Einstein y Aurora

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Me reí una vez mas mientras me miraba al espejo. Era increíble que después de tantos años me siguiera gustando esa camiseta. La usaba desde niña como pijama. Era azul y muy grande con un gran “1996” en el frente. Mi papa la usaba para dormir y como a eso de mis 6 años estaba tan obsesionada con ser como él, que le exigía que me dejara usarla para dormir. Desde entonces duermo todas las noches con ella puesta.

Mire por la ventana y vi que había llegado el correo. Estaba esperando una carta de mi papa hace días. Me mandaba cartas porque aunque hablábamos por celular, a él le gustaba tener esos detalles con su niña (Agh como odiaba que me dijera así).

Baje las escaleras creyéndome flash y me caí de trasero al final de las escaleras ¿Pero eso me importo? ¡NO! Ahí estaba yo a unos centímetros del buzón sin importarme el dolor en mi parachoques.

“Mierda, esto no me puede estar pasando a mí, bueno quiero ver ese correo y el no está mirando ni va a mirar ¡Arriésgate, Lexi!”

Me dije a mi misma, mientras un chico súper guapo (mas que Max) estaba mudándose al lado de mi casa. Estaban él, una señora de algunos 40, un señor de algunos 50 y dos chicas que creo que eran gemelas o algo así, eran demasiado idénticas.

¿Pero cómo pude ser tan tonta si ayer vi que llegó la mudanza? Tenía que tomar ese correo rápido sin mucho ruido. Estaba despeinada, con mi gran camiseta que casi me quedaba como vestido de zorra, descalza y con la cara toda hinchada de tanto dormir.

Tome el correo lo más rápido que pude y justo cuando estaba por entrar en la casa ¡PAM! Me tuvo que pasar algo malo. Una puta avispa me pico en la mejilla y comencé a gritar como loca y a mover los brazos como si estuviera teniendo algún berrinche de loco en manicomio.

-¡Auch!- se quejo alguien ¿a quien habré golpeado? -¿Estás bien?- pregunto un chico algo preocupado.

Me voltee y era mi nuevo vecino ¡Dios, que galanazo!

-Am sí, eso creo- me di la vuelta porque ni si quiera me había lavado los dientes. Tenía que salir de ahí lo más rápido posible.

-Te ves linda acabada de levantar- no lo estaba viendo, pero pude sentir su sonrisa. Ese chico era tan sexy que ¡Dios, seguro era parte del Olympus!

-¿Qué? ¿Cómo s…- No me dejo terminar plantándome un beso en la mejilla que se me erizo la piel. No sabía dónde mirar así que mire a las que supuse eran sus hermanas gemelas. Una me estaba mirando con cara de asco y otra con cara de ternura. De lejos se veía que eran muy diferentes.

-Justo donde te bese, tienes marcas de la cama y aunque no las tuvieras tu pelo y tu camiseta te delatan a kilómetros de distancia. –dijo  él con cara de genio. No sabía que decir, pero me alegraba que no haya percibido mi aliento o quizás sí lo hizo, pero no lo menciono. Una vez más tenía que buscar la manera de salir de ahí.

-Discúlpeme señor Einstein, por dudar de su increíble capacidad de percepción, pero esta señorita solo recibe besos en la mejilla de quien ella así lo desea. Para la próxima ¿Me haría el favor de pedirme permiso?- le dije imitando el acento de los franceses cuando hablan español. Se hecho a reír y justo cuando iba a hablar lo interrumpí. –Gracias por entender, señor- Me fui caminando como toda la diva que soy y entre a mi casa cerrándole la puerta prácticamente en la cara.

No había subido las escaleras cuando escuche tocar la puerta. Por alguna extraña razón fui muy rápido a abrirla y ahí estaba el, el puto galanazo. Me va a invitar a salir. Pensé, pero era casi imposible así que le solo le hice una señal con la cara de que dijera algo.

-Em, dejaste tu correo allá afuera y por haber salido así, creo que debe ser importante. Ahora si me disculpa señorita Aurora, me tengo que ir. Ahórrese las gratificaciones.

Se dio la vuelta y se fue. Ese idiota aparte de ser un Dios del olympus también era un divo. ¿Por qué me dijo aurora? Me preguntaba una y otra y otra vez.

-¡La bella durmiente!- le grite a Eizen en la cara.

-¿Qué?- me miro con cara de “Aléjate de mi perra psicópata”

-Nada, querido hermanito. La vida es bella- me fui bailando aun mas porque al fin descubrí por que me había dicho Aurora. Así se llama la bella durmiente.

Llame a Tara para contarle todo y me gane un nuevo apodo “La chica que le dan besos para que se calle” se que era un poco raro, pero así era Tara un raro espécimen extraterrestre.

Busque en mi correo hasta que encontré lo que había estado esperando. Abrí la carta de mi papa y me lleve una noticia aun peor que la mudanza de tara. ¿Podrían pasarme más cosas raras?

Hello personas del mundo. Espero que les guste este cap tanto como a mi.

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PDT: Dani y Marcia, su aparicion tal vez, solo tal vez, podria estar cerca.

Samery se retira, cambio.

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