-SIETE-

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Sunhee deja caer su mochila y bolsa de mano, al mismo tiempo que caen dos lágrimas sobre sus mejillas. Se dejó caer sobre sus pies, y abrazó sus rodillas con fuerza, mientras más lágrimas salían de sus ojos.

Luego de 19 horas de vuelo, acababa de llegar a su habitación en su nueva casa, y así mismo como estaba la casa, así se sentía ella, vacía.

Sintió dos brazos acariciar su espalda, causando que levantara la cabeza lentamente. A los pocos segundos vio a su hermana rodeándola, para ponerse frente a ella en la misma posición. La cara de la menor se encontraba colorada de tanto llorar, al igual que la de su hermana.

—Deja de llorar, por favor. —Dijo la mayor entre sollozos, limpiando las lágrimas que recorrían sus mejillas.

La hermana dejó salir una risilla, pero aún se notaba la tristeza.—¿Cómo me mandas a dejar de llorar, si no has dejado de hacerlo desde que aterrizamos?

—Tienes razón.—Dijo Sunhee, poniéndose de pie. —De pie.—Ordenó a su hermana,e hizo una seña con las manos.

Sunhee extendió su mano, para ayudar a su hermana a levantarse, y tan pronto estaba a su altura la abrazó fuerte. —Esto es una nueva etapa para todos nosotros.— Movía lentamente su mano sobre el pelo de la menor. —La pasaremos bien, haremos buenos amigos, nos irá bien en el nuevo instituto. Debemos acomodarnos. Ya este es nuestro nuevo hogar.— Se alejó de su hermana al decir esta última parte, para mirarle la cara.

—Estaremos bien.— Continuó. Acarició la mejilla de la otra, eliminando la última lágrima que caía en ella, y le mostró una pequeña sonrisa, contagiando a Sunhye. —Es hora de arreglar las habitaciones. Te encantará el tuyo.

—Pero quiero este cuarto. Es más grande que el mío.— Se quejó la menor.

—Lo siento, soy mayor, y llegué primero, así que es mío.— Dijo mostrándole la lengua, de forma juguetona, a la otra.

Sunhye le miró con desagrado e hizo el mismo gesto antes de salir del cuarto.

Tan pronto su hermana salió, la tristeza volvió a dominar la expresión facial de Sunhee. No creía en lo más mínimo ninguna de las palabras que le dijo a su hermana, pero necesitaba convencerse de ello. Debía ser fuerte, por Sunhye. Ver a su hermanita triste le dolía aún más.

Dejo salir un ruidos suspiro y apretó sus labios. Era hora de comenzar a organizar.

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La puerta del dormitorio de Sunhee comenzó a sonar repetidas veces, sin pausa.

—¿Qué quieren?—Preguntó antes de dejar salir un gruñido.

Siguieron insistiendo sin contestar.

Enojada, se dirige a la puerta, y con fuerza la abre, dejándola chocar de la pared. —¿Qué? —Pregunta al ver el rostro de su hermano.

—Tenemos visita.

—¿Qué visita podemos tener?— Preguntó con una mueca.— Acabamos de llegar, aquí nadie nos conoce.

—Es el jefe de papá, y su familia.

—Qué gente más indeseables. Acabamos de llegar. La casa está vuelta un asco. Esas no son formas de visitar.

—Vamos, y deja de decir estupideces.

—No iré. No me interesa. —Tiró la puerta para cerrarla, pero su hermano le impidió.

—Si no vienes, vendrá papá.

—Puede bajar Dios, y no saldré donde esa gente.— Fingió una sonrisa. —Adiós.—  Esta vez logró cerrar la puerta, y le colocó el seguro.

AWAY {Kim Yugyeom}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora