Nos encontrábamos el día 23 de Noviembre viajando con Bip-Bip hacia Creraria. Tras llegar del aeropuerto nos informaron del caso de las avionetas, en seguida el gobierno de Trisante decidió habilitar un aeródromo en el punto seguro, tras los muros en la parte sur, durante 15 días aproximadamente operarios habían preparado y alisado una pista de tierra de 900 metros, aunque los militares se peleaban por decidir de cuanto tenía que ser una pista de aterrizaje finalmente se decidió que para dos aeronaves pequeñas como aquellas, lo ideal sería un kilómetro y medio, pero el tiempo premiaba y los pilotos decidieron que con 900 metros sería suficiente aunque peligroso. Estos pilotos fueron bastante difícil de encontrar, queríamos traernos las dos aeronaves al punto seguro, así que buscamos quien las pudiera pilotar dado que sería imposible de otra manera. Los pilotos serían Mikel, un hombre de aspecto nórdico, 46 años y que tenía mujer y dos hijas en el punto seguro, aunque era controlador aéreo y piloto aficionado en épocas no epidémicas ahora simplemente se ocupaba de organizar uno de los almacenes del punto seguro. Quien pilotaría la segunda aeronave era Carolina Kovalov, una mujer de unos 50 años, del este de Europa y que tenía experiencia en aviones de combate y civiles pero que no ejercía desde hace aproximadamente 20 años.
— ¡Hola guapo! — Sonó mi radio.
— Vaya ¡Es la bonita del carro andrajoso! — Bromeé con Einaha — ¿qué quieres?
— Vayamos a nuestra frecuencia... — Me dijo Einaha mientras yo variaba la emisora en mi walkie-talkie — ¿Estás?
—Si, ya estoy...¿Ocurre algo? — Pregunté, intentaba arrinconarme en una esquina del blindado y apretarme bien el auricular de este al oído para que nada más se interpusiera en nuestra comunicación.
— Desde hace unos días estás raro...¿Te ocurre algo conmigo? — Me preguntó Einaha.
— ¡¿Qué?! , nada...para nada...¡Espera! — Pedí permiso para 'otear' en el techo, a lo que Guti me dio permiso — ¡Sube al techo!
Einaha subió asomando primero la cabeza y viéndome, se le escapó una sonrisa. Es cierto que estos días había estado entretenido con todo el plan de rescate de los aviones y que la batalla en el norte me había dejado algo exhausto y asustado, pero ni de lejos me ocurría nada con ella. Sonreí con ella, que tenía cara de pena. Dibujó con sus manos un corazón y yo respondí con el mismo gesto, le hablé por la radio:
— No me pasa nada, no tengo tiempo de mentiras y tonterías, si me pasara algo lo diría, todo está bien — Le dije mientras le sonreía.
— Vale, solo...estaba preocupada...— Me dijo aquella tierna voz.
— Cuando lleguemos, seguridad y decisión, no te separes...— Le dije preocupado.
— ¡Que si! ¡Pesado! — Me dijo sonriente. Le guiñe un ojo y volví al blindado.Tenía que centrarme, los sentimientos y el peligro hacen que seas presa de esos seres. Pude entablar una cordial conversación con Mikel, el piloto que llevaría una de las avionetas al punto seguro. Era un hombre cordial, nunca había salido del punto seguro y se notaba su miedo, su única esperanza era aquel blindado y sus paredes, estaba empeñado en tener un arma, pero le dejamos claro que estaba demasiado asustado y nervioso como para empuñar un arma de fuego, le pedimos que confiara en nosotros. Fonseca hablaba con Trisante de copiloto, Facu fumaba asomado por la parte superior mientras revisaba la ametralladora del techo del blindado que se había quedado ahí por decisión del equipo y Serdei miraba tras nosotros por las ventanas traseras del blindado. El plan era tan simple como llegar, revisar las aeronaves y largarnos, tras eso, el avión más grande aterrizaría primero y el más pequeño detrás dejando tiempo a este primero. Todo eso si los aviones estaban en condiciones de volar y con gasolina suficiente, cosa de la que no estábamos tan seguros. El anochecer se nos echó encima por culpa de lugares de la carretera que no nos permitía más que viajar a 30 kilómetros/hora o que nos obligaba a parar un rato para trazar un plan para saltarnos una zona peligrosa o que el blindado no podía enfrentar. Decidimos pasar la noche entre la zona del extraradio de Creraria y Fresca, ocultos tras una loma de la carretera que comunica la carretera del sur. La noche fue técnica y dormimos lo mejor que pudimos teniendo en cuenta que éramos uno más. Le di las buenas noches a Einaha en persona, y aprovechamos para orinar y defecar por turnos, luego impermeabilizamos y mimetizamos con redes los blindados y nos dispusimos a cenar comida militar de emergencia y dormir.
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BLINDADOS
HorrorUn desastre mundial de caracter infeccioso es el culpable de la estructura social actual. El destino del sector acabó en manos de gobiernos desmembrados refugiados en puntos seguros asediados por infectados por el virus de desmembró la tierra. Los...