Hoy era un dia especial para la japonesa, hoy cumplia 18 años, la mayoria de edad, es decir que aprovecharia y tomaria alchol.
Obviamente acción que negó se querida novia.
-¡No vas a tomar ni una puta gota de alchol!.- exclamó la bella dama.
- ¡Pero es mi cumpleaños!
-¡¿Quieres que te recuerde lo que paso el año pasado?!.- y con esa ultima frase la japonesa se quedo callada.- ugh, ya ni ganas tengo de darte mi regalo.
-¡me tienes un regalo!.- hablo entusiasmada, olvidando el tema anterior.
-si, tal vez tu madre se enoje conmigo pero se que te hará muy feliz.
-amor, para tener relaciones sex.....
-¡no es eso! .- negó roburizada la Cavendish- Contigo no se puede hablar, deberias dejar de juntarte con Amanda.
-Vamos es broma.-rió por la facilidad de avergonzar a su novia con aquellos temas- entonces ¿Qué es?
La Cavendish no demoro en traer un hermoso perro, de raza Akita Inu para ser exactos.
-¡GRACIAS!.- grito de manera aguda al ver al pequeño animal.
-de nada, si tu mamá pregunta dile que te lo encontraste en la calle.-dijo con seguridad entregandole al cachorro-bueno me voy, mis tias quiere que vaya temprano, juntas ya sabes.
-esta bien amor y tranquila le dire a mi madre qje me lo encontre en la calle.
Se sonrieron y se despidieron con un largo beso.
-¿Quién carajos te regalo un perro? ¡sabés que no los soporto!.- grito la madre al ver al cachorro mirandola fijamente.
-Diana.-contestó sin ninguna pizca de arrepentimiento.
Sin duda alguna, ese día la Cavendish no le volvera a negar tomar alchol.