20.- Rutina

801 68 96
                                    

Los ojitos le pesaban y la parte derecha de su cuerpo comenzaba a estar ligeramente adormecida por llevar tanto rato sin cambiar de posición sobre la barra del bar. Tenía que reconocer que le salía una sonrisa de pelotudo enorme en la cara si pensaba en lo que le había hecho a Julián sobre ella. Aún escuchaba sus gemidos de placer contra su oreja, sus cuerpos sudados restregándose uno contra el otro encima de la madera y los besos húmedos que su novio le había dejado por todo el cuerpo.

No hacía mucho tiempo sollozaba en ese mismo lugar maldiciendo que Julián no lo mirase y sólo tuviera ojos para Renato o cualquier otro chongo cualquiera. Y hora era su novio. Era su novio y acababa de hacerle el amor allí mismo.

Se giró un poquito más y alzó la mano izquierda para llegar hasta Julián, que parecía exhausto y adormecido a su lado. Aún tenía restos de sudor en la frente, los labios hinchados y el pelito rubio más despeinado que nunca. Mierda. Nunca había estado más hermoso que en ese momento. Ni vestido de pancho ni cuando usaba como pijama su camiseta blanca de dibujitos.

-No te duermas, panchito.

Julián sonrió con los ojos todavía cerrados y Lucas sucumbió a la tentación de dejarle un caminito desordenado de besos sobre el pecho.

-No hay manera de que no sigas diciéndome así, ¿verdad?

-Callate. Te encanta.

Terminó de apoyar el peso de su cuerpo sobre él y suspiró cansado mirando con adoración esa carita de nene chiquito que hacía mucho le había robado el corazón.

-¿Te sentís bien?

En cuanto la pregunta salió de su boca supo que había sido una idiotez formularla. Julián abrió los ojos para mirarlo con ese brillo especial que no se le quitaba desde que se besaron con la última campanada del año anterior.

-No fue mi primera vez.

-Lo sé, sí, es sólo que... Bueno...

Julián alzó la mano para taparle la boca con uno de sus dedos.

-Sé a qué te referís.

-Entonces...- Carraspeó nervioso buscando las palabras adecuadas para preguntar lo que quería saber, pero no había ninguna frase que no expusiera sus inseguridades.- ¿Te gustó? ¿La pasaste bien?

Julián seguía acariciando su boca suave, distraído. Tocarse se había vuelto una necesidad para los dos.

-¿Eso es lo que te preocupa? ¿Que no lo haya disfrutado?

-Sé que tenés más experiencia y... Y yo estaba nervioso.- Confesó algo avergonzado.

-Ey, mirame.- Julián se incorporó con los codos apoyados en la barra, acercándose a él.- Fue el mejor garche de mi vida porque fue con vos.

-Qué decís...

Escondió su cabeza intentando no parecer un adolescente inseguro. Pero escuchar todo aquello era lo que necesitaba.

-¿No me crees? ¿O es que a vos nos te gustó?

-Fue...- Juntó sus narices, acariciándose suave mientras intentaba explicar todo lo que había sentido con él.- No tengo palabras, Juli.- Era cierto.- Nunca había sentido esto por nadie.

-¿Posta?

-Te amo... Fue maravilloso par mí.

-También lo fue para mí.- Julián le dio un beso rápido en la boca y le sonrió con picardía.- Además he de decir que no tenés nada que envidiarle a ningún otro chico con el que estuve...

Tras el cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora