Una Sombra

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Una sombra

Esa noche era tan fría que podría congelarte el alma misma, esa noche las voces de la calle habían sido ahogadas por el grito del silencio, las hojas de los arboles eran cruelmente arrancadas por ventiscas de vientos silbantes. Me encontraba sola, abandonada entre los recuerdos de un pasado infructuoso y escalofriante, pensamientos oscuros abordan mi mente. Había perdido a mi leal compañero, mi amado hermano espiritual y mi fiel compañero canino.

Nuestras vidas habían sido entrelazadas una tarde de verano, mientras me encontraba encerradas entre mis pensamientos en un abandonado parque cerca de casa. Fue amor a primera vista, su mirada era la más hermosa y misteriosa, llena de felicidad e inocencia pura. Sus ojos de diferentes colores habían atrapado mi completa atención, su hermoso pelaje dorado estaba lleno de suciedad y porquerías, pero aun así anhelaba poder acariciar su hermoso pelaje, de gran tamaño pero completa inocencia, a tal punto que sin pensarlo dos veces se arrojo a mis pies en busca de algún acto de ternura de mi parte. No pude escapar ante semejante muestra de humildad y bondad, a los ojos de los demás espectadores yo había atrapado completamente a ese hermoso animal, pero había sido lo contrario.

Meses después habíamos creado una relación casi indestructible, habíamos creado entre nosotros nuestro propio mundo de fantasías, donde el era el gentil gigante que protegía a una doncella de sus propios demonios, el pobre animal carga sobre su hermosa cabeza demonios que espantarían al mas fuerte y persistente.

Una noche un monstruo de dos patas había ingresado a nuestro hogar sin importarle en lo más mínimo nuestra presencia, me encontraba asumida en mis quehaceres, cuando sin mediar palabra, el monstruo me atacó. Había decidió tomar mi cuerpo como un trofeo, destrozo mis ropas, me golpeaba hiriendo mi delicado cuerpo. Al oír mis ahogados gemidos de ayuda, mi hermoso héroe se abalanzó sobre el monstruo de dos patas, destrozando gran parte de su rostro. Nunca había visto tanto odio y furia en esos hermoso ojos, me invadió el miedo como nunca; tocaba mis huesos y me hacia temblar. Pero el monstruo le gano, clavo en el pecho del hermoso animal y mi eterno héroe una negra daga  envenenada con odio y frustración, dejando a mi hermoso héroe canino tendido en el suelo, suplicante de ayuda. La horrenda criatura escapo dejándome desnuda y bañada de sangre y lagrimas. Había perdido mi dócil gigante protector.

Pude vestirte como pude, a pasos lentos y pesados, lleve el cadáver de mi hermoso gigante gentil en brazos a los confines del parque en donde el destino había dedicado presentarnos. Con mis propias manos cave una humilde tumba donde le abandoné.

Me torturaba con los recuerdos de mi hermoso y leal amigo, el ruido de mi alrededor habían sido ahogados por mis sollozos, le extrañaba. Estaba a las mismas puertas del infierno, mis manos se encontraban sosteniendo una soga que me libraría de mis demonios y de sus recuerdos.  De pronto un ruido interrumpe mi horrendo plan, la puerta trasera había sido abierta de golpe, el viento arrojaba los utensilios como su fueran de pluma. Aterrada me baje del taburete, lentamente me deje caer en la cama a la espera  de quien subía pesadamente las escaleras hasta la puerta de mi habitación, la cual lentamente se abría emitiendo un ruido que paralizaba cada musculo de mi cuerpo. Lentamente la sombra de un gigante se asomaba a mi puerta.

Había vuelto…

Relatos cortos (Por ahora suspendida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora