Gray Anderson:
Me encontraba en este frío despacho de Nueva York, con un abogado que hablaba y hablaba, pero realmente... yo hacía rato que había dejado de escuchar lo que me estaba diciendo. La muerte de Úrsula, mi madre adoptiva, me había afectado demasiado. Ya tenía dieciocho años y se suponía... que debía estar pensando sólo en la universidad, pero estaba aquí, en un despacho intentando centrarme en la herencia. Esperaba que mi hermano estuviera aquí conmigo, pero ni siquiera vino hasta la ciudad. Me dejó a mí y a los abogados ocuparnos de todo y yo sólo escuchaba a mi abogado hablar de cosas que no entendía, hasta que llegaron a esa cláusula, una de las más importantes, al menos para mí, ya que me afectaba por completo. No podía disponer de mi parte de la herencia hasta que cumpliera los veintiún años, por la mayoría de edad en Japón. Por lo que Leo se ocuparía de todo mi cuidado hasta la fecha. ¡Tenía que mudarme con él!
No sé cómo iba a tomarse Leo esta noticia, hacía años que no le había vuelto a ver. Se fue a estudiar a Japón cuando yo aún era pequeño y al crecer, acabó haciéndose cargo de las empresas familiares. Supongo que ya no querría salir de Japón, estaba viviendo allí desde hacía tanto tiempo, que toda su vida era esa isla. La verdad es que conocía poco Japón... ¡Por documentales!, pero eso no era suficiente... ¡No conocía absolutamente nada! yo siempre había vivido en Estados Unidos.
Aquel día, estuve ocupado preparando la mochila que tenía que llevarme y mandando mi expediente por correo electrónico a diferentes universidades del país. ¡Esperaba que valiera en inglés! Quiero estudiar medicina. Miré por la casa por si se me olvidaba agarrar algo. Todo me recordaba a Úrsula, había fotografías, y recuerdos en todas y cada una de las salas y por un momento, pensé que no me vendría mal cambiar de aires, intentar olvidar el accidente, aunque no había podido volver a subir a un vehículo desde que ocurrió.
El abogado dijo que había hablado con mi hermano y ya estaba todo solucionado, incluso iba a venir al aeropuerto a por mí. Mi hermano... o más bien... hermanastro y yo, nunca habíamos tenido una buena relación, de hecho era horrible, la peor relación de hermanos jamás vista y no entendía el motivo para que me odiase tanto.
Cuando subí a aquel avión, sentí que el aire me faltaba, era pánico, de hecho, estaba aterrado. No tenía miedo a los aviones, siempre había creído en las palabras que solían decir de "Es el transporte más seguro" pero sí tenía miedo de lo que me esperaba al llegar allí, a esa isla, a una nueva ciudad donde tendría que rehacer mi vida entera, donde no conocía nada, ni las costumbres, ni el idioma, todo era un nuevo mundo que se abriría ante mis ojos y eso me asustaba mucho. Cuando bajé del avión, allí no había nadie. Esperé durante veinte minutos en la puerta por donde había salido y al final supuse que podría estar en la entrada del edificio, así que seguí avanzando por la terminal buscando a mi hermanastro, pero nada. ¿Qué se supone que debía hacer? Sólo tenía un papel que me había facilitado el abogado con la dirección de la casa de mi hermano apuntada. Metí la mano en el bolsillo ¡ni siquiera llevaba dinero suficiente para un taxi! Como mucho unas monedas sueltas, ¡Yens para ser exactos! No entendía el sistema monetario todavía. Según el testamento, el dinero iba a manejarlo todo Leo, yo quedaba completamente subordinado a él ¡No sabía tampoco si estaba muy lejos o cerca su casa!
Esperé allí en la entrada sentado sobre mi mochila, ¡En algún momento tendría que venir mi hermano! Al menos tenía esa esperanza. Veía pasar los taxis pero no había señales de Leo y finalmente, acabé caminando hacia el metro. Con lo poco que llevaba en el bolsillo intenté sacar un billete. Allí vino mi primer problema, ni entendía el idioma, ni las monedas. Al ver mi incertidumbre, un guardia de la estación vino a ayudarme y trató de explicarme con su pésimo inglés cómo funcionaba. Decidí bajarme en el centro de la ciudad ya que habría más gente ¡Debería preguntar a alguien por la dirección, porque no tenía ni idea de donde me encontraba!
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Enamórame (Versión original- expandida)
RomansaGray, un chico estadounidense de dieciocho años acaba de perder a su madre en un accidente y según el testamento debe ir a vivir a Japón con su hermanastro Leo hasta que cumpla los veintiún años de edad. Gray se enfrenta a la pesadilla de su vida. U...