Cap. 3 Escapemos Juntos

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Narra Emilio.

Ya eran las 3:30 a.m. y no podía dormir. No podía sacarme de la cabeza el sueño con Joaquín, que viviera justo en la casa de mi pesadilla, tenía miedo por él, por nosotros, por lo que pasaba.

Mi teléfono vibró, no conocía el número, además era muy tarde, preferí no contestar.

Las llamadas seguían y seguían, quizás era una llamada importante y yo evitándola, termine respondiendo una de aquellas llamadas.

–Sí, ¿Quién es?– trate de contestar lo más calmado posible pero en realidad estaba molesto, ¿a quién se le ocurre llamar tan tarde? –Bueno, ¿Quién habla?...

Se escuchaban respiraciones pero no mencionaban alguna palabra, estaba empezando a sentir miedo junto con un escalofrió recorrer toda mi espalda.

Los murmuros continuaban tanto que no parecían tener final, intente decir algo pero el silencio por mi parte siguió reinando, me atreví y al fin logre hablar.

–Voy a colgar si no dices tu nombre...– advertí.

Aun sin terminar mis palabras se escuchó una pequeña risa del otro lado de la línea, al momento mi piel se erizo y me congele aun con el teléfono en el oído, tenía miedo, sentía sudor frío caer por mi frente y espalda. Colgó, colgó dejándome con una duda en mi interior y un miedo dentro de mi pensamiento que posiblemente me quitaría las horas de sueño que faltaban para entrar a la universidad.

6:30 a.m. mismo día.

Considerando que mi hora de entrada a la universidad es a las 7 a.m. ya voy tarde. Puedo jurar que dormí menos de una hora haciéndome teorías en mi cabeza, quizás fue una broma, esa era mi teoría más certera hasta el momento.

Llegue con apenas 5 minutos de anticipación, no preste atención a nada, solo corrí a mi salón.

Entrando ya estaba Lucas ahí sentado con esa sonrisa que en este momento envidiaba, ¿cómo rayos esta tan feliz el primer lunes después de vacaciones a las 7 a.m.? Bueno, es lo de menos mi lugar ya estaba reservado a un lado del de él, sería una larga mañana.

Empezando las clases pensé en Joaco, tenía miedo aun por lo de anoche, ya eran muchas cosas juntas, primero que nada Joaquín y su cuerpo, no es normal tener tantos moretones y heridas, además, si agregamos su delgadez, fácil podría decirse que ha dejando de comer, después de eso la casa de mi sueño es la de él, y para acabarla de fregar una llamada a las 3 a.m. con risas escalofriantes, creo que me estoy volviendo loco.

Así pasaron todas las demás clases hasta el recreo, claro que agregando regaños por no prestar atención en clase, quedarme dormido durante la clase de matemáticas... lo normal. El receso llego, no podía con mis ganas de salir corriendo a buscar a Joaco, necesitaba verlo por alguna razón aparente.

Busque y busque y no estaba, tanto que empecé a creer que no había ido a clases, pero sería imposible, hasta donde conozco a Joaquín el no mancharía su asistencia a clases perfecta por cualquier cosa, a menos que le haya pasado algo... Dios mío estas dudas me están matando no sé qué hacer.

Por suerte, a lo lejos vi a Andy y me acerque. Ella es su mejor amiga, debe saber dónde está o cual fue la razón por la que no vino.

–Andreaaaa– grite llamando su atención –Perdonen chicas me la llevare un segundo– dije separándola de su grupo de amigas y llevándola a un lugar retirado de ellas.

–Oye que te pasa, estaba ocupada– refunfuño entre dientes.

–¿Dónde está Joaquín?– dije casi inaudible.

Pesadillas reales - EmiliacoWhere stories live. Discover now