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Blake Desher:

Ser popular no es fácil. Todos esperan la perfección de ti, que des el mejor ejemplo en todo lo que hagas o se decepcionan y ya no eres nadie. Mi vida en la secundaria ''G Holmes'' era así.

Y no me importaba en lo absoluto.

Ser popular es lo mejor que me pasó en mi vida –aparte de tener padres complacientes y con mucho dinero–, fui conocido como el chico ordinario y feo que lo único bueno que tenía era el color de ojos y en el verano ya mi físico había cambiado.

Las chicas estaban alrededor de mí y lo mejor de todos es que, podía elegir a quién quisiera. Claro, no las consideraba un objeto pero, si me gusta alguien sé que la tendré.

Los buenos genes eran todo.

El grupo de fútbol era mi grupo personal. A donde sea que vaya ellos estarían allí. Si necesitaba escaparme, estarían allí, si quería salir a la playa, estarían allí. Nunca tenían un no como respuesta.

Estacioné la motocicleta al mismo tiempo que ellos. Éramos diez en total y si, dábamos un poco de miedo que seamos tantos llegando a clases. Nos quedamos en los pasillos esperando a que las chicas del club de porristas llegaran. La mayoría de mis amigos estaban de pareja con ellas y siendo que los solteros somos pocos, esperábamos con ellos.

—Blake, necesito hablar contigo.— Volteé hacia la voz que requería de mi presencia y me di cuenta que era Jessica.

Verán, Jessica y yo hemos sido ''amigos'' por casi toda nuestra vida. Fue mi mejor amiga en un momento determinado pero en segundo año perdimos la virginidad juntos y eso se había convertido en encuentros casuales. Intentamos ser novios pero la muy perra decidió serme infiel con un universitario hace un tiempo. Al enterarme no lo negó y decidió continuar con su vida, al igual que yo.

No me sorprendí hace unos meses cuando me pidió que tuviéramos algunos encuentros. Era su puerto seguro y en parte me mataba. Había sentido cosas fuertes por ella y ahora regresaba como si nada. Menuda cosa.

La miré por un largo rato esperando que me diera una respuesta con su mirada no logrando descifrar algo. Me rendí y caminé delante de ella a los pasillos más solos.

—¿Qué necesitas? — Pregunté desinteresadamente. Veía ambos lados de los pasillos para asegurarme que nadie nos viera.

—Creo que estoy embarazada.— Me dijo mordiéndose los labios.

—¿Y qué puedo hacer respecto a eso?— La verdad no sabía que decir. Pudo haberse acostado con otra persona aparte de mí.

—¿Qué puedes hacer? ¡Hacerte responsable si llego a estarlo, hijo de puta!— Gritó y enseguida le tape la boca mirando por todas partes asustados. Si sabían que esperaba un hijo mi vida se vendría abajo.

Busqué rápidamente un lugar para llevarme a Jessica y solo vi el cuarto de limpieza.

—Shh.— Le dije cuando quité mi mano de su boca y cerraba la puerta del cuarto de limpieza.— No es fácil para mí creer que ese bebé será mío, ¿Recuerdas lo que me hiciste con el universitario?— Pregunté y asintió con la cabeza gacha.

—Si fuera estado con otra persona no estuviera aquí comentándolo de esta manera. Quizás diría de primer plano algo como: ''Hey idiota. No follaremos más porque estoy embarazada, nos vemos''. Así de perra crees que soy ¿No? Bueno, así lo haría.

Observé como se llevaba las manos a su rostro para taparlo y soltar bufidos. Solté una maldición y traté de relajarme. Al final de todo fue mi amiga desde que tengo memoria, fue mi primera vez sexualmente y también en el amor. Debía ser paciente.

—Vale, como sea. Mira, si en realidad estás embarazada lo resolveremos juntos. Igual y ya nos falta poco para graduarnos. Nuestra reputación quedará intacta. Y si no lo estás, nos protegeremos más.— Le sobé la espalda buscando de confortarla. Quitó las manos de su rostro.

—Esa es otra cosa de la que te quiero hablar.— Murmuró. La vi confundido esperando que terminara de hablar.

¿Ahora qué?

—Si me entero que no estoy embarazada será el fin para cualquier cosa que tengamos. No soporto verte convertido en otra persona, Blake. Me enamoré de alguien que no debía.

Sentí como mi cuerpo perdía fuerza a medida que sus palabras eran sacadas de su boca. Esperaba que Jessica me confesara su amor hace tiempo cuando éramos novios. No ahora.

No le hice saber si estaba o no de acuerdo. Me fui.

~~~

—Entonces Catie me dijo que podíamos ir a su casa en la montaña el fin de semana. Estudia arquitectura y sus padres le regalaron esa casa cuando les dijo que estudiaría esa carrera.

Escuchaba vagamente a mis amigos hablando de sus conquistas mayores y planificando cosas. Últimamente nos íbamos más con las personas mayores a nosotros porque sacábamos más ventaja y diversión. ¿Entienden lo que digo?

La realidad era que no estaba enfocado en eso. Mi mente se proyectaba en la conversación que tuve con Jessica hace unos minutos.

¿Qué mierda significaba con que ya no era el mismo? Todos cambiamos, que no venga a joder con esas cosas ahora.

¿Significaba que si estaba embarazada se obligaría a estar conmigo por el bebé?

¿En realidad quería que Jessica estuviera conmigo toda la vida de forma obligada por un jodido bebé?

No lo sé.

—Eh, Desher, mira.— Sentí unos golpes en mis costillas y miré a mi amigo que me daba señas hacia la puerta del salón de clases.

Una chica bajita, morena y con cuerpo escultural entraba al salón y me sentí hipnotizado. Sus caderas iban en sintonía con cada paso que daba y su trasero... Nunca había visto algo tan majestuoso.

Vio a mi dirección y me sentí desfallecer creyendo que me veía pero las cosas cambiaron cuando siguió derecho y se sentó con dos chicas.

Un momento.

¿Se sentó con las raritas?

—¿Por qué se sentó con las raritas?— Preguntó Shacy, una de las novias de mis amigos.—¿Se sentó con la acosadora de Blake? Debe ser igual de rara que ellas.

Verán, tengo una memoria de corto plazo pero sí, tengo una acosadora desde hace un tiempo. No lo recuerdo con exactitud. La chica no era popular y no me interesaba en lo absoluto. Eres una chica ¿Por qué llevas ropa holgada y con figuritas? Era ridículo.

Como sea, también es inteligente, todos lo saben. Al principio cuando me enteré que estaba loquita por mí, quería que me hiciera los trabajos pero ya se había sobrepasado un poco con su enamoramiento y además, perdería popularidad si me miraban en los pasillos con ella.

Lo raro es que esa bella morena de jeans apretados estaba conversando no solo con ella sino con el paquete completo.

Operación CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora