Danzón N.2

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Hola! Hola! ٩(^ᴗ^)۶ 

Y aquí les traigo más AtsuAku! Con un poquito de DaChuu para no perder la costumbre XD Y es que ¡Dios! Me obsesione ya con estos cuatro que no puedo parar de imaginar historias. Advertencia: Un poquito de Occ no le viene mal a nadie ¿no? ;3; además de un intento de comedia (Lo intento, lo juro!)

Como sabrán (Y si no lo saben ahora mismo se los digo) el mes de septiembre en mi país (México) es el mes de las fiestas por excelencia, donde la música de mariachi resuena a todo lo que da! Por eso me he inspirado en esas canciones románticas, que se cantan bajo los balcones para profesar amor eterno, a la hora de escribir esta pequeña historia. 

Desde ya aviso que serán solo nueve capítulos, cada uno con una canción diferente. Así que espero disfruten un poco de la cultura musical tradicional de mi bello país! (づ ̄ ³ ̄)づ

—0— 

Atsushi Nakajima era un joven como cualquier otro. Vivía con Osamu Dazai en un hogareño departamento ubicado en el centro de aquel pequeño pueblo, ayudándolo en sus ratos libres en la modesta librería que el castaño administraba junto a su amigo, Doppo Kunikida. Así, el joven albino se pasaba las tardes en compañía de ambos mayores, aprendiendo de letras y, cuando tenía suerte, un poco de música con la ayuda de los hermanos Tanizaki, dos jóvenes que trabajaban en una tienda de instrumentos musicales aledaña a la librería. La vida del joven albino no podía ser más tranquila y feliz...

Hasta aquel fatídico día.

Fue en una fresca mañana de Abril, el cielo se encontraba despejado en su totalidad mostrando aquel brillante manto azul. El sol de la época primaveral calentaba con ardor a las personas en el pueblo, animándolas en sus labores y preparaciones para las fiestas de la época. Aquella mañana, Dazai llegó emocionado a la librería después de haber regresado de visitar a Sakunosuke Oda, uno de sus pocos amigos íntimos. Ignorando olímpicamente el típico regaño de Kunikida, el castaño les explicó con brevedad que su buen amigo los había invitado al evento que se celebraba cada año en la mansión del señor Mori.

—No creo que sea lo más adecuado. —Intervino el rubio de lentes. —Sabes que a ese tipo de eventos solo van las personas mejor acomodadas del lugar, nosotros no encajamos en ese mundo.

—¡Oh, vamos! Es una invitación directa. —Dazai se movía de un lado a otro dentro del pequeño local, emocionado con la idea del evento. —¡Será divertido! Además, es una excelente ocasión para que Atsushi se presente en sociedad.

—Una sociedad bastante exclusiva diría yo. —Kunikida acomodó sus lentes, viendo con reproche al castaño por siquiera sugerir algo como eso.

—Tú y yo sabemos que la familia del señor Ougai no hace ese tipo de discriminaciones. —Atsushi veía, escoba en mano, la interesante platica que los mayores estaban teniendo en medio de la librería. —Desde que Mori se casó con Yukichi Fukuzawa las relaciones entre la socialité del pueblo han sido modificadas.

—Más te vale que regresemos temprano. —Kunikida se rindió por fin, sabía que cuando Dazai se ponía en ese plan, cuando tenía una idea bien metida entre ceja y ceja, no había quien pudiera contradecirlo. —Recuerda que el mocoso tiene que comenzar con sus clases de escritura.

—Claro, claro, jamás antepondría mis necesidades frente a las de nuestro pequeño retoño. —Se burló el castaño, palmeando con cuidado la cabeza del albino. —¡Es hora de que saques tus mejores ropa, pequeño Sushi, porque este domingo iremos a una fiesta!

—Pero yo no tengo ropa elegante... —Atsushi, quien hasta ese momento se había mantenido al margen de todo sin decir una sola palabra, se sintió repentinamente nervioso por la efusividad que proyectaba su compañero.

Serenata a la luz de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora