III

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En mis últimos momentos con vida, solo quería morir. Deseaba que todo el dolor que estaba sintiendo se terminara de una buena vez.

No recuerdo ese día con lujo de detalles, solo un día más. Pero sí recuerdo estar tirada en el pasto, aquí, en este hermoso claro que ahora está lleno de flores. Mi lugar favorito. Ese fue un día de invierno, tal vez fue el más frío del año, no lo sé porque no estuve allí para los demás días.

Estuve mucho tiempo tendida en el suelo, sola. Sangre manaba de mí rápidamente, pero no con la suficiente velocidad como para morir pronto. Si alguien hubiese llegado dentro de los quince minutos en que estuve ahí agonizando, tal vez hoy estaría con vida.

Iba a encontrarme con Lucas ahí esa tarde. Lo esperé y no llegó. Ahora que veo las cosas con más claridad agradezco que nunca hubiese llegado. Habría sido el primero en encontrar mi cadáver.

Me caían lágrimas, de dolor, tristeza... y dejaban un trazo húmedo en mi mejilla que hacía que el frío doliera más. El vaho salía por entre mis labios con cada respiración. Respiraba y ahí estaba el vapor. Inhalé y exhalé lentamente por lo que parecieron horas, hasta que ya no lo hice.

Han pasado más de dos semanas desde que me desperté. He tenido todo este tiempo para procesar e intentar entender mi situación actual, y para encontrar cuáles son mis asuntos pendientes, aun así, todavía no he logrado descubrirlos. Desearía abandonar este espacio entre la vida y la muerte en el que me encuentro lo más rápido pueda, sé que será lo mejor para mí.

El sol se está ocultando en el horizonte y yo lo contemplo sentada en un banco del parque, sentada al lado de un par de madres que se cuentan animadamente los chismes del jardín de infantes. A unos metros por delante de mí están los juegos donde niños de varias edades se divierten, despreocupadamente, porque sus padres están cerca de ellos cuidándolos.

Al menos sus padres si están ahí para ellos. Pienso con lástima.

-¿Sabías que el padre de Juan tiene una nueva pareja?- Cuchichea una de las madres sentada a mi lado. No puedo evitar prestar atención a la conversación.

Estaría necesitando un poco de pochoclos para escuchar esta historia.

Es sorprendente la cantidad de conversaciones que he escuchado en estos últimos días. Al ser invisible tengo una gran capacidad para pasar desapercibida y nadie se entera que estoy ahí cuando comienzan a confesar sus oscuros secretos en pleno parque por la tarde.

-¿Hablas en serio? ¡Pero si su esposa murió hace unos meses!- replica la otra mujer, sorprendida al igual que yo. Vaya, eso sí que fue rápido. - ¿O es que ya salía con su nueva pareja desde antes de que su esposa falleciera?

- Ciertamente, parece que esa relación había comenzado antes de que enviudara. Solo pienso en el pobre Juan, perdió a su querida madre de un día para el otro y ahora además...

Me levanto y camino lentamente hacia la entrada del parque alejándome de las señoras. Los dramas de la escuela primaria no son algo que me interesen realmente en este momento; pero escuchar indiscretamente la conversación ajena me dio una idea para comenzar mi búsqueda, así que decido salir del parque por primera vez en mucho tiempo.

Camino un largo rato, deshago el recorrido que hice mi último día cuando salí de mi casa y me dirigí al parque. No me resulta sorprendente que no haya cambiado mucho del paisaje urbano. Las mismas casas siguen en donde estaban, quizás un poco más viejas ahora, algunos autos se ven más destartalados que antes mientras que otros se ven recién comprados.

Se ha hecho de noche para el momento en que me encuentro frente a mi vieja casa. Es de un piso y techo bajo. El césped aún no ha sido revivido por el clima primaveral y la cerca necesita una nueva capa de pintura. Probablemente nadie la haya pintado desde la última vez que Lucas y yo la pintamos el verano que empezamos a salir juntos.

Aun así no es el mismo lugar en el que solía vivir. Las luces están apagadas, tiene un par de vidrios rotos en las ventanas y un gran cartel que dice "SE VENDE" anclado con un palo en medio del patio.

Con que se han ido. ¿Por qué no me asombra?

Con un suspiro cansino decido que no pierdo nada por entrar en mi antigua casa y comprobar que no me he dejado algo inconcluso por ahí. ¿Tal vez hubo una hornalla que no apagué en su momento? Si fuese algo así, los bomberos hubiesen llegado a apagar el fuego hace mucho tiempo o de otra forma la casa estaría consumida hasta sus cimientos.

Atravieso la puerta de entrada sin dificultad. Me recibe una habitación vacía, despojada de muebles. No está la mesa donde solía comer, los electrodomésticos de la cocina fueron llevados, o vendidos, o puede que embargados... no podría saberlo. No hay ninguna luz encendida y el lugar parece cualquier cosa menos acogedor. Hay polvo en el suelo, tela de arañas en las esquinas y ninguna señal de que alguien haya habitado aquí recientemente.

Bueno, parece que hablar con mi familia de acogida no será posible.

Con mis pies que apenas tocan el suelo, me dirijo hacia la pared de la derecha, la atravieso, y me encuentro en mi vieja habitación. No queda nada. Está tan vacía como el resto de la casa. Hay marcas en el suelo donde estuvieron los muebles hace tiempo. Hoyos en las paredes donde antes había colgado cuadros y fotos. Hace frío, como si la casa estuviera tan muerta por dentro como yo.

Una brisa fresca entra por la ventana que está apenas abierta. Un papel vuela desde algún lado del cuarto donde quedó escondido y no se detiene hasta chocar contra la pared a mi lado. Me acuclillo para poder ver qué tiene escrito, ya que no puedo agarrarlo ni moverlo.

De cerca logro distinguir que es una foto, pero está de cara al piso y no puedo ver cómo es, aun así en la parte de atrás se ve que hay una frase escrita.

"Sé que un amor como este no durará por siempre

Pero no me importa, no me importa para nada"

Ah. Esto fue lo único que quedó aquí. Reconozco esta descripción porque Lucas la escribió. Es la letra de una canción que le gustaba mucho. Sé que fotografía tenía esta frase detrás; es una foto nuestra en la que salimos abrazados y sonrientes. Fue tomada tiempo antes de mi muerte, cuando todo estaba bien y parecía que nada podría salir mal. Habrá sido en la época en que nos dijimos nuestros primeros "Te amo".

Tal vez venir hasta aquí no ha sido del todo una pérdida de tiempo. A pesar de no haber encontrado a nadie ni nada que me ayudara a avanzar, toparme con esta fotografía me ha dado el impulso que estaba necesitando para hacer una visita más por hoy. Incluso puede que sea la visita más difícil que tenga que hacer.

Espero que Lucas siga viviendo en el mismo lugar de siempre.

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⏰ Última actualización: Sep 15, 2019 ⏰

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