Sobre Hal y su eterno problema con la autoridad.

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Bruce llega a lo alto del edificio luchando contra viento y agua y de repente las gotas de lluvia no llegan hasta él gracias a una especie de carpa formada por el luminiscente poder del linterna pelirrojo que le espera junto a dos de sus compañeros humanos apoyados en una parte del edificio. Bruce espera oculto entre las sombras observando a los tres compañeros que permanecen en un inusual silencio hasta que decide hacer acto de presencia frente a los linterna. 

Ve cómo el joven linterna Ryner se tensa como una cuerda de violín, Gardner se levanta con cansancio y visiblemente malhumorado y el linterna Stewart da un paso al frente, hacia él con rostro serio y los brazos cruzados sobre el pecho.

- Hal está vivo. - Informa el linterna antes de que Batman pueda hacer algún otro movimiento y espera pacientemente a que el hombre de negro tenga alguna reacción, se sorprenda o pregunte por Jordan, pero Bruce no reacciona de ninguna forma. 

- Mierda, Batsy ¿ni siquiera preguntaras donde cojones ha metido su precioso culo Jordan desde hace cuatros meses? - Pregunta Guy acercándose a John y colgándose de su hombro con una mueca de fastidio. 

- No. - Contesta fríamente el hombre de negro haciendo que el pelirrojo chasquee la lengua y se aleje un poco de su compañero para acercarse a Kyle casi más enojado que cuando Bruce llegó.

- ¿Que mierdas hacemos aquí? ¡Es bastante evidente que a este bastardo se la suda y no tenemos tiempo para estas gilipolleces! Deberíamos haber ido a por Barry.

- Los Guardianes han conseguido curarle, pero... - Empieza

- ¡Pero es un puto adolescente! ¡Un puto adolescente con un jodidamente serio problema de control de la ira! 

- Que tu digas eso Guy, es una de las mayores ironías del mundo. - Habla por primera vez el hombre más joven con temblorosa voz que no encaja con sus palabras y un terrible sonrojo en su cara. 

- Stewart. ¿Qué ocurre?

- Los guardianes consiguieron curar a Hal con un par de hechizos de la cultura de Zahara, nos a costado cada hora de los últimos cuatro meses, pero lo conseguimos. Sin embargo, uno de los últimos hechizos tuvo una especie de efecto secundario.  Hal vuelve a tener doce años. 

- ¿Dónde?

- Ese es el problema. Según los guardianes  el hechizo se esfumara en un par de meses, pero el punto es que se nos a escapado. 

- ¿Se os a escapado? - Pregunta el murciélago obviamente juzgando a los tres linternas.

- Es un niñato asquerosamente escurridizo. - Asegura rápidamente el pelirrojo con los brazos cruzados sobre el pecho y los labios firmemente apretados, indudablemente cabreado.

- ¿Cuantos años tiene Jordan ahora?

- Once, puede que doce.

- Bien. Yo me encargo. - Afirma el hombre murciélago antes de marcharse con un movimiento de capa a sus espaldas a pesar de las quejas y los gritos de Gardner a sus espaldas. 

3u3

Coast city siempre será demasiado luminosa para el murciélago de la ciudad gótica, pero se mueve a ras de la larga valla metálica que rodea un viejo lugar alejado de la mente de la mayoría del pueblo de Coast, excepto por un niño, un niño que perdió a su padre en ese campo.

Hay un niño al pie de la valla casi oculto dentro de una chaqueta de cuero marrón demasiado grande para un niño. Un Hal Jordan de unos doce años que mira un anillo brillante en su dedo que también es demasiado grande, el joven levanta la vista y le apunta con el anillo como una especie de acto reflejo cuando Bruce se deja caer a su lado. El chico baja el anillo al instante y sonríe de una forma que luce casi dolorosa antes de empezar ha hablar.

- Spooky, es bueno verte. Te ves bien, pero parece que yo me conservo mejor ¿eh? - Bruce no le contesta, ni siquiera mira al joven sentado a su lado que es clavado a cierto adolescente medio alien que vive en su mansion. - Ni siquiera sé cómo he terminado aquí, pero cuando me di cuenta... ¿Que hago? ¿Vuelvo con los lanterns? ¿Voy a ver a mis hijo que tiene cuatro años más que yo ahora mismo y que vive con un hombre que seguramente me odie? 

- No te odio. - Asegura el hombre sin siguera mirarle, Hal suspira.

- Si, tu voz fría e indiferente lo deja claro. - Contesta sarcasticamente y hay un ligero gallo en su voz que ha esa edad aún está cambiando.

- Debiste decírmelo. - Comenta Bruce como si hablara del tiempo.

- No. - Reprende firmemente el adolescente aprentando los puños. - Tu de todas las putas personas de este maldito universo eres el último que puede reclamarme guardar secretos, Bruce. Si te lo hubiera dicho, si te hubiera dicho que tenía una loca idea que probablemente no funcionaría te habrías hecho ilusiones y si hubiera muerto ambos sabemos que habrías estado mucho peor.

-Podria haberte ayudado.

- Estábamos en el centro del puñetero universo, Bruce. Yo estaba medio moribundo, colocado prácticamente desde el mismo minuto que llegué a Oa, ni siquiera recuerdo mucho desde los últimos cuatro meses. Te necesitaba aquí, tus hijos te necesitan aquí y el mío y la liga. Tienes tu vida aquí y yo... no quería seguir trastocandola.

-Pensaba que teníamos algo. -Habla el multimillonario mirando el oscuro cielo en el que empiezan a despuntar los claros rayos del sol. - Pero contigo siempre termino equivocándome.

- Te quiero, Bruce. -Asegura el niño, pero hace cuatro meses que Bruce no sabe que creer sobre el piloto. -Pero hay cosas, como esta, que tenia que hacer solo.

Los helados ojos de Bruce miran fijamente el inició del amanecer y el joven suspira a su lado sabiendo mejor que nadie lo difícil que será esto con el murciélago. El chico guarda silencio durante unos segundos desviando su vista del hombre a su lado al claro amanecer frente a el.

- ¿Cómo está Gabriel?

- Piensa que ha perdido a su padre y se siente culpable. - explica casi clínicamente el multimillonario. -Pero es un chico fuerte.

- Lo sé.

- Ya debe saber que estas por aquí.

- Seguramente lo ha sabido desde el instante en el que he entrado en la galaxia, probablemente antes que tu o yo.

- ¿Vas a  volver a la mansión o a tu apartamento?

- ¿Volver a la mansión es una opción? - Pregunta el piloto con cierta esperanza.

- Siempre tendrás un sitio en mi casa, Hal.

- Quiero saber que estas de acuerdo con lo que... - Hal se relame los labios antes de terminar la frase con cierta duda. - Con lo que pienso que debería hacer.

- No piensas volver a la mansión. - Afirma Bruce con tono ácido.

- Voy a volver a la mansión cuando este puñetero hechizo  se rompa. Dos semanas, como máximo. Llamaré a Gabe, le diré que tardaré un poco en volver a casa y cuando vuelva a ser un puñetero adulto hablaremos de esto, de nosotros y de... todo lo que tengamos que hablar.

- Dos semanas. - Remarca Bruce en casi un suspiro.

- Como máximo. - Asegura Hal.

- ¿Qué harás hasta entonces?

- Barry o los lantern, puede que incluso la Atalaya, donde menos moleste pero pueda mantenerme con vida sin llamar mucho la atención.

Después De Los SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora