La última hija.

Final.

Sé que debería estar escribiendo los otros capítulos de las demás historias, sin embargo no podía sacar la idea de mi cabeza.

Como siempre nada me pertenece yo solo ocupo los personajes sin fines de lucro.

Prólogo. Final.

Un monumento se levanta en medio de la ciudad.

Las plegarias se escuchan entre los escombros de los edificios, aún no se detienen los intentos para encontrar a los supervivientes.

Un ataúd es llevado hasta su lugar de descanso.

Algunas personas, aún estando mal heridas, caminan a lado de la escolta.

Las familias lloran, hijos huérfanos, hermanos se abrazan felices sin considerar el dolor de la familia que está a un lado suyo, que no tuvo la misma suerte que la suya, y una madre abraza con todas sus fuerzas el cuerpo de su pequeño que solo con cinco años de edad murió.

Las personas no saben cómo honrar su memoria más que dándole el honor de un funeral de estado.

La mujer que compartió armas con ella camina detrás del ataúd, camina con la cabeza en alto, sin dejar notar como el dolor rompe su corazón.

Miles de flores se ven por las calles.

Y un niño deja su juguete favorito, delante de la tumba, el no es del todo conciente, pero recuerda como aquella mujer, de cabellos color cobre, lo cargo entre sus brazos, y susurrando le prometió que todo estaría bien.

Las armas son cargadas y disparadas cuando la tierra cubre la madera del ataúd.

Una plegaria es escuchada desde lo más elevado de una montaña. Una mujer está sola en su castillo de hielo, en lo alto de la montaña su dolor no será escuchado, y podrá dar su adiós.

Un último gracias es escuchado.

Y un niño ve a su alrededor, y solo puede ver el legado de aquella mujer, que dió la vida por ellos.