Tres de los lideres de la resistencia habían muerto en un incendio.
Solo Bastian, Clara y su madre estaban vivos. Yo...no quería pensarlo, de verdad no quería, pero esto no tenia sentido.
Mire a Bas mientras le contaba lo sucedido a Titus. Hablaba perturbado y su tono de voz dejaba entrever lo sacudido que estaba por toda la situación.
Y mientras lo observaba con cuidado solo podía pensar que si hubiera sido una persona normal como cualquier ciudadano de Gutemberg, todo esto seria mucho más fácil.
Pero no lo era, yo era la puta sacerdotisa y sabía exactamente lo que pasaba por su cabeza: persuasión. Quería seducirnos de alguna manera con sus palabras pero todo era falso.
Me era imposible despegar mis ojos de él, mi preocupación por su salud había desaparecido en un instante en cuanto mi perla lo sintió. No podía, no quería creerlo. Él era mi mejor amigo, lo conocía de toda la vida, vivimos los peores y los mejores momentos juntos. Siempre fue mi apoyo, mi cable a tierra, al menos hasta hace unos meses, todo cambió una vez que llegamos a palacio, pero creí que lo habíamos superado, que todo estaba bien. Claramente no era el caso y yo era la única que no lo había entendido como corresponde.
Pero me advirtieron de esto, Soraya me lo dejo en claro muchas veces y yo siempre supe lo que iba a ocurrir. Pensé que ante la advertencia de la madre de Erick debía prepararme, pero al parecer no fue suficiente. Muy en el fondo solo rogaba que no fuese él. Ahora estaba claro, las pruebas estaban frente a mis narices.
Alguien me distrajo de mis cavilaciones.
-¿Alith?-
Amy estaba conmocionada. Estas cosas le afectaban el doble que a cualquiera de nosotros. Ella era así: de alma y pensamientos puros, una buena persona. Aunque bueno, también creí eso de Bastian. Al parecer la gente nunca es lo que pretende que creamos que es.
-Estoy bien Amy.- Por alguna razón estaba molesta con todos. Sabía perfectamente que ellos no tenían la culpa de lo que estaba ocurriendo pero me sentía desconfiada y dolida con todo el mundo.
Mi mundo estaba por cambiar por completo y mi perla, mi cuerpo, todo mi yo estaba
reaccionando a ello.
-Erick...- En dos segundos tuve a mi Gemelo a mi lado.
Era extraño cómo se habían dado las cosas entre nosotros, y cómo pasamos de odiarnos a ser el único sostén por el cual seguir luchando. Erick ya no era mi Gemelo de cambio para cuando Bastian no estuviera, no. Él se había convertido en un verdadero compañero en el camino a descubrir quién soy y en mi crecimiento como sacerdotisa. Estaba realmente agradecida con él por ello.
Erick me abrazó en un impulso, y yo recibí la muestra de cariño con ansias. Sabía lo que se venía a continuación y entendía que yo iba a sufrir con ello. Esta era su forma de brindarme apoyo.
Me habló suavemente al oído casi en un susurro:
-Lo siento mucho Alith. Deberíamos haber visto venir todo esto. Fuimos demasiado confiados, pero te prometo que todo estará bien, lo resolveremos.-
Yago se acercó a nosotros con una expresión sorprendida que cambió a seria al instante.
-Alguien avisó de la primera reunión de la resistencia a la que fuiste Alith, y hoy volvió a ocurrir algo parecido. Esto no es coincidencia.-
-Esto fue planeado.- Titus se unió a nuestro grupo. Arrugas en su frente dejaban ver el estrés y el
cansancio que lo consumían. -Siento decirte esto Alith, aunque me imagino que
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Alith
Teen FictionDos personas. Una gran responsabilidad. Un gran poder a cargo. Alith y Bastian intentan descubrir quienes son, pero no todo es lo que parece y nada volverá a ser igual en sus vidas...ni para ellos, ni para nadie.