Capítulo 7: Ataque

5 3 0
                                    

— Garred, rápido. Busca un par de sogas, cables si es posible — ordena el oficial — nosotros lo distraeremos — sonríe  mientras se prepara para esquivar golpes.

Durante esto Jelizer, con la poca fuerza que tenía, llamó a la entrada de la ciudad. Donde Frank escuchaba con pocos detalles el fracasado plan de la unidad y una pedida de auxilio debido a las pérdidas que podrían tener por no haber tomado en cuenta al zombi desde el principio del plan.

Dentro de la casa, Garred le da un golpe suave con el arma al brazo del jefe. El hombre voltea con seriedad.

— ¿Tienes cables o sogas? Muéstrame donde están

— En un cajón de la cocina —contesta sin ganas

— ¡Yo iré! — contesta Lizz y sale en busca de las cosas necesarias.

Garred mira con cuidado a la chica y en un lapso de segundo, su distracción hace que, al voltear reciba un puñetazo directo a la nariz del soldado, haciendo que cayese.

— ¡Ahora todos huyan a la segunda central! — grita el hombre y todos corren hacia la salida trasera

Lizz voltea y corre hacia la entrada, en cuanto los ve, sin pensarlo dos veces, empujan a la chica hacia afuera con una parte de la puerta rota para poder salir.

Apenas y el zombi siente los corazones acelerados, camina con torpeza hacia la parte trasera, donde el grupo empieza a pasar los niños y algunas mujeres por la cerca.

Cuando están a punto de pasar la última chica, el gran ser la toma del cabello cual muñeca; un par de dedos toman su muñeca delgada, con gritos de auxilio, clama piedad y con su pequeño puño trata de soltar el fuerte agarre.

La huele un momento y antes de querer dar el primer mordisco, decenas de palos y piedras eran arrojadas por el otro lado de la cerca. Después, tres disparos en el brazo lo hace voltear a ver el causante, y se encuentra al oficial apuntandolo de nuevo.

— ¡Sueltala Maldita bestia! —vuelve a dar un tiro y este hace que sus brazos resulten heridos debilitando sus huesos y haciendo que la chica luche más por salir de su agarre. —¿Por qué no la suelta? —se dirije a Leziu.

— Por qué la tomó como su presa especial. Eso es lo que hacen los zombis sobremutados, eligen a una presa en espesifico para comerla, pero ¿que lo causó?

— Los zombis son buenos rastreando presencia de vida, alguna herida abierta lo debió causar

—  Y bien oficial, ¿Cual es el plan?

— ¿Conseguiste las sogas? —Leziu asiente — A los lados de enfrente, cruzamos y lados traseros —dice, tratando de preparar una estrategia rápida y no tan complicada — pero antes que nada...

El oficial se prepara para dar un tiro en el que debía romper su mano o por lo menos sus dedos para soltar a la joven y después seguir con el plan.
Apunta con precisión, respira y jala el gatillo en cuanto ve los dedos en su vista central.

La suerte le ayuda y en un lapso de tiempo la chica cae al suelo y huye tan rápido como puede hacia su grupo fuera de la cerca.

Los rebeldes se preparan para huir mientras la unidad está ocupada con el zombi y corren a mas no poder con el Jefe en el frente.

Misteriosamente, el jefe cae y los demás se detienen para para revisarlo. Lo observan y levantan lentamente un dardo en su cuello.

— ¡Corran! — grita un chico en signo de alerta y todos se dispersan por el miedo.

Uno a uno, las personas van cayendo adormilados inexplicablemente por el sedante de los dardos que caían en picada y con presicion.

El responsable de aquel juego un tanto macabro, es Romelle Park, sargento de una unidad nueva, pero el mejor francotirador de la central.

Al terminar con las personas, unos niños se quedan confundidos tratando de levantar a sus padres, otros solo se sientan esperando sus llamados.

Romelle toma la radio y busca la interferencia de su superior.

— Todo listo Oficial Santiago, espero ordenes. Cambio

— Bien, joven Park. Regresa a la unidad, cambió y fuera. — comanda el oficial al mando de la unidad 3, Fredderic Santiago.

Al mismo tiempo, los soldados de la primera unidad estaban listos para atacar.

Con uno en cada  lado, corren cruzando los pies del zombi y esquivando sus golpes. Después dan una vuelta completa y juntos, jalan los pies a la misma dirección, haciendo que se cayera el sobre mutado.

Leziu sube a la espalda del zombi para mantenerlo en el suelo y con unas sogas, cubre su peligrosa y repugnante boca.

Pero olvidan de algo.
A pesar de ser un zombi, no es un ser normal.
Y su brazo de más lo hace levantarse de cuerpo, sin importar que Leziu cubriera su boca y cara.

El sobremutado mueve su cuerpo rápido y de manera repetitiva, tirando a Leziu al suelo debido a la falta de agarre.

El zombi se enfurece, haciendo que sea más difícil mantenerlo atado de pies. Toma sus brazos y con un par de tirones rompe el agarre y corre hacia su presa deseada.

— ¡Maldita sea! — Grita el oficial Jerem mientras corre detrás del zombi. Se detiene y apunta su rifle a la cabeza del sobremutado — No queda otra alternativa amiguito — se susurra.

¿Que es más rápida que una bala? Casi nada, pero ¿Que es más ágil que una bala?

El dardo sale escondido de un árbol y sorprendentemente redirecciona la bala.
Después sale otro dardo directamente al cuello del zombi y este cae débil antes de llegar a la chica sedada.

El joven encapuchado, dueño del arma tranquilizante salta arriba del zombi e inserta una inyección directamente en el mismo lugar donde había disparado el dardo hace un momento.

— Con esto estará bien — se levanta el joven y voltea a ver a los atónitos de los soldados.
 
El oficial rompe la vista hacia el y en cuanto se da cuenta que tiene un desconocido frente a él toma el arma y lo apunta con fuerza.

— ¡Identificate! Soldado o rebelde

El joven baja la cabeza debido a la pequeña carcajada que le hizo la cuestión.

— Un poco de las dos — se levanta la capucha y camina hasta llegar frente al oficial, se mantiene en firmes y saluda, con una sonrisa de niño pequeño — Oficial, aquí el Cabo Frank Moore, reportándose y esperando órdenes — dice, burlándose.

Después de aquello, entra una camioneta a unos metros de ellos y bajan para buscar las personas que aún se encontraban dormidas.

Mientras Frank observa la escena despreocupado, Jerem lo mira con furia, empuña su brazo libre mientras fija su vista en él y en cómo torturarlo esta vez

Gracias Por La Vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora