desobediencia civil se extienda o cambie la legislación, que todo muda en este mundo, el bello edificio de pies de barro se agrietará.

Por eso olvídense de todos los que no queremos pertenecer a dicha Cámara y finánciense con socios que libremente quieran pertenecer a dicha Cámara. Entonces la Cámara tendrá una piedra angular sólida sobre la que edificar y los demás podremos disfrutar de un derecho llamado "libertad de Asociación " .  Lo demás pamplinas , dígalo quien lo diga.

                                                   Pedro Monfort Monfort 



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