Carta #9 Bogotá.

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Christian Williams.

En California, 22 de Agosto 2018.

Querido destinatario desconocido.

Lamento que está carta llegará a tu buzón, pero ya que nadie quiere escuchar mis sentimientos, los voy a regar por el mundo, hasta completar mí historia.

Mi querida persona, tus ojos podrán hacerte entender este sentimiento que toma casi todo mi cuerpo, que se vuelve repetitivo y eso me enloquece, aún espero que alguien se tome el tiempo para escucharme, porque esta historia, mi vida, no tiene un final y si lo llega a tener, sé que no será feliz.

Estaba mal, esto no sería posible, no, si es posible porque ya está hecho, pero aún mi cerebro no podría asimilar la escoria de persona que podía herir de esa forma a Sara.

Sara no podría estar tan llena de inseguridades, no, ella no podía, ella brillaba mil veces más que todas las estrellas del universo, Sara es un hermoso lienzo que justo cuando la conocí, seguía llena de colores oscuros, de grises y negros profundos, de algunas grietas y óleos sin vida.

Estaba mal y yo aún me preguntaba ¿cuánto puede resistir una persona? Me sentía mal por ella, pero no me daba lástima, se que ella odia las miradas llenas de lastima. Se que a pesar de todo ella sigue fingiendo ser fuerte, que puede con todo lo que guarda su alma, pero todos necesitamos desahogarnos, antes de explotar y deshacernos en gritos y lágrimas.

Pero ahí estaba yo, sin saber que estaba apunto de ingresar a la tormenta más grande de mi vida, Sara estaba acostada a mi lado, viendo una película hasta que sentí como ella se agarraba de mi camisa y escondía su cabeza en mi cuello, curioso de su acción logre colocar toda mi atención a la escena de esa película.

Una chica gritaba e intentaba alejarse, aún no entendía la reacción de Sara, hasta que vi como la chica fue descuartizada, sentí náuseas, mi estómago se revolvió por completo ante tal escena, así que me aferre a Sara y dejé leves besitos en su sien, mientras mantenía mis ojos cerrados fuertemente, Sara soltó una leve risita y algo cohibido, tire de su cabello sin fuerza, ella se quejo entre risas y enterró sus uñas en mi hombro.

Terminó la fatídica película y dejé que Sara se volviera a subir en mi pecho, ya era tan natural que cada vez que podíamos quedar juntos, ella siempre estaría sobre mi pecho, vi como cerró sus ojitos lindos y como su ceño se fruncia, atiné a dejar pequeñas figuritas con mis dedos es su espalda, mi otra mano pasó a su cabello enredandolo en mis dedos, haciendo pequeños rizos y onditas, sabía que cuando ella notará su cabello aún más alborotado y enredado, me ganaria un buen golpe de su parte, era curioso ver como cada mañana luchaba contra su cabello para intentar dejarlo algo aplacado, pero su cabello era rebelde, una combinación hermosa de rizos, ondas y algo esponjadito, para mí era precioso aún que ella lo odiara.

Y aún así, me parecía la chica más bella de todas, para mí, Sara nunca dejaría de ser la diosa de este mundo.

Cómo siempre saliendome del tema, pero no podía evitar que mi mente volará cada vez que se trataba de ella. Y me di cuenta, y no podría atrasarlo, estaba seguro de esto, lo sabía.

Sara restrego su mejilla en mi pecho y vi como pequeñas lagrimillas se asomaban por sus pestañas, no sabia que hacer, tenía miedo, Sara estaba mal, presentía que ella se está quebrando un poco más, que su corazón se estaba agrietando, que el dolor se estaba acumulando en su pecho, de esto último si estaba seguro, porque la vi posar una mano en su pecho apretando su camisa, intentando que sus pulmones se llenarán de aire, su cuerpo estaba lleno de espasmos y no podía dejar que la siguiera atormentando sus problemas.

Dejé mis manos en su cara y la vi a los ojos, me acerque y dejé pequeños besos en sus mejillas, le di una pequeña sonrisa y besé su nariz. Me acomode y pase mis manos hasta su cintura, dejando pequeñas caricias en esta, le dije que podía contarme, que yo podría ayudarla a que su pecho dejara de doler.

Sara quedó callada por varios minutos, hasta que sentí su voz en un hilo, ella comenzó a contarme que era lo que aquejaba su corazón y sentí como lágrimas de frustración se acumulaban en mis ojos, no, no podría creerlo, apreté el cuerpo de Sara contra el mío y deje que mis lágrimas fluyeran.

¿Cómo es posible que tu propia sangre te hiciera daño? Me dolía saber que Sara tuvo que aguantar todo eso por tantos años, ninguna mujer merecía ser tocada sin su consentimiento, no, no te hacía más hombre esto, te hace una escoria que ni se merece ser llamado hombre, tenía ganas de ir y romperle la cara a ese imbecil, sabía quién era, lo sabía, lo conocía mejor que nadie y de ahí me pregunté "¿Hará falta una escoria en este mundo, un insignificante grano de arena?"

Y sólo pare mis pensamientos homicidas cuando ella paro su llanto y me dijo que no había abusado de ella sexualmente, solo que se sentia sucia, se sentía mal, su mundo se estaba callendo en pedazos. Y solo me miró a los ojos para decirme esto."C-chris, esto no es todo, él no me hizo prácticamente nada, a comparación de lo que me hicieron y aún está la prueba de eso en mi" y volvio a romper en llanto, sus lágrimas caían sobre mi pecho y dijo con un hilo de voz "es hora de contarte todo... Y s-si no quieres e-estar a mi lado l-lo entenderé"
Y desde ese instante, entendí que Sara llegó a mi vida para que yo la armará, para que yo la cuidara y además de eso, entendí que él mundo es una odisea y tu propia sangre tu verdugo.

Mi querido desconocido, eres afortunado, porque te daré esta parte que no es mía, que es de Sara que no se podría dejar en el olvido y que aún busco hacer justicia por esto, aún cuando no estamos aquí los dos, Sara y ninguna mujer se merece eso.

Te digo que protegas a todas las mujeres, que si vez a un andando sola a altas horas de la noche, te acerques a ella y le hagas una pequeña charla, pídele la hora, ofrecete a acompañarla a un taxi o hasta donde tenga que ir. Ayuda a todas las que puedas porque aún tenemos bestias en todos lados.

La soledad es hermosa, pero se vuelve tu pesadilla si la utilizas para acallar tu sufrimiento, tus sentimientos y demás, siempre busca apoyo en tus amigos. Se vale llorar, se vale rendirse, se vale romperse y dejar que otros te armen, no, no eres débil, eres fuerte y siempre lo serás.
Y te puedo confesar que nunca me sentí tan frustrado como ese día, en donde quería dejar mis nudillos marcados en la cara de ese estúpido, en donde quería haber conocido antes a Sara para haberla salvado y yo aún sabia que venía lo peor y que sea lo que sea, no podría dejarla sola.

Se despide:

Christian Williams.

Dear UnknownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora