Puntos de sutura (Jotaro)

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Estúpido botiquín... bonito momento para esconderse.

Ah... yare yare daze. Tan solo estaba en el cajón de la cómoda situada en el recibidor. Me apresuré a volver a la habitación, y vi el alivio en los ojos de Kakyoin cuando entré.

-No sabía si volverías... -musitó, avergonzado.

- ¿Por qué no iba a hacerlo? -inquirí, abriendo el botiquín de primeros auxilios y enervando el hilo en la aguja.

-No sé... esto es como un... ¡ay! -exclamó Kakyoin al sentir la primera punzada, incorporándose de golpe. Al ver que eso tan solo le provocaba más dolor, se relajó- Como un sueño. Qué pasó en la batalla contra Dio? Pensé que estaba muerto, mi última voluntad fue comunicarle el stand de Dio a Joseph. ¿Está él bien? ¿Están todos bien? Jotaro... ¿Avdol e Iggy...?

A Kakyoin se le humedecieron los ojos, y tensó la mandíbula. Estaba intentando mantener la compostura inútil e innecesariamente. Corté el hilo tras dar el último punto, y le pasé la mano por la frente y el pelo de manera protectora.

-Tranquilo, hay tiempo para hablar de todo esto. Lo importante ahora es que no te muevas, pues si no se te volverán a abrir los puntos y tu recuperación será más lenta. Ahora nosotros estamos bien... está todo bien. -le dije, en un intento de alejar los pensamientos que pudieran perturbarle o alterarle- El viejo está bien, Polnareff regresó a Francia y no tenemos que preocuparnos más por Dio: ahora está donde debe estar.

-Pero... -Kakyoin observó el entorno con perspicacia- ¿Dónde estamos? Esta no es la casa de tu madre. ¿Ella está bien? Es una persona realmente admirable.

Puede que fuera irritante e ignorara mi consejo de guardar reposo, pero tenía los labios más preciosos del universo. Sabiendo que ya nada importaba, me levanté e, inclinándome sobre él y sujetando su barbilla con delicadeza, le besé. Fueron tan solo unos breves segundos, en los que el tiempo pareció detenerse sin necesidad de utilizar The World.

-Lo importante ahora es que descanses y te recuperes, Kakyoin. Tendremos todo el tiempo que necesitemos para hablar cuando eso suceda. -le dije firmemente.

Tras regalarle una sonrisa fugaz que correspondía a la suya, abandoné la habitación.

Yare yare daze, qué complicado era este chico con el pelo de cereza.

Platinum green [JotaKak]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora