Capítulo 11

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Niall’s POV

Tomé la mano de María y nos dirigimos a la salida. Este día quería pasarlo con mi princesa: Después de todo el mal entendido y nuestro pequeño momento en clase, mi sonrisa no se borraba del rostro.

Quería hacer reír a María, porque su risa es música para mis oídos, pero no contaba con que reiría mucho al punto de que nos echaran de clase por molestar. Sin embargo, es como si me hubieran dado el pase libre para pasarla con mi princesa: Sé que no debí haberme ido de la escuela y traer a María conmigo; su mamá se enojará mucho si descubre que nos perdimos el resto del horario escolar y el director quizás nos castigue por ello. Pero todo eso no pasa ahora por mi cabeza teniendo a mi hermosa mejor amiga junto a mí.

De sólo recordar cómo nuestras miradas se juntaron con ternura cuando aclarábamos el tema del abrazo con Harry, se me acelera el corazón y las palmas me sudan.

Creo que María lo notó, porque de inmediato me señaló:

_Niall, despierta de tu nube-dijo sacudiéndome suavemente de los hombros mientras enviaba una corriente de electricidad por todo mi cuerpo.

_¿De qué hablas? Estoy bien-dije en un intento de ocultar mi sonrisa de tonto enamorado.

_Sí, ajá. Puedo ver eso, porque no tienes rumbo y casi te chocas con el poste del patio-dijo riendo levemente.

_¡¡No tienes remedio, Nialler. Pero por eso te quiero!!-dijo mientras me rodeaba con sus brazos por el cuello, haciéndome rodear su cintura para que no rompiéramos nuestro abrazo, y poder embriagarme en su hermoso aroma.

Ese momento era más que perfecto y juro que podría quedarme así por el resto de mi vida: En sus brazos y en su piel perfumada por siempre. Sin embargo, todo momento perfecto debía terminar. Así que desarmamos el abrazo rápidamente para salir del colegio lo más rápido posible sin ser descubiertos, o tendríamos problemas asegurados.

Caminábamos con nuestras manos estrechadas, meciéndose hacia adelante y atrás y sonriéndonos mutuamente, mientras decidíamos adónde ir.

_¿A dónde iremos, Ni?-preguntó mientras doblábamos a la derecha perdiendo de vista el gran edificio de la secundaria Royal.

_Hmm… ¿Te parece si vamos a la cafetería que está cerca por unos batidos?-pregunté mientras deshacía nuestras manos, para acercar a María aún más a mí (si es que era posible) y sostener su cintura.

_¡¡Suena lindo!!-dijo sonriendo angelicalmente, provocando que yo le respondiera con una sonrisa del mismo modo.

Así caminamos unas cinco cuadras desde nuestra escuela hasta llegar a un modesto local con un sencillo cartel decorativo que leía “Suzy’s Coffe Shop” en cursiva e iluminado por lucecitas tenues.

Abrí la puerta del local, y solté mi agarre de su cintura para darle paso a María y luego ser igualmente invadido por el fresco ambiente del café: Camareras amables con ropa casual (remeras verdes a rayas y shorts de jean, acompañadas de delantales blanquecinos), pequeñas mesas  redondas a lo largo del pasillo, y sillas rojas modernas a la altura de la barra para quienes desearan un rápido servicio o sólo sentarse a observar y perderse entre los clientes. Y por supuesto el inconfundible olor a jugos frescos, batidoras preparando jugos y demás y la campanilla que indicaba la orden recién preparada.

Una nueva oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora