Hoy fue un día muy largo y arduo en el trabajo. A pocos minutos de la medianoche, me espera en la estación del tren, esperando que este pasara para poder regresar a casa. La penumbra era tal, que podrían distinguir un par de metros delante de mí, iluminados por el diminuto foco que alumbraba el andén.
Para suerte mía, no tuve que esperar demasiado. El tren llegó y en el mismo instante en las puertas se abrieron, me conocí en el vagón a toda prisa.
No me extraña ver a otros dos pasajeros en el compartimiento, por la hora, no era algo raro el hecho de que este fuera vacío. Uno de ellos se fumaba un cigarrillo; el lugar entero apestaba a humo. Le dio una larga calada y me miró fijamente, mientras yo elegía un asiento.
Cuando me envió, decidí enfocarme en el otro sujeto que nos acompañaba, sentado al lado opuesto del fumador. A pesar de que se encuentran a pocos metros de distancia de mí, era difícil distinguir sus facciones, debido a la gruesa sudadera con capucha que llevaba puesta. No obstante ... sus ojos sí que puedo verlos. Uno de ellos era normal y el otro, completamente rojo. Me tensé. Me miraba como si estuviera molesto. Intente sonreír para cortar la tensión y luego voltee hacia la ventana, intentando ignorar la pesada sensación de su mirada.
Las luces del vagón parpadearon antes de apagarse completamente.
—Les pedimos disculpas por las molestias registradas una voz por medio del intercomunicador—, este inconveniente será reparado mañana.
Nervioso, traté de relajarme, intentando convencerme de que no había porque temer a la oscuridad. Después de todo era ya un adulto, un tipo bueno que trabajaba y pagaba impuestos ... las luces regresaron.
Sin darme cuenta había cerrado los ojos. Los abrí, solo para descubrir que el escalofriante ojo de ese tipo ahora estaba a dos asientos de distancia. Con desconcierto, miré al sujeto del cigarro, quien siguió fumando como si nada hubiera ocurrido.
Las vías del tren se pusieron a rugir. Me consideró demasiado asustado como para sostenerle la mirada a ese hombre. No puedo ni moverme, solo respirar. Intento convencerme de que nada grave pasaba, que era el cansancio del trabajo lo que me hizo imaginar cosas y que no había nadie mirándome.
Las luces volvieron a parpadear y apagarse.
Aguardé a que volvieron a encenderse y tras un breve momento, lo hicieron. Esta vez el desconocido estaba a mi lado, con su rostro a solo centímetros del mío.
—¡¿Qué mierda, hombre ?! ¡¿Qué carajo pasa contigo ?!
—Oye, si querías que apagara el cigarro solo debías pedirlo, ¿vale?
-¡You dont! ¡Hablo del idiota que está aquí!
El fumador me miró arrugando la frente, confundido.
—Pero si solo estamos aquí tú y yo ... oye ... oye, ¿te encontramos bien, amigo?
El tipo del ojo no se había movido o pronunciado palabra alguna.
Las luces se apagarán una vez más.
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Historias Terror
Horror"Te aseguro que no volverás a dormir" Creepypastas, Historias de terror, Rituales, Arruina Infancias, etc. ¿Te atreves a leerlo?