¿Sabes Una Cosa...?

866 132 103
                                    

Hola! Hola! ٩(^ᴗ^)۶

Al parecer esta historia va a terminar antes de lo planeado XDD

Espero que disfruten la lectura tanto como yo disfrute escribiendo!! (づ ̄ ³ ̄)づ

—0—

[¿Sabes una cosa...?

Tengo algo que decirte y no sé cómo explicar lo que te quiero contar...

¿Sabes una cosa...?

Te quiero y te venero, te adoro y te deseo...

¡Cariño, ven y déjate amar!...]

...

Atsushi tarareaba felizmente una de las muchas canciones que pensaba dedicarle a Ryuunosuke cuando volviera a llevarle serenata aquella noche. El joven albino caminaba por la calles del pueblo con una pesada bolsa de mandado llena hasta el tope colgando de su hombro, ya casi era mediodía y él debía apresurarse en regresar a la librería con los encargos que Kunikida le encomendó hacer, sobre todo porque todavía tenía que regresar a preparar la comida; para Atsushi confiarle a Dazai la tarea de preparar la comida, por más sencillo que fuera, no era una buena idea.

Estaba a unas cuantas calles de su destino cuando, del otro lado de la acera, se encontró de frente con el padre de Ryuunosuke. Era una sorpresa que el mayor no estuviera acompañado de su esposo pero Atsushi suponía que el señor Mori simplemente había salido a dar un paseo, al fin y al cabo uno no siempre tiene que estar pegado a su persona amada ¿verdad?

—¡Atsushi! —Saludó Mori en cuanto logró visualizar al menor, cruzando la calle sin reparo alguno para estar más cerca del albino. —¡Que sorpresa! ¿Cómo has estado pequeño? ¿Qué tal va el plan de conquista? ¿Ya puedo ir planeando la boda? Porque déjame decirte que espero muchos nietos.

—Buenas tardes señor Mori, también me alegra volver a verlo. —Respondió el albino haciendo una pequeña reverencia con la cabeza a modo de respeto, ignorando el bochornoso ardor en su sonrojado rostro ante las palabras dichas por el padre de su amado. —Me encuentro bien, muchas gracias por preguntar.

—No hay necesidad de ser tan formal. —Mori revolvió los plateados cabellos del menor, sonriendo misteriosamente. —Después de todo ya eres prácticamente de la familia.

El sonrojo en el rostro de Atsushi aumentó aún más al captar el significado en las palabras del mayor, asintiendo penosamente con una sonrisa risueña que combinaba perfectamente con su expresión de joven enamorado. Era como si su sueño imposible se viera realizado positivamente, la familia de Ryuunosuke aceptaba abiertamente que siguiera cortejando al azabache ¡incluso ya hablaban de planes a futuro! Ahora solo quedaba la parte complicada... Conquistar a Ryuunosuke. Difícil más no imposible.

—Por cierto, ya que estas aquí, aprovechemos este encuentro convenientemente no planeado y como tu futuro suegro necesito que me hagas un pequeño favor ¿podrías enviarle este importante recado a Dazai? Dile que viene de mi parte, él lo entenderá. —Mori comenzó a alejarse por la calle después de haberle entregado un sobre tamaño carta al menor, dejando a Atsushi con las palabras en la boca.

Cuando el albino regresó a la librería lo primero que hizo fue entregarle al castaño el encargo del señor Mori. Dazai miró el sobre con pereza, abriéndolo despreocupadamente mientras seguía acostado sobre el sillón de la librería, leyendo el contenido de la misiva con aburrimiento. Kunikida se acercó a ellos en cuanto vio al albino regresar, exigiéndole al menor que le entregara la bolsa de mandado que llevaba consigo. De improvisto el castaño se levantó con los ojos brillando con emoción, sujetando los hombros de Atsushi y empujándolo hacia la salida.

Serenata a la luz de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora