𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑫𝒐𝒔.

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Capítulo 2.

En los vente minutos faltantes, la castaña cumplió con lo que le había comentado a el italiano. Le había enseñado una parte de la universidad y Matteo en ese tiempo no hizo nada más que sonreír y agradecerle por lo poco que ha hecho por él.

Ahora estaban caminando hacia el aula donde el italiano tomaría sus clases. Y como es de costumbre, Luna no dejaba de hablar.

Matteo fruncía su ceño. ¿Cómo es que puede hablar tanto sin cansarse? Se preguntó.

—Te diré algo loco. —dijo, captando su atención. Luna volteó a verlo alzando su cabeza— No me gusta el chocolate. Me empalaga. —arruga su nariz.

Matteo volvió a preguntarse. ¿Y eso a mi, qué?. Arqueó una ceja y negó.

Luna arrugó sus cejas algo frustrada. ¿Es qué acaso no habla? Mudo no es, entonces ¡¿Porqué no emite ni una sola palabra?!. Bufó y él a su lado se dio cuenta, pero no le dio importancia.

La mexicana cruzó sus brazos deteniéndose frente a un salón de clases con unas cuantas personas dentro. Se giró frente a él completamente seria.

Ya se había cansado de hablarle e insistido tanto para que al menos establecieran alguna conversación, aunque sea pequeña, pero ni eso. Matteo simplemente asentía, negaba o hablaba cortamente. Si él no quería hablar, bien. No pasa nada. Le dará su espacio y esperará a que él se digne a hablarle por sí solo.

—Te dejo, este es tu salón de clases, cualquier duda que necesites me mandas mensaje, ya tienes mi número así que nada... sólo eso. —le dio una forzada sonrisa antes de darse la vuelta e irse... aunque solo dio cuatro pasos cuando se volvió hasta él y le dio un pequeño abrazo dejándolo impactado y confundido. Se separó de él mirándolo a los ojos y ahora sí dándole una pequeña sonrisa sincera— Suerte en tu primer día de clases, chico de intercambio.

Matteo rió por lo bipolar que se vio y por el apodo raro que le puso. Se alejó un poco mirándola sobre sus pestañas.

—¿Chico de intercambio? Creo hacerme llamar Matteo. —habló divertido por primera vez.

La castaña arqueó una ceja y sonrió cruzando sus brazos.

—Yo te digo como quiera. —arruga su nariz sin dejar su sonrisa— Después de todo soy tu tutora.

—Soy un año mayor que vos. —encogió sus hombros.

—¡Wow! Me prestaste atención, ya de perdido. —estaba sorprendida.

—¿Y cómo no hacerlo? Te la pasás hablando. ¿Alguna vez te han dicho que sos muy habladora? —alza sus cejas sin dejar de mirarla. Luna abre su boca ofendida y frunce sus cejas.

—Estás mejor cuando estas calladito. —murmura cruzando sus brazos, sin embargo, por dentro estaba divirtiéndose.

 Aquel comentario de Matteo no le había molestado por dos razones; la primera es que no miente y ella lo sabe, sí es una persona que habla y habla y no para de hablar. Lo admitía. Y dos, él no sería la primer y única persona en decirle "¿Alguna vez te han dicho que sos muy habladora?", literalmente, toda esa oración se la decían comúnmente.

Luna rió y negó para morder su labio.

—Mejor entra ya que ya están entrando. —se acercó a besar su mejilla— Nos vemos más tarde, chico de intercambio. —le sonrió por ultima vez, yéndose a buscar su salón de clases.

En cambio, Matteo se quedó ahí de pie estático.

Y volvió a preguntarse por milésima vez en el día; ¿Cómo es que puede existir alguien tan confiada, alegre y llena de energía como lo es su tutora, que por cierto, es un año menor que él?. Frunció el ceño. Después negó y entro a su aula confiado de que hoy sería un día diferente a lo que él estaba usualmente acostumbrado en su adorada Italia.

El chico de intercambio; lutteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora