Einaha me despierta retozándose en la cama, es 3 de Noviembre.
Patrick y Sofía han formalizado su relación , es curioso ver a un hippie con una estirada como ella, pero se les ve felices que es realmente lo único que importa hoy en día. Tras unos días de descanso y de reparaciones en 'La Leonera' la vida tiene una forma diferente. Einaha sigue en la cama casi desnuda, no puedo decir que estábamos enamorados pero desde luego respetábamos nuestra vida , compartíamos los momentos y los conocimientos sobre nuestro trabajo y no costaba nada ser feliz cuando uno esta a su lado, mañana debe partir con 'Bip Bip' para intentar reparar y conseguir piezas para intentar crear un repetidor. Tengo miedo de que le pase algo , supongo que así se sentía Sarah cuando me iba. Aquel día tornó sombrío cuando un gran helicóptero Blackhawk nos sobrevoló violentamente, dio una vuelta y comenzaron a soltar ráfagas con armas de infantería. Estaba a una altura demasiado baja, no estamos seguros si quien lo pilotaba tenía muchas nociones de pilotaje, nuestras sospechas más tarde sería que tal helicóptero solo podía estar pilotado por bandidos. Cuando abrieron fuego hacia el edificio de la radio y el centro del punto seguro, todos los guardias paramilitares y militares que hacían guardia abrieron fuego sobre el pájaro metálico, a los segundos este cesó de disparar y se fue hacia el sur. Einaha y yo bajamos corriendo a la calle para ver lo ocurrido, sufrimos dos bajas, ambos eran jóvenes varones de 18 y 19 años que vivían en el campamento joven, una ráfaga atravesó la tienda de campaña y los fulminó. Murieron abrazados entre arapos de tela y balas, eran pareja y eran bastante conocidos en el punto seguro.
— ¡Eh!¡Eh! — apareció el Sargento Guti entre la gente — al mando central, tenemos órdenes —
Me despedí de Einaha y llegamos a la sala de reuniones, ahí habían otros cuerpos blindados que aún estaban de descanso en el punto seguro. Ya me esperaban el resto del equipo, incluido Fonseca que con unas gasas en la zona afectada fruncía el ceño mientras escuchaba lo que se hablaba entre los líderes blindados. Le toqué en el hombro como saludo y el cogió mi mano recepcionando ese saludo que en otros idiomas tardaría largas oraciones en decir lo que con un gesto representaba. El Capitán Tom y el Comandante Gruwlik , máxima autoridad del punto seguro entraron por la puerta del fondo, tenían órdenes precisas,debíamos atacar el aeropuerto, y desde ahora ese sería nuestro objetivo general. y principal. Los blindados se separarían en dos grupos: Bélicos y Suministros. Unos partirían hacia el norte y noroeste para asegurar un par de rutas hacia el aeropuerto, lugar donde se creía que se asentaban los insurrectos y los blindados de suministros, viajarían al sur, lugar que aún no habíamos logrado dominar en su totalidad por la cantidad de hordas de infectados que deambulaban sin rumbo pero en números demasiado altos como para controlarlos. Long Cat llevaba días junto a Evasan en las montañas del sur de Itene, teníamos constancia de que les iba bien, así que 'Rata,'Bip Bip' y 'Zácalos' se moverían hacia la zona para coger recursos necesarios en lugares que no eran susceptibles a priori de sufrir ataques o dominación bandida. 'Golden' ,'La Leonera', 'Grippers' y ' Beatle ' se dirigirían hacia el noroeste, Nosotros y 'Golden' iríamos por Arcon, mientras que 'Grippers' y 'Beatles' se concentrarían en Tuplor y Renies, dos pueblecitos. Ellos eran quien menos habían entrado en conflictos directos, pero que tenían experiencia con armas. Estas órdenes daban bastante miedo, nunca habíamos entrado en Arcon u Ordea, así que el lugar estaría infectado de ellos.En la lejanía comenzamos a escuchar disparos aislados. Algunos giramos la cabeza y miramos a Gruwlik y Tom esperando respuesta, pero sus caras de interrogación ante la circunstancia no dejaba ver más que tenían la misma idea que nosotros de lo que estaba ocurriendo. Pronto un delgado miliciano con gafas corrió y abrió la puerta de tal manera que hubo quien desenfundó su arma o puso la mano en la pistolera para desenfundar.
— ¡Capitán!¡Comandante! Se acerca una horda...— Informó aquel paramilitar.
— Han sido los helicópteros, su ruido y los disparos los han atraído hasta aquí — Dijo Guti.
— ¿Qué hacemos? — Preguntó Júa, el lider de Golden.
— ¡Al polvorín!¡Que no quede ninguno de ellos! — Ordenó Gruwlik.
Mientras bajábamos se acontecían más y más disparos, según se escuchaba un disparo Facu y Guti discutían con Fonseca qué armas eran.
— ¡Eso es un Lapua! — Decía Facu.
—¡Mentira!¡Es un AWP Magnum! — Insitía Fonseca.
— ¡Qué dices! ¡En la puta vida has escuchado tu un AWP! — Sentenciaba Guti — Eso es un Lapua 115.
Cuando bajamos corrimos hacia el polvorín, una mano me enganchó de la manga, cuando mi cabeza procesó que era imposible que fuera un infectado giré mi vista y pude ver a Sarah muy asustada.
—¿Qué ocurre? — Preguntó.
— Viene una horda, refúgiate en casa y espera hasta que yo en persona vaya — Le dije. Ella asintió y siguió corriendo. Llegamos hasta los polvorines de la entrada principal y nos dieron armas de larga distancia. Einaha apareció tras de mí y nos avisó que la horda venía por el Este, que tenía que venir desde Eurand. La cantidad estimada nunca se supo a ciencia cierta, pero poderíamos decir que almenos dos millares de infectados venían hacia el punto seguro. Estábamos en una duda: los infectados eran tantos que dejarlos llegar hasta distancia de alcance efectivo podría ser un total suicidio. La mayoría de armas que teníamos en el polvorín no sobrepasaban los 550 metros efectivos, si permitíamos que estuvieran a 550 metros, en 5 minutos los tendríamos pegando golpes a los muros, pero disparar a más de 550 metros con estos rifles sería desperdiciar munición. Pronto llegaron un par de antiguas Browning Calibre 30 que rescataron de un museo militar de Clasgobia, una MG42 alemana y una Tipo 11, eso nos permitía un alcance de 1300 metros durante unos minutos y la posibilidad de eliminar infectados suficientes hasta que llegaran a alcance efectivo. Aproveché esos momentos para buscar por la linea del muro y de los tejados cercanos a Einaha. Localicé a Daha, pero no estaba con ella. A lo largo del muro se escuchaban gritos de guerra, himnso propios, palabrotas que invocaban a la batalla, órdenes repetidas de lo que teníamos que hacer y nadie haría. Fonseca miró a Santiago y seriamente le dijo '— No es momento de mearse —'. Santiago tragó saliba y se secó las sudorosas manos.

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BLINDADOS
TerrorUn desastre mundial de caracter infeccioso es el culpable de la estructura social actual. El destino del sector acabó en manos de gobiernos desmembrados refugiados en puntos seguros asediados por infectados por el virus de desmembró la tierra. Los...