Capítulo 22: Un sueño, dentro de otro sueño

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Querida Alith:

Siento mucho no haberte escrito antes. Todos estos días han sido un infierno: mi hermana regresó de su viaje y le hizo saber a mi padre que quiere ser la heredera principal de Gutemberg, argumentando que es la hermana mayor, Eva ha estado siguiendo mis pasos como una sombra por órdenes de Franca y no es la única.

Mi padre esta hecho una furia por tu escape y el de Bastian, aún no sabe dónde están, pero cree que yo sí. Claramente yo no tengo ni una pista de donde estas, ni de Bastian, pero es lo mejor.

Bastian y Clara desaparecieron del mapa la misma noche de la fiesta y es gracias a la Resistencia de las Naciones. Lo sé de fuentes confiables.

Tuve que dar notas en la prensa para que mi padre no sospeche de que realmente estoy contigo en esto, pero claramente no logre engañarlo y yo solo espero que no hayas tenido que ver nada de eso. Me avergüenza ser tan cobarde y no hacerle frente yo mismo ahora, pero no tengo otra salida ¿sabes?

Amenazó con enviarme al norte a "cumplir con mis obligaciones", pero no lo hará, no hasta sacarme algún tipo de información. Alith, es capaz de hacer cualquier cosa, por favor ten mucho cuidado.

Te escribo porque es la única forma de comunicarme contigo sin que me descubran, pero no creo poder hacerlo de nuevo, y tampoco creo que volvamos a vernos pronto.
La resistencia se encarga de todo, y solo me hicieron un favor, hacerte llegar la carta. Asique no te preocupes por mí, todo estará bien. Te extraño.
Tuyo.
Yago.

No pude contener las lágrimas, el príncipe estaba atrapado en manos de su padre y solo contaba con una hermana que se quería deshacer de él. Estaba solo, se sentía solo, sabía aquello solo con leer sus palabras. Yo ya me sentía perdida sin Bastian, pero sin Yago...me faltaba algo, era como si en el tiempo que estuvimos juntos en palacio, después de hacer tantos planes y hacernos amigos hubiéramos pensado como uno. Si, eso era, sentía que no podía pensar con claridad sin Yago, porque al fin y al cabo ¿quién era yo sin mis chicos? Estaba sola, ellos eran lo último que me quedaba.
¿La Resistencia de las Naciones? Me apoyaban pero también me necesitaban para un fin, era más como una herramienta, no como una amiga. Erick era otro cantar, pero por ahora, mientras él siguiera cerrándose conmigo se sentía más como un gemelo falso, un gemelo que de gemelo no tenía nada.

Con un poco de la brusquedad, esa que me caracterizaba (sumando al enojo de no poder darle a Yago una respuesta), limpié mis lágrimas y salí de mi habitación. Necesitaba salir de esa casa que estaba comenzando a cerrarse sobre mí, como una cárcel, me faltaba el aire.

¿Porqué desde que me fui de casa, desde ese maldito día, solo siento que me robaron la libertad?

Me crucé con Amelia y Damien en mi camino hacia el patio, pero ni siquiera les dediqué una mirada. Estaba enceguecida por llegar a la luz, necesitaba estar en contacto con la naturaleza y calmarme.

Sin darme cuenta de que alguien me seguía, caminé sin parar hasta que me detuve en alguna parte de ese bosque, un poco más allá del claro donde solíamos entrenar todos los días.

Sentía unas lágrimas pesadas deslizarse por mis mejillas, pero las ignoré, ignoré todo a mi alrededor excepto la energía de ese lugar. Ignoré a Erick, porque era él quien me había seguido hasta aquí.

Solo me concentré en respirar, lento, seguro, inspirar, expirar. Con los ojos cerrados sentía toda la energía fluyendo por aquel hermoso lugar. Focalicé mi energía en los árboles que subían y bajaban, algunos animales se sentían como cúmulos de vida. Todo era electrizante. Así me quede por un rato, solo respirando, solo existiendo. Hasta que Erick tomó mi mano.

AlithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora