Capítulo 5
Al salir de la cafetería me subí a un taxi necesitaba estar sola y sobre todo alejarme de Ian, no podía permitir que todo aquello que un día jure guardar en lo más profundo de mi ser volviera a salir, ¿Qué pasaría si lo permitía? , ¿Qué pasaría si él se entera de mi secreto? ¿Podría soportar otro abandono? ¡No Ana ni si quiera debes pensarlo! Me dijo mi subconsciente, no debes acercarte a él, no puedes permitir eso.
Llegue a casa y fui directamente a mi cuarto por suerte Helena no estaba, no tenía ganas de hablar con nadie, no quería que todos me vieran recaer nuevamente. Me recosté y lagrimas comenzaron a salir de mis ojos, no sabía por qué lloraba, no sabía que sucedía con migo.
En realidad lo tenía claro pero no quería pensar en eso, no quería aceptar que el pasado que tanto me costó esconder, amenazara con salir a la luz, no debía permitirlo. No supe cuando me quede dormida, me desperté al escuchar la risa de Helena, al parecer estaba hablando por teléfono. Me levante, eran las 9 de la noche, vi mi rostro en el espejo, se notaba que había llorado. Ahora estando más tranquila podía pensar mejor, no entiendo porque tuve esa crisis, solo me había invitado a cenar. ¿Qué estaba sucediendo con migo?, hace días atrás toda mi vida se encontraba perfectamente en su lugar pero desde que vi por primera vez a Ian, todo cambio, todas aquellas sensaciones que años atrás había guardado bajo llaves salían a flote. No podía explicar porque un sujeto que solo había visto dos veces en mi vida, me producía todos estos sentimientos. Lo que si tenía claro es que no podía permitir que siguiera entrando en mi vida de esa manera, tendría que tratar de evitarlo en el trabajo, cosa que realmente creo imposible, pero debía intentarlo, no podía permitir que el modificara mi vida, que derrumbara con su sola presencia todo lo que me costó años hacer.
Al salir de mi cuarto Helena me miro y corto su llamada, se acerco preocupada
-¿Qué te sucede Ana? ¿Has llorado?- yo no sabía que decir hasta que se me ocurrió una mentira
-es solo que llame a mi madre y sabes que siempre lloro cuando hablo con ella- era obvio que Helena no creía una sola palabra de lo que había dicho, pero como me conoce tanto, sabe perfectamente cuando debe entrometerse en mis asuntos y cuando no.
-si tú dices que fue eso Ana debo creerte pero tú sabes que estoy aquí para lo que necesites
-¡claro que fue eso!... no tendría porque mentirte créeme
-okey- me dijo y se quedo mirándome unos segundos- te creeré, debo contarte algo...
-¿Qué?- le dije mientras las dos nos sentábamos en el sofá
-Bruno me invito a pasar unos días con él en ¡¡¡ New York!!!!- dijo emocionada
-¡que bueno amiga me alegra que sus cosas estén cada día mejor!- le dije sonriendo al fin había algo que me alegrara el día
A lo mejor estar sola por unos días me hará bien, podre pensar y no tendré que andar ocultándome para que no se preocupen por mí
-no te preocupes por mi Helena, sabré subsistir sin tu presencia, ¿quieres que cocine algo?
-no gracias, cocina para ti, yo ya he cenado pizza con Bruno
En realidad no tenía hambre, así que me fui a dormir, pensé ¡mañana será otro día!
Al llegar al trabajo no vi a Ian y eso me tranquilizo, no podría verle la cara, porque había quedado como una completa idiota al salir corriendo de esa forma de su lado, quizás yo imagine una situación diferente, y lo que él quería era simplemente ser amable con su nueva compañera de trabajo.