Hermanas Danger

Capítulo 6.

(Alexandra)

¡¡Finalmente!! ¡¡Estamos en California!! Luego de esas 5 insoportables horas de vuelo ¡¡estamos aquí!! Claro que, la más tonta siempre paga no? Al principio del vuelo todo iba muy bien, no hubo turbulencias, la comida fue buena, todo estaba tranquilo; pero a las dos horas, los niños, del asiento de atrás, comenzaron a quejarse, lloraban, gritaban, y se dieron cuenta que patear el asiento de adelante es divertido y claro que ese asiento ¡era el mío! Los padres de los dos monos que tenía atrás dormían muy placidamente mientras sus hijos molestaban a los demás pasajeros. En cambio Sky dormía como un bebé, esa niña no se despertaba para nada. Al rato, los regañe, tratando de ocultar mis instintos salvajes y jalarlos a cada uno por el cabello, y como si ellos me hubieran leído la mente, a los cinco minutos de haberlos regañado, ¡¡empezaron a pellizcarme y jalarme el cabello!! Y justo cuando iba pegarles un buen grito, el papá se despertó y ellos lo miraron con cara de angelitos, él les sonrió y luego me ve a mi con cara de psicópata. Pero en fin, ya acabó todo.

“¿Lograste dormir?” me pregunta Sky, al parecer no se dio cuenta de nada. A lo que yo le lanzó una mirada asesina. “¿Qué?”

“Nada… no diré nada” digo suspirando y volviéndome hacia la ventana. “¡¡¡Mira, se ve el letrero de Hollywood!!!”

Mientras las dos nos asomabamos como enfermas por la ventana tratando de tomar cada ínfimo detalle de Los Ángeles la voz mágica del avión anunció que estábamos a punto de aterrizar. Cuando por fin dejamos de movernos Sky y yo nos sacamos los cinturones y nos levantamos para tomar nuestro equipaje de mano y bajar a recoger nuestras maletas lo antes posible. Sinceramente, estoy de acuerdo con todas las personas que nos miraron con cara de que si estábamos locas, locas de la maldita emoción de por fin estar aquí.

Estábamos esperando a que salieran nuestras maletas, y como tardaban un millón de años decidí buscar un refresco.

“¡Maldito karma de mierda!” Le grito a la máquina expendedora mientras le doy una patada lastimandome mi hermoso y sexy piecito. “¡Mierda, mierda, mierda!” Me agarraba el pie dando saltitos. Definitivamente el día de hoy es un asco, claro que estoy extremadamente feliz por que finalmente estoy en California, pero mi suerte va de mal en peor; osea ¡he soportado a dos demonios durante tres horas y media, no he logrado dormir nada, mi maleta ha tardado 7000 siglos en salir y ahora me golpeo mi pie! ¡Claro! ¡Todo lo malo le pasa a la rubia! En fin, ya estaba en camino cuando veo a la pobre Sky intentando sacar mi maleta de la línea, pero hay un pequeño dato que no le dije, esa maleta estaba que se reventaba de zapatos, por lo que la maleta pesa un montón; cuando casi estoy llegando, Sky logra sacar la maleta, pero como existe la fuerza de gravedad, la maleta cayó sobre ella. Yo como soy tan buena amiga y persona, en lugar de correr a ayudarla a salir de ese aprieto, comienzo a reírme como si el mundo se fuera a acabar, llegando al punto de que estoy arrodillada en el suelo con los brazos alrededor de mi estomago. Cuando noto de que se esta empezando a acumular una pequeña multitud a nuestro alrededor, trato de recuperar mi respiración y ayudarla a levantarse.

“Tranquilos, tranquilos, no hay nada que ver, pueden volver a sus actividades de gente que viaja, tan sólo es una chica torpe que no sabe como levantar una maleta” les digo a la gente a nuestro alrededor. A lo que Sky me lanza una mirada que definitivamente estaba destinada a enviarme directo a la tumba. Dato curioso, jamás me había dado cuenta que el cincuenta por ciento del tiempo nos enviamos mirada asesinas hasta ese momento, pero en fin, así somos nosotras.

Una vez que salimos de la zona de maletas y salimos oficialmente al estado de California, nos dirigimos a tomar un taxi, cuando ya estuvimos dentro del auto amarillo el conductor abrió su puerta asomándose hacia adentro.