Sigo pensando si era correcto seguir fingiendo que todo estaba perfecto, pero muy bien sabía que mi familia adivinaba en cuanto mentia. Con toda la valentía del mundo abrí la puerta, al entrar quise ir lo más rápido a mí habitación, pero algo impidió que siguiera mi camino.Mi mamá desde uno de los sofás me seguía con la mirada, sabía que esa mirada significaba que necesitaba hablar conmigo, así que coloqué mi mochila en el suelo para sentarme frente de ella y a pesar que no me observaba con enojo no pude sentirme cohibida.
- Hola. - me tranquilizó ver su sonrisa cuando la saludé. - Hola. - me contestó ella mientras revisaba de seguro el papeleo de su consultorio.
- ¿Desde cuándo lo sabias?. - le pregunté tímida, ella al escuchar la pregunta puso sus papeles a un lado alzando la vista hacia mi.
- No sé de que me hablas. -
- Mamá, tu y yo sabemos a lo que me refiero. - trate de sonar paciente. - Si te soy sincera, desde hace unos tres o cuatro años. - eso sí que me sorprendió.
– ¿Pero cómo lo supiste?.
- Veras cuando eras pequeña todo el tiempo reías de cualquier tontería, pero cuando fuiste creciendo sentía que escondías algo muy importante para ti y cada segundo que pasaba sentía como te ahogabas. Eso me torturó demasiado. Llegue a pensar que te sentías así por la adolescencia, ya sabes las inseguridades que llegas a tener y todo lo que conlleva. No quise presionarte para que me contarás lo que te estaba ocurriendo. - en cada palabra que decía su voz se hacía más entrecortada. - Pero cuando en Navidad nos dijiste: " Me gustan las chicas y no quiero que ahora piensen diferente o que me traten de manera distinta. Por que sigo siendo yo, de todas maneras y juro que jamas cambiaría". Dios, Chae. Juro que sentí que te quitabas un gran peso de encima. Por fin sentí que podías respirar. - observe caer sus primeras lágrimas por sus mejillas. - Me siento tan orgullosa de saber que creciste de manera tan bien. Pero una parte de mi me sigue diciendo " ¿Que fue lo que hice mal? " Eso enserio me hace sentir fatal. -
- Mamá, tu jamás has hecho algo mal, eres la mejor madre de todo el mundo y creeme que te amo, y lo seguiré haciendo por siempre. - sin importarme que me viera llorar, me puse de rodillas sosteniendo sus manos transmitiéndole mis sentimientos hacia ella. - Y no es que nunca te haya tenido confianza. La razón era que no sabia como reaccionarias, tenía miedo, bueno aun lo tengo. -
- Yo también tengo miedo hija. Lo tengo por que no tengo idea como vas a poder enfrentarte ante el mundo y su crueldad. Cada que lo pienso tengo la sensación mas horrible del mundo. Para mi sigues siendo mi pequeño frijol. - se aparto de mi agarre dirigiendo una de sus manos hacia mi mejillas, limpio cualquier rastro de lágrimas que tuviera. - Y si te sigues preocupando por tu padre, creeme que el te ama con toda su alma. Recuerda que eres a quien recurre primero para que lo ayudes en las cosas de las casa, seamos sinceras, ustedes son inseparables. -
- Pero siento que me odia...- desvíe mi visón de sus ojos. - Chae, el no te odia, jamas en su vida lo hará. Solo esta asimilando las cosas. Para el eres y serás por siempre su pequeña niña. - tal vez ella tenga razón.
Después de la conversación tan emotiva ella se levanto de su sitio dirigiéndose por unas cosas a su habitación, yo me quede sentada viendo televisión un rato distrayéndome de mis problemas. Al no haber encontrado nada en la televisión decidí mejor salir a caminar un rato.
Me levante del sofá aburrida, revise si traía mi celular y mis audífonos. Al ver que los traía salí dispuesta a caminar, hasta que vi a mi padre peleándose con las luces de navidad, me acerque a el para salvarlo.
- ¿Necesitas ayuda?. - pregunte con temor de no saber su reacción hacia mi, supongo que el no esperaba que yo apareciera por como había dado un pequeño salto en su lugar. - Creo que fui atrapado con las manos en la masa. - alzo las luces mostrándome su típica sonrisa. Ajusto su gorra para después dirigir su vista hacia mis ojos. - La verdad es que si necesito ayuda. -
Me puse de cuclillas empezando a ayudarlo, el silencio era claro que seguiría ahí si ninguno de los dos se atrevía a dar el primer paso. Yo quería hablar pero no me salían las palabras, mi padre algunas veces era un poco intimidante.
- Lo siento. - pare de separar las luces para verlo. Su voz se escuchó rota. - Yo enserio lo siento, se que no me debí de comportar así contigo y mis chistes fuera de lugar que hice, enserio... perdóname por haberte hecho sentir mal. - era obvio que lloraba, aunque se ocultara con su gorra se notaba por las pequeñas lágrimas que caían al suelo.
- Papá, no tengo nada que perdonarte. - deje las luces de vuelta a la caja, me dolía verlo así tan vulnerable, lo abrace con todas mis fuerzas para que supiera que no había hecho nada malo. - ¿Y desde cuándo sabés que te gustan las chicas?. - esa pregunta si que no me la esperaba, me separé un poco de el tomando la valentía de verlo a los ojos.
- Desde hace unos tres o cuatro años...- rasque mi nuca por los nervios de hablar por fin de esto con el. - Tres o cuatro años... Dios no puedo creer que duraste tanto tiempo con mis bromas tan fuera de lugar, de seguro te incomode demasiado. -
- No te preocupes de eso, papá. - el asintió aún limpiándose algunas lágrimas. - Ya que hablamos ¿Estamos bien?. -
- Si lo estamos. -
- ¡Por cierto! Tengo algo que decirte. - se notaba alejuas su emoción. - ¿Qué cosa?. -
- Descargue Grinder. Dicen que ahí puedo encontrar otros padres para hablar sobre este tema. - me golpee internamente ante la ingenuidad de mi papá. - Papá, Grinder no sirve para eso. -
- ¿Entonces para qué lo ocupan esos hombres?. -
- Después te explico. Pero vayamos adentro que me estoy muriendo de frío. - le dije subiendo el cierre de mi chaqueta. - De acuerdo. Haré chocolate caliente. - asentí por su idea.
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Con Amor Chaeyoung
Teen FictionSon Chaeyoung una adolescente de 17 años que no se atreve a revelar su homosexualidad,ya que prefiere esperar al musical que se celebra en su secundaria. Un día, uno de sus correos llega a manos equivocadas y Chaeyoung empieza a ser chanteajada con...