Declaración

230 33 1
                                    

En ese momento no había dejado de correr, y bueno, él ejercicio no era como que una de sus actividades favoritas y tampoco destacaba en eso, pero estaba seguro que con todo lo que había corrido en tan poco tiempo fue un récord. Cuando estuvo en uno de esos lugares concurridos con mucha gente, se detuvo a tomar aire mientras analizaba las cosas.
Sentía una sensación molesta en su garganta y la boca seca, también sus manos temblaban al igual que sus piernas.

Sacó su teléfono y notó lo tarde que era, la noche había comenzado a caer y seguramente su padre le llamaría en unos minutos para saber donde se había metido. Metió el celular en su bolsillo y camino hacia la estación de la policía; hubiese corrido pero uno de sus costados había comenzado a dolerle, conocía ese dolor pero había olvidado el nombre.
Sentía que en cada paso que daba, se iba a desmayar. Su cabeza aún no terminaba de asimilar lo que sus ojos vieron, parecía algo tan irreal como una película y él había visto demasiadas.
Estaba temblando, no sentía frío pero su cuerpo tenía espasmos de una forma aterradora, sus manos se sentían extrañas, como si por ellas pasaran pequeñas corrientes eléctricas, quería ir a casa, cerrar los ojos y despertar al día siguiente para darse cuenta qué tal vez había soñado todo eso, que su cabeza le jugaba una mala broma donde eso no era verdad.

Notó la estación de policía a unos pasó y sin recordar el dolor de hace un rato, entró corriendo. No quiso saber la cara que traía por que cuando la chica de la recepción lo vio, se acercó rápidamente a él con una cara de susto.

-Yo...- No tenía aliento, se sentía cansado por haber corrido tanto.

-¿Estas bien?-

-Ví a un hombre asesinar a una chica- lo soltó rápido y directo, pero justo cuando dijo eso, se acercó a un bote de basura a vomitar mientras la chica acariciaba suavemente su espalda y notaba como los demás oficiales le veían raro, pero francamente eso no le importaba en esos momentos.

Cuando termino de dejar su estómago prácticamente ahí, la miro esta vez. Ella tenía una cara de angustia pero no sabía si era por lo que el dijo o por cómo estaba en esos momentos.

-Por favor acompañarme- fue lo único que pidió, y a Tony no le quedó de otra más que obedecer.






-No conseguimos nada- dijo el oficial rubio bajando del auto y encendiendo un cigarro mientras él ofrecía otro a su compañero, quien lo aceptó.

-Francamente, lo esperaba- suspiró poniendo el cigarro en sus labios y encendiéndolo, dándole una calada y sintiendo como el espeso humo pasaba por su garganta- No creo que quien esté cometiendo todos estos asesinatos sea tan...- No término la frase, dejó que su compañero interpretara.

Escuchó su teléfono sonar, y sin muchos ánimos, lo reviso notando el mensaje que estaba escrito ahí.

-Hay un testigo- gruñó y rápidamente captó la atención de su compañero- Esta adentro, vamos- y dándole una ultima calada al cigarro, lo tiro y aplasto con su bota mientras se adentraba al edificio.

Un testigo, al menos eso necesitaba ahorita para que esta tontería avanzara.

Entraron en el lugar donde estaba su jefe esperándolos, eso lejos de tranquilizarlos los puso más inquietos.

-¿Donde está?- preguntó Steve. Normalmente no era impaciente pero en estos caso, parecía ser el primero en perder la cabeza.

-Esta ahí - señaló una oficina donde la gente esperaba- es un niño así que tengan cuidado, además esta muy asustado-

Bucky asintió y junto a Steve se adentró en la sala. El menor salto un poco del susto al escuchar la puerta abrirse y notando como dos tipos bastante intimidantes entraban, se sintió un poco incómodo.

NightmareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora