Noche de amor

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Con el paso del tiempo seguimos saliendo durante las noches y así el amor que sentía por él siguió creciendo así como también el sufrimiento con el que acabaría al final. Desde aquella noche en la que me besó, siempre que me veía me saludaba con un beso al igual que la despedida. Sus besos se sentían tan calmantes que si pudiese besar a una persona por toda mi vida sin duda alguna lo escogería a él. Una noche salimos a dar una vuelta y nos sentamos en un parque. Hablamos durante un rato hasta que tomé la decisión de darle un beso por el cuello. En ese momento se gira y me comienza a besar con tanta pasión pero de repente se detuvo y me dice:

-¿Qué pasará si tu madre se entera?-Me pregunta dudoso.
-No tiene porque enterarse, lo estamos haciendo bien hasta ahora.
-Sabes que le tengo mucha confianza y siento que la estoy traicionando.-Dice aterrado.
-Tranquilo que todo saldrá bien.-Le digo mientras me levanto y me coloco justo frente a él.

Me quedé observando lo hermoso que era, realmente me había enamorado de aquella persona y daba todo por verlo sonreír. Luego me acerqué y comencé a besarlo. Mientras lo besaba él hacía unas pausas para que le mordiese el labio. Esa era la parte que más me gustaba de besarlo, morder su labio y sentir como me sujetaba por la cintura. Lo eché para atrás y me senté en su regazo mientras él me daba un fuerte abrazo y me besaba. Luego de un beso bastante largo me levanté y me acosté en el suelo con mi cabeza recostada en su pierna. Contemplaba el cielo como si cada una de aquellas estrellas que se encontraban en el cielo supiesen lo feliz que me hacía estar con él. Mientras miraba las estrellas él posó su mano sobre mi pecho y me acariciaba. Se sentía tan placentero estar en esa posición que me dije a mi mismo "Por fin serás feliz, después de tantas lágrimas derramadas al fin conseguiste alguien que te está haciendo feliz". Recuerdo levantar mi mirada y ver su rostro iluminado por la luna y aquellos dos luceros que tenía por ojos observándome. En ese momento tomamos la decisión de irnos ya que ambos teníamos que madrugar y era demasiado tarde. Nuevamente al despedirnos me abraza y me da un beso mientras me acariciaba la espalda y me sujetaba por la cintura. Una vez llego a mi casa los perros del vecino comenzaron a ladrar y en la lejanía logro escuchar una voz que decía "corre". Era él, me decía corre ya que para poder verlo me tenía que ir a escapadas de mi casa y gracias a los perros mis padres se despertarían y me cogerían en pleno acto de abrir la cerradura. Esa noche me acosté en mi cama con una sonrisa que por más que lo intentara ni lo peor que podría suceder en el mundo lograría desvanecerla.

Un Amor Entre PrimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora