Una Cruz Imaginaria.

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Fueron pasando los días, nosé cuantos kilos había perdido, pero el cinturón ya no servía, extrañaba a mi mujer, a mi familia, y en las noches lloraba en silencio por mi hija que tal vez ya nunca podría conocer, pero en la historia de la humanidad siempre a pasado lo mismo, en los peores momentos sacamos lo mejor de lo nuestro, y así fue como resistí, aferrado a la esperanza de volver. Me convertí en un líder para los demás, aunque no podíamos ni hablar, el mirarme resistir les daba esperanza. En uno de esos pocos instantes que teníamos para hablar, Raúl me dijo, -ayer no volvió don Martín... Fue así como levante la mirada disimuladamente y pude notar que no estaba don Martín, que ya no éramos esos veintitantos, que ahora éramos menos, eramos 18.
Cada tantos días desaparecía uno más y también llegaban nuevas caras al lugar. En el frente de la casa vehículos misteriosos llegaban y salían a menudo.
Un día miércoles llegó un tipo extraño al lugar era alto de un metro noventa aproximadamente, robusto y estaba encadenado de pies y manos, su forma de ser era agresiva, no tenía miedo de hablar en voz alta, y desafiar a los militares. El segundo día de su estadía en el lugar, trató de golpear a un militar, a punta de golpes y entre cinco lo derribaron, una vez en el suelo, fue acribillado a balazos en frente de todos.
Al anochecer antes de irnos a dormir a mi y dos personas más, Nos hicieron limpiar el lugar, cavar una fosa y enterrar el cuerpo.
No hubo cruces, no hubo oraciones, no hubo flores, ni nada de eso, sólo silencio y miedo, mucho miedo...

Acto de magiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora