Solo en casa

199 7 1
                                    



Aquella noche, Michael se había quedado completamente solo. Sus padres habían salido de viaje ese fin de semana y su hermana mayor no volvería hasta muy tarde, después de terminar la fiesta de su facultad. Como cualquier adolescente, Michael se regodeó de poder tener la residencia a su disposición y sin nadie que lo molestase. Tal vez él no podría salir de fiesta, podría quedarme viendo películas hasta tarde y comer un montón de bocadillos.

El plan perfecto para cualquier chico.

Después de hacerse unas palomitas en el microondas, verifique la sala de estar y el control remoto de la televisión para buscar algo interesante. El aparato se encendió en el canal de las noticias, donde el presentador comunicaba una novedad espeluznante.

Un peligroso asesino en serie había escapado de la cárcel de máxima seguridad más cercana a la ciudad. Se trata de un sujeto muy inestable y despiadado.

Al ver la fotografía del maleante en la pantalla, Michael identifica un escalofrío.

—Les rogamos garantiza puertas y ventanas en casa, y llama de inmediato a las autoridades si tiene que ver o escuchar algo extraño cerca de su domicilio —recomendó el presentador.

Michael dejó todo lo que estaba haciendo y corrió a garantizar la puerta principal y las ventanas. Justo cuando estaba por relajarse, grabé que tenía que ocupar la puerta corrediza del jardín. Preocupado, fue a ponerle el seguro cuando notó algo que lo dejó paralizado, a través del cristal de la misma.

Afuera, el mismo asesino al que había visto por la televisión lo estaba mirando fijamente, de pie sobre la nieve. Una sonrisa malsana se dibujó en sus labios y Michael experimentó temblar sus piernas.

Colocó con fuerza el seguro en la puerta y, sin dejar de mirarlo a los ojos, palpar con su mano sobre la cómoda cercana, para tomar el teléfono. Solo bajó la mirada un segundo, para marcar el número del 911, pero cuando volvió a mirar hacia afuera se dio cuenta de que el fugitivo se convirtió mucho más cerca.

Aterrado, Michael agachó la mirada, tragó saliva y espero que el dispositivo termine de marcar ...

—Buenas noches, ha llamado usted a emergencias, ¿en qué puedo ayudar? —Habló la voz de una mujer joven al otro lado de la línea.

—Hay un asesino en mi jardín.

¿Disculpe?

Haciendo acopio de todo el valor que le quedaba, Michael volvió a alzar los ojos. El asesino estaba demasiado cerca. Pero no había huellas en la nieve.

-¿Hola? ¿Me escucha? ¿Hola? —La voz de la operadora se escuchó como un eco lejano, mientras que un escalofrío intenso le registró la columna vertebral.

El teléfono cayó de la mano temblorosa de Michael. Comprendió que durante esos tortuosos segundos, no había estado mirando al desconocido de pie en su jardín. Él no estaba allí. Y lo que sus ojos habían estado observando, era solo su reflejo en el cristal de la puerta.

Ahora podría escuchar su respiración con total claridad. El asesino estaba detrás de él.

Historias TerrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora