Carnada (Emiliaco)

III (agarre)

Joaquín abrió la puerta del departamento con cautela, era pasada la media noche y no quería despertar a Emilio, le había enviado un mensaje diciéndole que llegaría temprano ese día, pero no recibió respuesta y asumió que se había quedado dormido.

Entró a la casa y cerró la puerta tras de sí, la luz de la cocina estaba encendida pero no se escuchaba ningún ruido, apoyó la espalda en la pared y se quitó los zapatos, caminó hacia la cocina para apagar la luz y se encontró a Emilio en la lavandería, que era separada de la cocina por un pequeño muro con una ventana y una puerta de lámina.

-¿Amor?- le llamó con voz baja, extrañado, Emilio no respondió, Joaquín le veía con una sonrisa confundida desde la entrada de la cocina mientras Emilio estaba concentrado en sus acciones, Joaquín abrió su sonrisa al ver la fuerza con la que Emilio chapoteaba lo que fuese que estuviera lavando, provocando que pequeñas burbujas de jabón flotaran al rededor -Emi- volvió a llamar, esta vez un poco más fuerte, sacando a Emilio de su ensimismamiento, el rizado volteó a verlo con el rostro serio e inmediatamente después de ver su rostro le sonrió.

-Hola, mi amor- le dijo sin moverse, abriendo la llave del agua fría para enjuagar la prenda que tenía en las manos -llegaste temprano- le dijo, terminando su acción, Joaquín asintió, dejó caer sus zapatos al suelo y se aflojó la corbata, Emilio caminó hacia la secadora, la abrió y arrojó la prenda negra adentro, inicio el ciclo y se secó las manos en el pantalón de la pijama, Joaquín seguía sus acciones con la mirada mientras comenzaba a deshacerse de su uniforme, Emilio se acercó a él y le dio un beso en los labios -¿tienes hambre?- le preguntó Emilio ayudándole a desabotonar la camisa, Joaquín negó.

-Estoy cansado- contestó -me quiero bañar y quiero dormir abrazadito a ti toda la noche- murmuró, acercándose a Emilio para darle otro beso más largo, el rizado sonrió sin dejar de besarle.

-Entonces te espero- susurró, Joaquín se soltó del agarre de Emilio y caminó con la camisa abierta dirigiéndose al baño, cerró la puerta, se desnudó por completo y abrió la regadera.

Se lavó el cuerpo con cansancio, tenía los músculos de la espalda contraídos debido al tiempo que había pasado sentado frente a su escritorio, mientras se lavaba el cabello sintió unas manos ajenas acariciando su pecho y unos labios conocidos dejando besos en su espalda mojada, se enjuagó el rostro, se volteó y abrió los ojos.

-¿Qué haces, Emilio?- preguntó al ver a su novio frente a él, acariciando su pecho mojado, miró hacia abajo, sonrió, obviamente estaba desnudo y su cuerpo estaba comenzando a empaparse junto a él con el agua de la regadera. Emilio no le dijo nada y colocó las manos en sus hombros, Joaquín se dejó recorrer las manos por el pecho de Emilio pero el rizado le detuvo cuando giró con fuerza su cuerpo y le empujó contra la pared, Joaquín sintió el frío de las baldosas en su pecho mojado -ay- se quejó. Emilio comenzó a besar sus hombros y a pasar sus manos por su torso, rodeándole, Joaquín dejó caer su cabeza hacia atrás, reposándola breves segundos en uno de los hombros de Emilio hasta que las manos de su novio tomaron su miembro con fuerza y bajó la cabeza para apoyarla en la pared, colocando sus manos en la pared mojada para mantener el equilibrio -Emi- susurró, Emilio le chistó para evitar que dijera algo y subió una mano a su cintura para pegarlo a su cuerpo, Joaquín soltó un gemido al sentir la erección de Emilio chocar con su piel, el mayor soltó su miembro, haciendo que Joaquín soltara un suspiro de decepción y llevó la mano a su cuello, acariciándole mientras movía la cadera dejando roces calientes en su piel mojada. Joaquín soltó un quejido cuando Emilio hizo presión en el agarre de su cuello, aumentando los movimientos de su cadera y acercándole hacia él -Emilio- se quejó, quitando una de sus manos de la pared donde se apoyaba y poniéndola sobre la mano de Emilio, que no dejaba de rozar su cadera contra su cuerpo -Emilio- le llamó con voz entrecortada dando pequeños golpes sin fuerza en la mano que le sostenía.