Antes muerta que sencilla,¡el balneario de C.C.!

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Despertó desorientada con el ruido de las olas y un par de remos.

Oía a un par de voces que reconoció al par de segundos, ¡Percy, Annabeth!

Quiso saludarlos tras su despertar pero sonó más a "Hakdjafk"

—"¿Mackenzie? —susurró Annabeth inclinándose hacia ella—.Tienes una conmoción grave. Descansa."

Su mente estaba todavía difusa. Annabeth y Percy parecían haber estado en una conversación privada, porque Percy miraba con algo de molestia a Mack, como si su despertar interrumpiera un momento importante. Tal vez fue la sensación de la conmoción. El sol y la sal del mar le molestaban más de lo que podía haberse dado cuenta. Antes de que ninguno de los otros dos semidioses pudiera rechistar, se agarró débilmente al borde del bote y echó su cabeza hacia atrás. En un vago intento de que todos sus sentidos sintieran con menos fuerza el entorno. Raramente le pasaba.

—"¿Mack? —Percy parecía asustado— Annabeth, creo que se ha dado muy fuerte."

— "No os preocupéis por mi ahora. ¿Y Clarisse, y...Tyson?" —soltó el nombre del Cíclope con dificultad recordando como Tyson se adentró a las calderas.

Percy apartó la mirada, notó el temblor del joven héroe. Mientras Annabeth tenía los ojos nublados, como si aquel tema hubiera salido nuevamente.

—" Quizá haya sobrevivido." —dijo la hija de Atenea.

Ese quizás no le sonó alentador a Mack, sabía que al adentrarse a las calderas era un suicidio si no salía a tiempo. Y por las caras supo que no lo logró.

—Annabeth, ¿cuál es la profecía de Quirón?

La semidiosa frunció los labios, y miró a Mackencie como si aquella conversación no le conveniera. La no reclamada miraba al dúo con confusión ante esa pregunta.

—¿la profecía de Quirón?

— Ya sé que Quirón prometió a los dioses que no me lo diría. Pero tú no lo prometiste, ¿verdad? —siguió Percy.

— Saber no siempre es bueno. —Annabeth miró a Percy pero de reojo también a Mack.

—¡Tu madre es la diosa de la sabiduría!

—¡Ya lo sé! Pero cada vez que un héroe se entera de su futuro intenta cambiarlo, y nunca funciona.

—Los dioses están preocupados por algo que haré cuando crezca —aventuró Percy—. O sea, cuando cumpla los dieciséis. ¿Es eso?

Annabeth retorció entre las manos la gorra que llevaba, y Mack no pudo evitar escuchar a su propio corazón ir acelerado.

—No conozco la profecía entera, Percy, Mackenzie, esta profecía...sé que preocupa a los dioses sobre un mestizo de los Tres Grandes: el próximo que viva hasta los dieciséis años. Esa es la verdadera razón de que Zeus, Poseidón y Hades hicieran un pacto después de la Segunda Guerra Mundial y de que juraran no tener más hijos. El siguiente se convertirá en un arma peligrosa.

— ¿Por qué? —preguntó de forma solemne Mack.

— Porque ese héroe decidirá el destino del Olimpo. Él o ella tomará una decisión y, con esa decisión, o bien salvará la Era de los Dioses o bien la destruirá.

Mack como Percy estuvo callada. Con la profecía de Clarisse supo que no eran alentadoras, pero esto era mucho peor.

—Por eso Kronos no me mató el verano pasado. — Percy habló.

Annabeth asintió.

—Podrías resultarle muy útil. Si consigue que te pongas de su lado, los dioses estarán metidos en un grave aprieto.

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⏰ Última actualización: Apr 08, 2020 ⏰

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Mackenzie Ayers y el mar de los monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora