Capítulo 4: Razones

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— Una pequeña victoria para un solo día. Enserio merecen un premio — el oficial sonríe con orgullo a su unidad mientras los demás celebran.

Llegan a la entrada y se acerca otra unidad para recoger los dos zombis cazados.

Despues, se dirigen al campamento de lado de la entrada. Donde las chicas del equipo los esperan con cansancio.

— Soldados, todos a las duchas. Regresen temprano para la cena — comanda el oficial.

El sol está por ocultarse y sólo queda un punto naranja a la deriva del muro.
Las chicas sacan raciones de carne para azar en una fogata que habían hecho hace unos minutos.

El rico olor hace que los hombres salgan secándose la cara y cabello. Todos toman pan y comienzan a comer cual hambrientos.

—¿Llenos? —todos asienten y se acomodan en medio de la fogata.

Los meses han echo de este grupo una familia, todo lo que han vivido es compartido por cada uno y aprenden a vivir con ello, enfrentandose al miedo irracional de toda persona.

Primero está Jerem Paul, el oficial al mando y antiguo sargento. Ha estado el mismo tiempo que Frank sólo que alcanzó un mayor cargo debido a su carácter.

Después está Leziu Sanders, Sargento de la unidad, mayormente se ocupa de las estrategias junto con su hermano Garred, quién apenas es cabo.

Seguido están los cabos Frank y Jelizer, agilidad e ingenio, aunque los dos no sean muy compatibles.

Al final, las mujeres de la unidad, Lizz Rachel y Sabrina Heather, soldados razo debido a su poco interés en la tropa.

Todos mantienen un talento que es necesario en la unidad, muchas veces les dicen alazares de suerte que todos puedan trabajar en conjunto pero para ellos fue fase del destino saber que pueden contar el uno con el otro.

"Cubre si quieres cubrir"

— Bromeas, será una ciudad pos-apocalíptica pero no hay fantasmas —dice Lizz para desmentir lo que hace unos segundos aseguró Leziu.

— Además, si los hubiera. No darían miedo. Estamos a metros de cientos de zombis que quieren matar a todo el mundo y lo último que queremos es preocuparnos por otros muertos —comenta Jelizer.

— En realidad los fantasmas no son "muertos" sólo son almas en pena, así que de un susto no pasamos. Y otra cosa, sería difícil presenciar uno por que no somos sensibles al mundo paranormal — vuelve a justificar Lizz.

— ¿Entonces los zombis no son del mundo paranormal? —pregunta Garred.

— Son más bien una falla experimental de la ciencia — dice Frank haciendo que todos volteen a ver.

— Cierto, ustedes vivían en esa ciudad — Leziu se dirije a Frank, Sabrina y Jelizer, los tres asienten.

— Nosotros estábamos en pleno asalto cuando la gente empezaba a uir de las bestias — dice Garred

Ellos en su pasado eran delincuentes, vivían de manera indigna pero sin carencias. Después de aquello, desidieron cambiar su forma de vida para por fin tener algo o alguien que controle sus destructivas personalidades. Ellos siempre fueron unidos y trabajando juntos son muy fuertes.

— Yo estaba en plena celebración cuando los estúpidos muertos arruinaron la fiesta. Encontré a Jelizer poco después y me ayudó mucho a guardar la calma y esperar la ayuda —Declara Sabrina.

Ese acontecimiento tan repentino y traumatico hizo de Sabrina, alguien menos despreocupada y un poco más consciente de sus acciones. Desde el "día muerto", ha estado apegada a Jelizer por haberla ayudado en su momento.

— Yo... —Frank quiere empezar a hablar pero recuerda al instante las cosas.

"Estuve antes de que pasara, si no hubiera sido tan cobarde. Me hubiera sacrificado para que no tomáramos la tonta decisión de soltar a los experimentos de Maddox" piensa

"Si no hubiera ido a rescatarla, ella seguiría viva"

"si no hubiera aceptado la propuesta del señor Jefersson todo seguiría normal. Seguiría con ella"

Sus ojos se tornan cristalinos y los apreta para impedir el paso de las lágrimas, baja la mirada y araña la pequeña madera en la que está sentado.

— ¡Bien Moore, calmate! —alza la voz quién no ha hablado en casi toda la noche, Jerem Paul. — No hables si no quieres

Él solo asiente con un dolor punzante en la cabeza.

Jerem suspira, sonríe y se prepara para hablar.

— Me gustaba mi vida antes de aquello, hacía lo que más amaba, la música. Junto con mis compañeros que, aunque no fueron los más pacientes, me divertía pasar el tiempo con ellos —suelta una pequeña sonrisa y empieza a mirar cualquier objeto como si fuera la gran cosa. — Ese día teníamos un concierto en esa ciudad, estábamos a poco de tocar y empezamos a saludar a la banda anterior. Tomé mi guitara y empecé a tocar improvisadamente como era mi costumbre. Cerré por un momento los ojos y cuando los volví a abrir. La gente empezó a gritar, pero no de euforia, si no de miedo. El resto, adivinen lo que pasó. —terminó aquella frase con seriedad

Todos se quedaron asombrados ante eso. ¿Quién diría que un joven rebelde y alegre se convertiría en un hombre responsable y serio?

Lo dijo el tiempo con sus obstáculos complicados.

No muchos se alían con este

Y ese fue el problema

Todos se quedan pensativos, con unos segundos incómodos en los que nadie quería ni podía decir nada.

Leziu soltó una fuelte palmada al aire y todos dirigieron sus ojos a él.

Después de ello, empezó a aplaudir con orgullo, los demás intercambian miradas y le siguieron la corriente

Con todos los problemas que ha escuchado, Frank recuerda que la soledad los ha unido como compañeros para no volver a necesitar de ella.

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