CAPÍTULO DOS.

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Cuando era niña mi padre me contaba historias de terror que me quitaban el sueño. Recuerdo también que esas historias me hacian despertar a la mitad de las noches y salia corriendo a meterme a la cama con mis padres, muerta de miedo. Una vez a mediados de noviembre, desperté una madrugada empapada en sudor y con el corazon en la garganta. Descalza me lancé hacia la habitación de mis padres, pero por accidente tropecé y caí por las escaleras.

Mis padres me contaron que tardé casi tres días en despertar. Muy poco recuerdo de esa noche, tan solo podía memorizar aquel dolor extendiendose como agua contaminada por cada rincón de mi.


Ahora eso es exactamente lo que siento, el dolor regandose sobre mi pecho, mis brazos y cara. Es es lo único que puedo sentir cuando al despertar. Trato de levantarme pero tengo las manos enredadas entre ramas secas y toscas. Al parecer he caido entre arbustos y ramas muertas. Aprieto los dientes para no gritar sin mucho éxito, incluso respirar me causa agonia. Tengo el sabor intenso de  metal agriando mi boca, y  un liquido espeso y caliente comienza a nublar mi vision. Creo que me he roto varias costillas y puedo sentir cristales encajados por casi todo mi carne. Cada segundo que pasa me comienzo a marear y surge la necesidad de vomitar. Pero reacciono y deja de importarme todo, solté a Tate de mis brazos.

Un miedo que jamás habia sentido en mi vida me obliga arrancarme las ramas de mi cuerpo y retorciendome de dolor logro arrastrarme por el suelo tragando tierra a intentar respirar con dificultad.

Busco como loca a mi alrededor y no lo veo por ninguna parte. Quizás haya pasado mucho tiempo antes de que yo despertara, y ahora los he perdido a los dos nuevamente. Me odio a mi misma por soltarlo. Trato de no hacerme a la idea de que haya pasado eso, trato de ponerme de pie pero creo que me he roto las piernas. Tratando con las escasas fuerzas que me quedan, consigo avanzar con los puños arrañando la maleza creciente del suelo. Sin creerlo avanzo unos cuantos metros y entonces mi corazón, la unica parte de mi organismo que seguia intacto por el accidente, se quiebra. A lo lejos una nube negra y gris se propaga por los cielos, hay un árbol caído y el automovil de Make volcado y partido a la mitad. Siento como mi pecho se comienza hacer pequeño como un globo desinflandose rapidamente cuando lo veo ahí, con una enorme rama atravesandole el pecho y en una posición lejos de ser natural. Mi Mike entre vidrios, hojas y sangre.


Unos pasos a la derecha logro distinguir su pequeños bracitos cubiertos musgo seco empapado de escarlata, sin movimiento. Mi instinto es pararme y correr hacia Tate. Pero me comienzo a dejar llevar por una densa neblina y vuelvo a la oscuridad otra vez.

El Cuento De La CriadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora