Y quien entonces meditaria por la madrugada el solemne hito de la auguria, que la metamorfosis jamás vino de nuestros cuerpos crecientes, disminuyentes, tan abstractos. Quien daría sentencia a las almas que son quienes se transforman, emanan dolor, emanan amor, emanan ambas a la vez quizá. Quien meditaria la acción del cambio, que llega y arrebata los yacimientos de lo que fue pero que dudo vuelva a ser porque cambiamos como la oruga a mariposa. Porque somos almas desoladas, que en su misma soledad experimentan lo que es el no regresar. Porque la inocencia de la felicidad ahora parece más bien el grito de un beneficio, porque la metamorfosis se apodera de quien somos para cambiarnos de pronto. Uno no vuelve a ser el mismo que ayer, ni mucho menos hace años o meses. Uno cambia al llorar de la noche, cuando cae el rayo de la realidad e ilumina el alma dichosa que corre hacia lo que parecen ser sueños. Pero nos transformamos entonces en lo que jurabamos nunca volver siquiera a ser, porque ahora a mitad de la noche parezco ser más otra persona que ni yo, porque ahora a mitad de la noche sueno más severa y no sé quien diablos grita tantas cosas dentro de mi mente. Porque no soy yo pero puedo llegar a serlo mañana, no soy yo pero muy en el fondo sé que esa persona comienza a tomar mi lugar sin ni siquiera pedírmelo porque a final de cuentas si lo soy, porque ahora toma mi lugar y mañana será otra persona. Dios sabe quien pero al menos cree saber ahora qué hacer con este revuelo.
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Memorias de la noche
AcakGuardemos silencio durante algunos instantes, observa tu alrededor, siente tu pulso y tu respiración y presta atención a lo que viene porque seguramente pensarás que las coincidencias existen, que lo que pensaste una y otra vez está escrito en estos...