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                                                                                               Dia 23

                                                                                              Martes

                                                                                                 Iris

La brisa soplaba suavemente sobre el pastizal, donde bajo un gran árbol me encontraba descansando.

Nos encontrábamos Ángel y yo en unas pequeñas vacaciones en mi tierra natal, en la casa que mi madre me dejó, en una grande y verde propiedad, el diseño de esta era antiquísima, pero bien conservada, donde vivieron por generaciones los Valle Rosas.

Como yo casi no estoy en la casa, unos viejos amigos de mi madre me hacen el favor de cuidarla, por lo que vienen a menudo para checarla, teniendo así la oportunidad de hablar con ellos, y dejarles instrucciones. 

Llegamos el lunes, tomando el avión el domingo, claro, tuve que pedir permisos en el trabajo, por lo que les agradezco mucho al señor Wilshere y a Victoria, por dármelo.

El lugar era verdaderamente bello, cálido y sobre todo, tranquilo. Pero lo mas importante, es que me encontraba con mi hijo, quizás no en las circunstancias que hubiera querido pero, algo es algo.

Mis pensamientos se detienen al escuchar a Angel, que me llamaba para que fuera a ver algo, por lo que levantándome, fui a su encuentro, dejándome ver lo que se traía en manos.

-Que es esto apá?- me dice, señalándome una flor, que al verla simplemente me da en el nervio.

-Eso hijo, es un lirio blanco- el la mira con curiosidad, si tocarla. -Y por que esta aquí?-  lo mire  y acomodándole el cabello le explico- Es una flor de hace muchos años, pero muchos años, que llego con gente que venia a explorar, quedándose aquí, por otros miles de años, y después de que la tierra se curara, ya casi no se la ve, pero, afortunadamente, aquí aun existen, por lo que hay que respetarlas mucho- el se acerca y al olerla, me mira sonriente- Entonces tu aroma es el de esta flor?- asiento mientras veo como la sigue oliendo, estornudando por el polen.

Ya cuando termino de explorar, regresamos a la casa, ya que estaba obscureciendo y ya era casi hora de la cena, así que corrimos a la casa, mientras jugábamos.

Nos quedaremos aquí unos días, explorando el campo y los alrededores, antes de volver el sábado.

Solo espero que Ángel disfrute el viaje tanto como yo.



Un mes antes de partirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora