3- LA VELA

1 1 0
                                    

+Se dice que los cumpleaños se crearon para celebrar nuestra existencia, que son un día lleno de felicidad, de amor y en el que pasamos tiempo con nuestros seres queridos, pff... puras mentiras. Pero también es muy claro que estos contienen una gran carga enérgetica con la que  tenemos la posibilidad de hacer cumplir nuestros deseos, y creo que de alguna extraña manera, eso sería cierto, y estaría a punto de averiguarlo.
La flama de la vela iluminaba mi rostro y dejaba al descubierto las espesas lágrimas que se arrastraban por mis mejillas, mi mano derecha rodeaba el oscurecido cupcake y la izquierda tomaba el viejo pergamino; la furia a la par del rencor comenzaban a hacer presencia, las sentía recorrer todo mi cuerpo, sentía como mi corazón se inundaba en ellas y mi mente no podía dejar de buscar alguna forma de hacerlos pagar. Ah, la furia, la misma furia que en el momento me convenció tener un poco de esperanza, y confiar que los deseos, si los anhelas con toda el alma y con toda tu fuerza, se pueden hacer realidad, pero aún no sabía que toda petición siempre se necesita pagar.
Así que conservando lo útimo de esperanza que me restaba, pronuncié lo que ese viejo pergamino decía:
- Deposito toda mi esperanza en esta vela, si los cumpleaños son mágicos, pido a cualquier fuerza superior me de la habilidad y la oportunidad de vengarme  de todos los que alguna vez me hirieron, a cambio le ofreceré devoción eterna y haré lo que ella me ordene.
Que la inconsumible flama de esta vela, sea reflejo de mi inconsumible venganza y que como el fuego, yo haga a todos arder.
Soplé la vela y al abrir los ojos una imparable oscuridad llenó toda la casa. Mis ojos solo lograron percibir el inusual humo rojizo que de la vela se desprendía, el cual con mis ojos tuvo contacto. Inmediatamente después de eso, la luz volvió a la casa y desconcertado estaba al observar que la vela había desaparecido al igual que el cupcake. Me encontraba desilusionado al ver, que nada había pasado, así que baje de mi cuarto y me dirigí a la puerta, y  ahí ví que una fuerte lluvia azotaba toda la ciudad, pero a pesar de eso, no me importó, me puse una sudadera y salí a la calle para caminar y despejarme un poco. Llevaba caminando unas dos cuadras, la lluvia que caía sobre mi cara y mi ropa totalmente empapada me reconfortó, por lo que decidí hacer una parada en un mini-super, entré tomé un jugo y unas papas y me acerqué a la caja para pagar, no podía dejar de notar que el empleado no dejaba de mirarme al igual que los demás clientes, me incomodé, así que decidí voltear hacia la cámara de seguridad, pero mi rostro se veía muy borroso al igual que todo mi cuerpo, lo que me pareció raro, así que pagué, salí y con el reflejo del vidrio, pude notar que la razón de que me observaran tanto era porque mis ojos eran de color rojo y no sólo la pupíla, sino el ojo entero, me puse la capucha intentando ocultar mi rostro y rápidamente caminé hacia la casa, ya estando ahí, deje las cosas en la sala, y subí al bañó y definitivamente mis ojos eran totalmente rojos, y una sombra negra rodeaba mis párpados, no podía dejar de mirarlos, intentaba buscar una respuesta de lo que pasaba al igual que una manera de solucionarlo, pero mientras tanto, las luces se fueron y en el espejo más deslumbrantes que nunca se podían observar mis ojos, se apreciaban claramente como si fueran un par de focos de color rojo.
De ellos se desprendía un humo rojizo el cual comenzó a marearme, y por el cuál me desmaye.
Desperté hasta la mañana siguiente, tirado en frente de la puerta de mi casa, cuidadosamente me levanté, abrí la puerta, me recosté en el sofá y encendí la TV, pero una noticia hizo que me levantára abruptamente. Un incendio había ocurrido en la calle Hudson.

DESEO MORTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora